Por Armando Tezucún
La segunda quincena de septiembre fue prolija en luchas populares. Los temas que predominaron en las protestas fueron el desastre vergonzoso del sistema de salud y el pésimo servicio de energía eléctrica proporcionado por Unión Fenosa y sus filiales, entre muchos otros.
Entre las decenas de conflictos locales en los hospitales y centros de salud encontramos el bloqueo de una hora de la vía de ingreso a la capital en la Calzada Roosevelt protagonizada por compañeros del Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud del Hospital Roosevelt, el 16 de septiembre. Las demandas fueron aumento salarial y mayor presupuesto para el hospital.
El día 20 líderes de los 48 cantones de Totonicapán coordinaron los bloqueos de cuatro tramos de carreteras importantes, en los cuales participaron alrededor de 15 mil pobladores de tres municipios de Totonicapán y dos de Sololá. El punto central de la protesta era contra los cobros excesivos e injustificados de la filial de Unión Fenosa la Distribuidora de Energía Eléctrica de Occidente S. A. (Deocsa). Los compañeros exigieron la nacionalización del servicio eléctrico y que la tarifa social (que implica un subsidio estatal) en el consumo se extienda a los usuarios que consumen hasta 300 kilovatios hora al mes (actualmente cubre a los que consumen hasta 100). Las negociaciones después de los bloqueos continúan sin acuerdos hasta la fecha.
Los días 21 y 23 el Frente Nacional de Lucha y otras organizaciones realizaron otra serie de bloqueos de carreteras y marchas en la ciudad capital. Las tomas de vías se realizaron en 15 puntos del país (Cuatro Caminos, Nahualate, El Rancho el Progreso, San Julián Tactic, Baja Verapaz, El Zarco, Escuintla, La Arenera, La Virgen, Chupol, El Boquerón, Puente Juitilingo Chiquimula, Las Victorias, Piloma y la capital) y participaron 62,500 personas, según datos del FNL.
La marcha de la capital entregó en el Congreso un documento demandando: No a la reducción del presupuesto de salud, nacionalización del servicio de energía eléctrica, reforma fiscal para que el Estado pueda cubrir servicios públicos de calidad, solución a la crisis de la USAC. En la Corte de Constitucionalidad se exigió una respuesta al recurso de inconstitucionalidad contra el contrato petrolero con Perezco.
Los trabajadores del sistema estatal de salud han tenido este año una especial beligerancia en las luchas. Y es que los hospitales y centros de salud están al borde del colapso. Este es un problema estructural que no data de este gobierno, recordemos la valiente lucha de los médicos hospitalarios en 2006. Casi todos los centros asistenciales públicos carecen de medicamentos, insumos, de instalaciones adecuadas, de fondos para pagar servicios básicos; y para agravar la situación en el proyecto de presupuesto del Estado para 2011, el Ministerio de Salud ve disminuida su asignación en Q 222 millones respecto a la asignación actual.
Un artículo del diario Prensa Libre del 8 de octubre señala que tres hospitales nacionales se encuentran en una situación desastrosa. Además tienen crisis de abastecimiento otros 5. Los médicos y trabajadores del Hospital Regional Juan José Ortega de Coatepeque están en paro desde el 27, en protesta por las carencias que padecen. Los trabajadores estatales de la salud en sus luchas recientes han sabido vincular sus demandas con las demandas de otros sectores, como vimos en las recientes movilizaciones.
El Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) propone a los compañeros organizados del sector de salud que se empiece a preparar un movimiento nacional de huelga general en hospitales y centros asistenciales, exigiendo aumento al presupuesto de salud y un servicio eficiente. Durante la huelga de médicos de 2006 fue notoria la falta de apoyo popular organizado, incluso de parte de los trabajadores de servicio no especializados. Creemos que las condiciones han cambiado y que se puede lograr la unidad de los trabajadores del sector salud y el apoyo de otros sectores organizados de la población para quienes ese servicio es vital (campesinos, comunidades barriales, etc.). Además contamos con el despertar del movimiento estudiantil universitario que sin duda estará dispuesto a sumarse a la lucha. Sin un movimiento de esta naturaleza que golpee con fuerza al gobierno, las demandas no serán escuchadas ni solucionadas.