Por Armando Tezucún
La población campesina e indígena guatemalteca comprende el sector mayoritario de los habitantes del país. La invasión española, y la conquista y sometimiento de las poblaciones indígenas provocaron un cambio radical en las estructuras sociales y crearon un sistema de dominación y explotación que se proyecta hasta el día de hoy y determina la compleja problemática del campo guatemalteco.
El actual movimiento campesino e indígena se articula en una multitud de organizaciones, y si bien muchas se aglutinan en la Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (CENOC), su accionar no siempre coincide ni converge en movilizaciones unitarias y masivas.
Durante la segunda quincena de agosto, un grupo de estas organizaciones realizó toma de carreteras y marchó en la capital. Se trata de la Coordinadora Nacional Indígena y Campesina (CONIC), el Consejo de Organizaciones Mayas de Guatemala (CONG), el Movimiento de Medios de Comunicación Comunitaria, la Conferencia Nacional Oxlajuj Ajpop y la Fundación Rigoberta Menchú Túm.
El 17 de agosto los campesinos realizaron bloqueos en el kilómetro 37 de la ruta al Pacífico, Palín, y en el kilómetro 178 Santa Cruz Muluá, ubicado en Retalhuleu. La toma de carreteras inició a las 7 horas y finalizó hacia el mediodía.
Mientras, en la capital, grupos indígenas provenientes de Totonicapán, Quetzaltenango, Sololá, Quiché, Chimaltenango, Retalhuleu, Suchitepéquez, Escuintla, Alta y Baja Verapaz, Petén, Huehuetenango, Santa Rosa, El Progreso, Izabal y San Marcos marcharon desde El Trébol hasta el Congreso y luego a Casa Presidencial. Según los medios de comunicación, eran alrededor de mil manifestantes.
La cantidad y variedad de las demandas que planteó la movilización refleja la complicada problemática de los campesinos indígenas y la enorme carencia y pobreza que el sistema oligárquico-capitalista provoca en los compañeros. Al organismo legislativo los manifestantes pidieron que se le diera prioridad a una serie de leyes, entre ellas la Ley de Desarrollo Rural Integral, la Ley General de Pueblos Indígenas, la Ley de Radios Comunitarias y la Ley de Lugares Sagrados. Al ejecutivo solicitaron un presupuesto de Q 300 millones anuales para inversión en el campo y otros Q 100 millones para la condonación de la deuda de campesinos por tierras. Además se exigió la atención inmediata a las comunidades que fueron afectadas por las tormentas Ágatha y Álex, la suspensión de órdenes de captura contra dos líderes de San Juan Sacatepéquez, el cierre de la mina Marlin en San Marcos y la suspensión de la extracción de petróleo en Petén.
La respuesta que dieron los jefes de ambos poderes demostró la actitud de desprecio y discriminación hacia los campesinos indígenas que tienen los representantes de las clases dominantes del país. A pesar de que había confirmado que estaría en la cita, el presidente Colom no recibió a los manifestantes, sino que lo hicieron Catalina Soberanis, coordinadora del Sistema Nacional de Diálogo Permanente y otros funcionarios. El dirigente campesino Rodolfo Pocop expresó: “De nuevo deja burlado al movimiento maya-campesino…Con la negativa del presidente a recibirnos, hemos entrado a una etapa de presión social permanente, y vamos a hacer más movilizaciones”. (Diario Prensa Libre, 18/8/10).
En el Congreso los recibió el presidente del organismo Roberto Alejos, con quien acordaron iniciar una mesa de diálogo con la participación de diputados de las diversas bancadas el viernes 20. Pero aquí el desplante fue mayor. Alejos no se presentó, sino que mandó al secretario político de la presidencia del Congreso, Otto Seizig, quien anunció que la reunión no se llevaría a cabo porque sólo dos diputados confirmaron su asistencia, trasladándola para el miércoles 25. En esta otra cita fue notoria la falta de interés de los diputados, su impuntualidad y su escasa asistencia. Al final se acordó continuar la discusión en septiembre.
Como dijimos a propósito de las movilizaciones campesinas de abril y mayo, el gobierno convoca al diálogo sólo para detener las protestas de los compañeros y ganar tiempo. Frente al engaño y la mala voluntad de los funcionarios representantes de la más reaccionaria oligarquía terrateniente, el sector campesino debe entrar en movilización permanente y masiva, y a la par de los objetivos parciales ir perfilando una demanda de reforma agraria profunda e integral.