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Por Marcial Rivera

Si este es un gobierno, “Socialdemócrata”, ¿que nos esperará después? Hace poco más de un mes, algunos medios noticiosos, hacían referencia a los hechos suscitados en el Valle del Polochic, en Alta Verapaz. Pareciera que el tema no ha cobrado la importancia debida, pues son pocos los medios que hacen referencia a dicho problema. Hace un par de días uno de los hechos que acaparaba la segunda página de Prensa Libre, versaba sobre la supuesta hija de una guatemalteca, con el actor estadounidense y ex gobernador del Estado de California, Arnold Schwarzenegger. El sesgo dado a este hecho pareciera el de un Premio Nobel, la relevancia dada a esta noticia pareciera la de un hecho relevante.

En enero de 2008, cuando el ciudadano Álvaro Colom Caballeros, tomaba posesión como presidente de la República, aseguraba en su discurso: “Hoy comienza el privilegio de los pobres, el privilegio de los sin oportunidad” habría que cuestionarse respecto a ¿quiénes?, pues acciones como las llevadas a cabo en Marzo del corriente año, no van encaminadas en tal dirección, ¿o es que habrá sido parte del populismo característico de la clase política Guatemalteca? En un país donde hablar de estadísticas de pobreza nos remite a más de la mitad de la población, y donde el salario mínimo que no alcanza a cubrir la canasta básica, referirse a los “más pobres” suena atractivo.

Según la Encuesta del Instituto Nacional de Estadística INE, para el 2006, el 74.4% de población pobre, con bajo nivel de escolaridad, se dedicaba a la agricultura, lo que refleja en gran manera la dinámica económica que impera en Guatemala. Al escuchar al presidente advertir a los “grupos” –organizaciones campesinas- que quieren desestabilizar al país, con quienes no quiere negociar, resulta contradictorio el estribillo de los “más pobres”. Es de conocimiento generalizado que la legislación en materia agraria beneficia a la clase poderosa terrateniente, y no al campesinado. De ahí la referencia al manejo mediático del tema de la tierra, sobre el cual los medios son cómplices de los poderosos al no informar y al manipular la información.

Desde los hechos del 15 de marzo, la población del Polochic, se mantiene en resistencia pacífica, a la espera de posibles soluciones para ellos, hecho que hasta el día de hoy no se ha dado. Son diversas las medidas de hecho que se han llevado a cabo. Durante la resistencia pacífica, el fin de semana pasado, tal como reza el comunicado de la Fundación Guillermo Torrielo “Para hostigar a trabajadores que estaban rescatándolas (las milpas) con el objetivo de dar a comer a sus familias que atraviesan una situación sumamente difícil” al entrar a la finca, los campesinos fueron víctimas de un tiroteo, de un ataque armado por parte de los guardianes de estas fincas. Ante el silencio y la impunidad de las autoridades, la ONU solicitó más control sobre los presuntos cuerpos de seguridad, y el marco internacional de derechos humanos.

Vale la pena, citar nuevamente el comunicado de la organización arriba mencionada “No son las amenazas de seguir los desalojos de comunidades y de reprimir y criminalizar a las organizaciones sociales lo que va a resolver los problemas.” Sin duda alguna, durante el conflicto armado, que por más de treinta años azotó a Guatemala, este tipo de conatos de violencia, en los que del Estado no se podía esperar otra cosa más que represión, eran normales. La violencia en cualquier forma, y de cualquier manera debe constituirse como el último recurso para resolver algún conflicto, debe necesariamente ser la última ratio; en este caso el hecho es que la violencia se convierte en el primer recurso, empleado por las autoridades.

Se puede afirmar también que desde la Contrarrevolución, encabezada por Castillo Armas, no hubo un Estado de Derecho real. Siempre durante las dictaduras militares, se irrespetó la Constitución y las leyes secundarias. Hoy por hoy, la represión ya no es bajo una dictadura militar, sino bajo un gobierno “civil”. Hoy por hoy ya no se viola el Estado de Derecho, éste se utiliza para reprimir de forma violenta y sanguinaria a la población para la que se supone gobierna, y al igual que durante las dictaduras militares con el mismo fin: gobernar en función de la clase dominante. Unámonos entonces al llamado del Comité de Unidad Campesina: “Exigimos a los empresarios Widmann, propietarios de la empresa Chabil Utzaj detener los asesinatos, amenazas de muerte, intimidaciones, y todo el asedio que mantiene en contra de las comunidades del Valle del Polochic”.

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