Otto Perez Molina

Por Armando Tezucún

El Tribunal Supremo Electoral convocó oficialmente a elecciones el 2 de mayo. Las más recientes encuestas nos dan una idea del alineamiento de los partidos. Según la Encuesta Libre publicada por el Diario Prensa Libre el 1 de junio, a la cabeza de la intención de voto se colocan el Partido Patriota (PP) con el 36.9% de los votos, seguido del gubernamental Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), con un 17.6%. Un segundo bloque de partidos lo constituyen el partido Compromiso, Renovación y Orden (CREO) y Libertad Democrática Renovada (LIDER), con 6.2% y 4.3% respectivamente. El tercer bloque lo conforman los partidos que obtendrían menos del 3% de los votos (Prensa Libre 1/6/11).

La encuesta publicada el 6 de junio por el Diario El Periódico, a cargo de Borge y Asociados arrojó resultados similares. Para el PP un 38.8% y para la UNE el 17.5%. Les siguen LIDER y CREO con 4.3% y 2.8% respectivamente. Luego están los demás partidos con menos del 2.6% (diario El Periódico 6/6/11).

A todas luces los principales contendientes serán el PP y la UNE. El primero tiene como candidato a la presidencia a su líder y fundador el general retirado Otto Pérez Molina. La trayectoria de Pérez indica que con un gobierno dirigido por él hay un peligro real de que recrudezca la represión y el hostigamiento contra las organizaciones campesinas, sindicales, indígenas, estudiantiles y de derechos humanos. Se graduó como oficial del ejército en la Escuela Politécnica, realizando después estudios en la Escuela de las Américas (escuela en la que el ejército de los Estados Unidos ha entrenado a los militares represores de América Latina) y en el Inter-American Defense College. Pérez fue comandante militar bajo el gobierno dictatorial del general Ríos Montt, cuando se aplicó la política contra insurgente de Tierra Arrasada. En esta época fue comandante de la base militar en Nebaj y en otros lugares donde ocurrieron masacres, desapariciones y torturas. Posteriormente fue jefe de la inteligencia militar e inspector general del ejército. En 1994 hizo parte de la cúpula militar que fue implicada en el asesinato del juez Edgar Ramiro Elías Ogáldez, así como en la ejecución extra judicial del guerrillero Efraín Bámaca.

El eje de la campaña del PP ha sido la aplicación de medidas drásticas contra la inseguridad y la delincuencia de todo tipo que asola el país. Éste ha sido el punto débil del actual gobierno y le ha valido al PP un apoyo notorio, especialmente en las áreas urbanas del interior y el Distrito Metropolitano. Pérez no es el favorito de las élites oligárquicas. Los gobiernos militares anteriores a 1985 gobernaron con independencia de la oligarquía, aplicando políticas económicas con fuerte inversión pública y una corrupción imparable. La oligarquía no olvida estos hechos. Pero si el PP gana, la élite económica tendrá que presionar y negociar con el nuevo gobierno para lograr sus lineamientos, como lo hizo en el pasado.

La UNE ha representado los intereses de nuevos grupos de la burguesía, que buscan un espacio para impulsar sus intereses (familias Alejos, Cohen, etc.). Su candidata es Sandra Torres, ex primera dama, divorciada del presidente Colom para evitar la prohibición constitucional, con el fin de lograr su inscripción (que aún no se ha concretado). El gobierno de la UNE ha impulsado programas asistenciales de beneficio social, pero ha sido incapaz de enfrentar a la oligarquía, plegándose ante su oposición a reformas fiscales, aumentos presupuestarios y endeudamiento. También ha sido incapaz de frenar el asesinato de dirigentes sindicales y campesinos, y más bien ha tenido políticas represivas, encarcelando dirigentes, apoyando desalojos violentos e imponiendo Estados de Sitio en ciertas regiones del país.

El resto de candidatos tienen muy pocas probabilidades, y gozan del apoyo de diversos sectores de la oligarquía. La excepción es la alianza de la izquierda reformista Frente Amplio, que no ha estado a la altura de una campaña revolucionaria, cayendo en el mismo tipo de campaña de los partidos burgueses, sin decir una palabra de las luchas que están dando los campesinos, los trabajadores de la salud y otros sectores populares.

Ante este panorama hacemos un llamado a los campesinos, trabajadores, indígenas, estudiantes y demás grupos oprimidos y explotados a reflexionar su voto y no permitir que el militarismo regrese al gobierno, así como tampoco los representantes de los empresarios que nos explotan.

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