Por Juan Castel
La estrategia ya estaba dada el pasado miércoles seis de febrero, en el que se hizo retumbar la inconformidad por las calles capitalinas al paso de la marcha que agrupaba a estudiantes de las diferentes escuelas normales, padres de familia y activistas por la educación, tanto de la capital como del interior del país. La estrategia: “resistir” a las políticas intransigentes del gobierno y de la ministra Cynthia del Águila, que ha sido pieza clave para este juego en que el gobierno desea comprometer a los estudiantes y así terminar con su valiente lucha contra las imposiciones del Ministerio de Educación (Mineduc), que no buscan asimilar ni comprender las situaciones sociales y económicas del estudiantado guatemalteco.
Desde el inicio del plantón a las afueras del Mineduc ya son más de quince días, en que la ministra no ha buscado nada más que disgregar la resistencia de los normalistas, acallar su lucha y seguir en el plan de la total criminalización de la protesta pacífica a la que se han apegado los estudiantes.
Desde el inicio del año escolar se ha hecho notar la poca concurrencia de los alumnos a escribirse en la nueva carrera de “bachillerato en educación” tan defendida por el gobierno como el cambio necesario que debe hacerse en la educación.
Este cambio no responde a una especial preocupación del gobierno de turno por la educación y el desarrollo de nuestro pueblo, sino por las nuevas necesidades que busca suplir en el mercado internacional, al generar docentes que transmitan las necesidades de los nuevos capitales trasnacionales a la mano de obra producida con estos nuevos maestros. Los nuevos docentes estarán más interesados en los cálculos duros y en las exactitudes técnicas, que en el entendimiento social y humano muy propias del magisterio.
El silencio y una que otra paloma mensajera, ha sido la respuesta de la ministra Del Águila a las peticiones de audiencia promovidas por los estudiantes que afuera del Mideduc reciben clases, comen y duermen. Ha sido notorio el creciente movimiento estudiantil, tanto de la capital como del interior, que hace uso de relevos todos los días, para combatir el silencio producido por la ministra.
Las tomas de institutos en el interior y las movilizaciones de normalistas con su voz acompañan desde el occidente a este plantón que no se doblega ante las constantes acciones que buscan intimidara a los estudiantes en resistencia. Representantes del Mineduc han hecho visitas de control a los diferentes colegios de donde proviene el apoyo a los estudiantes en resistencia, pidiendo información de los estudiantes, de los directivos y de la papelería que autoriza a los establecimientos.
Después de nueve días de mantenerse el plantón, la ministra Del Águila envió al viceministro de Calidad Educativa, Eligio Sic con una misiva firmada por ella, en la que hacía convocaba al diálogo con los normalistas, imponiendo como condición la suspensión de las acciones de hecho por parte de los estudiantes. El mismo iba a ser mediado por el Procurador de los Derechos Humanos, quien en el último momento declinó su ofrecimiento al darse cuenta que el Mineduc no dejaría avanzar ningún diálogo porque de entrada manifestó que no daría marcha atrás en la reforma.
El lunes 25 los compañeros normalistas, maestros y padres de familia realizaron una nueva marcha. Tras interponer un amparo en la Corte Suprema de Justicia por la denegación del recurso contra la reforma a la carrera magisterial, conocida como Formación Inicial Docente (FID), la caminata se dirigió al Congreso para dialogar con los diputados que son favorables a los estudiantes. Es evidente el poco respaldo que hay hacia los compañeros tanto en el Congreso como en la PDH, así como la terca intransigencia del gobierno y su ministra de educación.
Los compañeros normalistas tendrán que confiar en sus propias fuerzas y las de sus aliados (maestros, padres de familia, colegios que adversan la reforma, estudiantes universitarios). La participación de estudiantes del interior en la marcha del 25 y en el plantón indica que hay una coordinación eficiente. Es necesario fortalecer la unidad, que conduzca a la formación de un frente de defensa de la educación pública. Exigimos al gobierno que detenga su posición intransigente, suspenda la FID, y entable un verdadero diálogo con los estudiantes, padres de familia, maestros y directores de colegios, suspendiendo la vigencia de los cambios mientras se llega a acuerdos.