Por Leonardo Ixim
El pasado viernes 14 del mes en curso, la Comisión Nacional del Salario, órgano paritario conformado por representantes de los sindicatos y centrales sindicales de trabajadores, las cámaras empresariales y el gobierno a través de los ministerio del trabajo y economía, finalizaron el proceso de revisión del salario mínimo para determinar el valor del mismo en 2013.
Como era de esperar, el resultado fue el mismo de los últimos años, es decir un irrisorio y mísero aumento, esta vez del cinco por ciento. A diferencia de años anteriores, al final el acuerdo contó con el aval tanto de empresarios, trabajadores y gobierno, pues en anteriores ocasiones no se había producido un consenso y el monto del incremento había sido decidido por el presidente de turno.
Este 5 por 100 implica que se aumenta el salario mínimo en Q 3.40 al día para actividades agrícolas y no agrícolas, y Q 3.13, para actividades de exportación y maquilas. Es decir, el nuevo salario mínimo por día en el primer caso será de Q 71.40, y en el segundo será de Q 65.63. Mensualmente el primero será de Q 2,421.75 y en el segundo caso de Q 2,246.24. Esto mientras que la Canasta Básica de Alimentos se ubicó en noviembre en Q 2,609.10, y la Canasta Básica Vital en Q 4,761.13, según reporta el Instituto Nacional de Estadísticas (Prensa Libre 15 de diciembre de 2012).
Este supuesto consenso es resaltado en la prensa burguesa y alabado sobre todo por empresarios y funcionarios gubernamentales, pues los representantes sindicales mostraron cierto descontento. Según Edwin Ortega, representante de los trabajadores en la Comisión Nacional del Salario, “este aumento es insuficiente debido a que son situaciones de carácter estructurales” (Ibídem). Un poco más molesto se mostró Victoriano Zacarías de la Central General de Trabajadores de Guatemala, quien criticó a la parte patronal por negar cualquier reajuste ya que la clase trabajadora se mantiene en la pobreza y sin poder alcanzar ambas canastas (La Hora, 16 de diciembre de 2012).
Por otro lado el sector empresarial y el gobierno se congratularon diciendo que este infeliz aumento se debió a la aplicación de una “formula técnica” que en palabras del titular del Ministerio de Economía, Sergio de la Torre, toma en cuenta la productividad, la proyección de la inflación, la capacidad empresarial y supuestamente las necesidades de los trabajadores (Siglo 21, 12 de diciembre de 2012).
Intuimos que esta supuesta formula técnica que aparentemente toma todos los factores económicos buscando un equilibrio entre las utilidades y ganancias empresariales, la necesidad de reproducción de la fuerza de trabajo y el nivel de precios de productos, es en el fondo otra forma de maquillar la explotación de la mano de obra, escondiendo un hecho que todas las teorías y formulas mágicas burguesas tratan de escamotear: la apropiación de una parte del producto del trabajo realizado por la fuerza laboral, elemento substancial en la generación de ganancias y del funcionamiento de la economía capitalista.
Este “gran acuerdo” se llegó después de que la propuesta empresarial era aun mas mezquina, un aumento del dos por ciento, la gubernamental de un tres y la de algunas organizaciones sindicales del 47 por 100. Además de que dentro de sector sindical, si bien todos cuestionaron la postura empresarial, algunas centrales como el Frente Nacional de Lucha (FNL) y la Asamblea Nacional Magisterial (ANM) apoyaron la del gobierno. Distinto fue el caso de Unsitragua, que en todo momento cuestionó y desenmascaró las actitudes de las patronales.
Pero ¿qué pasó con la mayoría de las organizaciones sindicales que denunciaron las actitudes de los representantes burgueses, nos referimos a Unsitragua, CUSG o CGTG entre otras, que no lograron un aumento mayor? Pues por lo menos en el caso de las que tienen su mayor militancia en el sector privado, como son las centrales mencionadas, las trabas legales y amenazas de despido en parte por la situación de desempleo en la economía, muchas veces las imposibilitan accionar.
Por otra parte, en el caso de los salubristas, aglutinados en su mayoría en el FNL y los maestros en ANM, que tienen más posibilidades de movilizarse, en los últimos meses sus dirigencias, sobre todo en el caso del magisterio, han tenido una política de claudicación hacia el gobierno. Éste por su parte, muy inteligentemente, ha prometido un reajuste salarial a los empleados públicos para el próximo año.
Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) consideramos que no podemos dejar que la patronal aglutinada en el Cacif y este gobierno neoliberal de extrema derecha, hagan caer la crisis sobre los hombros de la clase trabajadora; por tanto es fundamental que los sindicatos y centrales sindicales conformen en todos los centros de trabajo, órganos que se movilicen para que se cumpla mínimamente el aumento del salario mínimo, pero sobre todo que exijan la firmas de contratos colectivos que tengan como base un salario mayor a la Canasta Básica Vital.
De igual forma consideramos que las bases y sindicatos de las distintas centrales se deben organizar en función de exigir una democratización de estas y tener dirigencias comprometidas a luchar por los intereses del proletariado.