Por Marcial Rivera
“La Seguridad, no se combate con Mano Dura, se combate con Inteligencia” frase que está resguardad en la memoria, de las y los Guatemaltecos, y que fue repetida en innumerables ocasiones, durante la campaña del actual presidente Colom, y que además fue acuñada, durante el discurso de toma de posesión del mismo.
Si bien es cierto los resultados en materia de seguridad no son alentadores, ha habido una leve mejoría, sin embargo a nivel internacional, Guatemala no puede evitar su imagen de estado Cuasi-fallido, en donde la violencia, el narcotráfico, crimen organizado han pasado a formar parte de la cotidianeidad, sin que las autoridades puedan hacer algo para detener este flagelo de violencia. Aunque aparentemente hay una leve mejoría en la reducción del número de homicidios, y de violencia común, lo cierto es que los niveles de violencia son aún altos.
En días recientes, se dio la aprobación del presidente de la República, en la que se autoriza el reclutamiento de más personal, para “luchar a favor de la seguridad ciudadana” según la edición de Siglo XXI; del nueve de julio, habrá que cuestionar la efectividad, de tal decisión, lo cierto es que no deben destinarse recursos para el ejército, sino para las instituciones encargadas de brindar seguridad, se deja entrever la posibilidad del aumento de hasta 31 mil efectivos, que es la cifra tope según los Acuerdos de Paz.
“Vamos a tener un Ejército apegado a los Acuerdos de Paz, un ejército moderno bien equipado y un Ejército trabajando por su sociedad, no tengo la menor duda” “Queremos conquistar la gobernabilidad democrática, queremos conquistar esa gobernabilidad con la que hemos soñado durante tanto tiempo, con respeto a la ley”.
Estas fueron las palabras pronunciadas durante el discurso de toma de posesión en lo que se refiere al ejército, lo cierto es que la militarización de la seguridad pública, es la realidad actual, no puede negarse la fuerte presencia de efectivos militares, en departamentos donde se registran niveles elevados de violencia. Pareciera que se está en un Estado de guerra, debido al papel del ejército, que equivocadamente ha pasado a ocupar tareas de seguridad, que no le corresponden, y que violan claramente el espíritu de los Acuerdos de Paz.
Según El Periódico, en su edición del 22 de Julio, del presente año, el presidente de la República, fija un presupuesto del 0.33%, detallando las necesidades que existen al interior de la institución castrense, lo que se contrapone a la mística “socialdemócrata” con la que inició su gestión el actual gobierno, por otro lado resulta irónico que el mandatario de la nación solicite mayor presupuesto para las carteras de Salud, Educación y otras; cuando el mismo solicita este porcentaje de presupuesto para el Ejército. Entre otras justificaciones, está la de resguardar la Biosfera Maya, en Petén, zona donde se desarrollan muchas actividades ilícitas en especial el narcotráfico; en donde los Carteles de Droga Mexicanos, se pelean territorios.
En otro orden, si bien es cierto el Artículo 249, de la Constitución Política de la República de Guatemala, establece que “El Ejército prestará su cooperación en situaciones de emergencia o calamidad pública” Debe debatirse respecto a si existe una u otra situación, o en todo caso, si la vorágine de violencia que se vive, es algo que pueda considerarse como Emergencia o Calamidad Pública. Recientemente, el empresariado Guatemalteco, y Centroamericano, se han pronunciado respecto a la Seguridad, pues los altos niveles de violencia, ahuyentan la inversión extranjera y por tanto la generación de empleos, pues cada vez más los Guardias de Seguridad Privada, superan a las y los Agentes de la Policía Nacional Civil, para el caso de Guatemala, son más de 150 empresas que ofrecen este servicio, con casi cincuenta mil Guardias, superan a la institución policial, que a duras penas puede completar los 25 mil.
La posguerra trajo consecuencias desastrosas, para la Región Centroamericana. Maras, violencia, crimen organizado, entre otras. Pero los esfuerzos para pacificar la región Centroamericana, no deben enmarcarse dentro de la filosofía de Militarizar la Región, sino más bien debemos exigirles políticas de prevención de la violencia, y del combate a la violencia, por parte de las autoridades competentes, y no de los Ejércitos, instrumentos de represión del Estado.