Por Leonardo Ixim
La agresión sufrida por estudiantes de la Escuela de Historia y del Honorable Comité Alternativo de Huelga de esa escuela en el desfile bufo -actividad que corona los eventos de la Huelga de Dolores-, cuando fueron obligados por la fuerza, golpeando a varios compañeros, a dejar tal actividad, puede convertirse en un catalizador para la organización estudiantil, junto a otros eventos que se registran en la estatal Universidad de San Carlos (USAC).
Con el reinicio de clases después de la semana santa, se han registrado al interior de la Escuela de Historia dos asambleas generales donde el estudiantado mostró su apoyo a los estudiantes agredidos y su rechazo a las practicas pandilleriles del denominado Honorable Comité de Huelga conocido como zopes. Éstos, que son una estructura conformada por individuos -que en algunos casos lamentablemente son estudiantes- que se dedican actividades delincuenciales como robos de toda índole, son parte de una estructura mayor que también está relacionada con actividades mafiosas. Estas mafias han hecho de la hoy inexistente Asociación de Estudiantes Universitarios, su cobertura para secuestrar todo tipo de lucha estudiantil y convertir la Huelga de Dolores en una fiesta donde la sátira política se transforma bacanal sin sentido.
Estas estructuras mafiosas, por su parte, tienen el amparo de las principales autoridades universitarias, empezando por el rector de la USAC Carlos Alvarado Cerezo, el secretario general Carlos Camey, el decano de la Facultad de Humanidades Walter Mazariegos, el sempiterno representante estudiantil de esa misma facultad Jorge Mario García, una de los cabezas visibles de esta estructura mafiosa; García además es miembro del Partido Unionista del alcalde capitalino Álvaro Arzú y tiene el puesto de alcalde auxiliar de la zona 21, cargos incompatibles con la representación estudiantil que ostenta. En lo que queda de la AEU desde 2012, no existe un secretariado legal sino una comisión interventora del mismo Consejo Superior Universitario (CSU), que además dejó en sus puestos a los mismos delincuentes, entre ellos Guillermo Prera -acusado del asesinato de una taxista- sin que ningún miembro del actual CSU haya rebatido esta antidemocrática decisión.
Recordemos que no es la primera vez que amenazan a miembros de la Escuela de Historia. Ya en 2014 un grupo de matones llegó a amedrentar a las y los estudiantes de esa unidad académica, pero la valentía y la organización del estudiantado obligó a esta banda de lúmpenes a replegarse, no sin antes golpear estudiantes, catedráticas y hasta autoridades de la escuela. Ahora, después de lo sucedido en el desfile bufo, nuevas amenazas se han registrado tras acciones propaganda exigiendo que la “AEU salga del territorio universitario”. Ante esas constantes amenazas, algunas de muerte, se ha interpuesto denuncia ante el Ministerio Público y la Procuraduría de los Derechos Humanos, señalando los nombres de los agresores, esperando que las inoperantes instituciones estatales funcionen.
Es importante señalar que en las asambleas se contó con la presencia de trabajadores universitarios conocidos como planilleros -por estar en los escalafones más desprotegidos- que mostraron su respaldo a las y los estudiantes. Esto demuestra la unidad estudiantil y laboral como un elemento fundamental en las luchas universitarias; estos trabajadores lograron, después de movilizaciones y acciones de hecho en las que fueron apoyados por dirigentes estudiantiles de historia, mejores condiciones laborales y salariales.
Por otro lado, como resultado de las asambleas, se exigirá al Consejo Superior Universitario (CSU) -única instancia con potestad- que se le retire las matrículas a los involucrados en las agresiones y amenazas, que además son parte de estos grupos de matones y mafiosos. Es importante que las autoridades de la Escuela de Historia acompañen, pero que se planten firmemente ante el CSU y el rector para que no ampare estos criminales.
De igual forma es importante seguir articulándose con asociaciones, colectivos estudiantiles y de trabajadores con movilizaciones que fomenten una mayor organización y conciencia para formar un movimiento estudiantil que recupere la AEU o reorganice una nueva institucionalidad representativa del estudiantado. Esto adquiere relevancia cuando el CSU pretende recrear el proceso de reforma universitaria, el cual es un enmarañamiento de comisiones que ahogarán el congreso de reforma con el fin de seguir manteniendo una casta burocrática corrupta dentro de la USAC.