Por Juan Castel
El sábado 11 de julio se levantaba el plantón que desde el lunes 6 había cercado el Congreso de la República, medida de fuerza de la Asamblea Social y Popular (ASP) para respaldar el pliego petitorio que entregó el Rector de la Universidad Nacional (USAC) Carlos Alvarado, en nombre de la Plataforma para la Reforma del Estado, al presidente del legislativo Luis Rabbé, el cual exigía la pronta aprobación de la Reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos (L.E.P.P) propuesta por el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
La Asamblea Social y Popular (ASP)
La Asamblea Social y Popular es un proyecto que viene apuntalándose desde antes del sacudimiento del #25ª (protesta masiva de cerca de 30 mil personas el pasado 25 de abril). Este organismo conformado por agrupaciones campesinas, indígenas, de estudiantes, sindicatos, mujeres, autoridades ancestrales y más de medio centenar de representantes comunitarios de los cuatro puntos cardinales del país, se delineaba al inicio del sacudimiento (abril-mayo) como la vanguardia popular que le podría dar el giro a la tendencia clase-mediera que había convocado a la indignación, tendencia enmarcada en el movimiento #RenunciaYa y posteriormente solapada en #JusticiaYa.
Pero con el tiempo la ASP se ha vuelto presa de sus propias carencias, sitiada por la indecisión. Las organizaciones de la ASP viraron de sus tradicionales métodos de lucha de clase de los oprimidos contra los opresores (paros, bloqueos, marchas y plantones) hacia el aplazamiento impuesto por la lógica institucional del Rector “Magnifico” y su vidrio de colores (La Plataforma Para la Reforma del Estado). Esta plataforma respetó en todo momento el calendario de la embajada gringa y del CACIF de movilizar para limpiar el gobierno y luego desmovilizar para evitar una caída de todo el régimen, caída que beneficiaria solo a las formas de poder popular emanadas de la resistencia, lucha y movilización contra el poder burgués.
La indecisión de la ASP tiene su causa en la carencia de una izquierda partidaria fuerte y no como la que se tiene actualmente (URNG, ANN, CPO-CRD), incapaz de imprimir un tinte clasista y anti-sistémico a la coyuntura. De ahí deriva que las ONGs que conforman la ASP respondan a sus agendas de lucha particulares y no a un programa de lucha desde abajo contra los de arriba; cabe recordar que el activismo de las ONGs responde a las contradicciones del sistema capitalista y sin las desigualdades de este último estas no existirían.
La Plataforma para la Reforma del Estado
Fue anunciada con clarinetes y bombos por el Consejo Superior Universitario, que procedió a ungir a su magnífico Rector para liderar tan osada empresa de pugnar con la casta política. Por medio de esta plataforma se invitó a todas las organizaciones sociales que representaran a un sector de la sociedad civil a participar en las pláticas que convendrían en una propuesta de reforma elaborada por técnicos, académicos y expertos en la materia; todo de cara a que la Universidad usara su potestad de proponer iniciativas de ley ante el congreso para que su propuesta fuera aprobada de manera inmediata, ya que contaba con el apoyo de todos los sectores.
La demagogia fue clara cuando en reunión de la Plataforma se anunció que la Universidad no haría uso de su iniciativa de ley para promover otra propuesta de reforma a la LEPP y que pasaría a respaldar la que ya había sido entregada por el Tribunal Supremo Electoral. Esto quiere decir que las mesas de discusión sobre los cambios irrenunciables a la LEPP quedaban de esa manera engavetados. En cambio, el rector prefirió liderar la entrega de un petitorio el pasado lunes 6, al cual también le hizo presente el embajador del imperialismo yanqui Todd Robinson, el cual fue abucheado por los integrantes de la ASP. Tanto el Rector como el Embajador solo hicieron lobby ya que el plantón fue sostenido por los integrantes de la ASP durante toda la semana, a la cual nunca se aparecieron las figuritas de trapo institucional.
Corregir el rumbo
Por eso desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) saludamos como firmantes de la Primera Declaración de la ASP a los compañeros que mantuvieron ese digno plantón que ha dejado de manifiesto que el poder popular solo se puede construir en la lucha, que la conciencia de clase solo se puede clarificar junto a los siempre oprimidos, a los siempre perseguidos, a los siempre combativos sectores del pueblo. Seguiremos llamando a la ASP a ponerse a la cabeza de las movilizaciones en contra de la corrupción como sujeto de cambio que puede imprimirle una tendencia clasista que cambien el actual pacto de explotación de los de arriba contra los de abajo.