Por Hercilia Cáceres
El pasado 2 de mayo del presente año, en la Universidad de San Carlos de Guatemala -USAC- se llevaron a cabo las elecciones de cuerpos electorales que el próximo 7 de junio votarán al nuevo rector de la USAC. La disputa por el máximo puesto de la universidad estaba entre la ex decana de la Facultad de Farmacia Hada Alvarado que representaba los intereses del sector que aún vive en la “Revolución” de colores financiada por los EE. UU. a lo largo del 2015; Carlos Sierra, quien encarna la continuidad del actual oficialismo de Carlos Alvarado Cerezo y con ello al delincuente decano de la facultad de Humanidades Walter Mazariegos; por último, la opción más alarmante de todas: Murphy Paiz, corrupto exdecano de la facultad de ingeniería, quien es una carta servil del cartel del exrector Estuardo Gálvez.
Las pasadas elecciones se pintan ante autoridades corruptas y represoras como "democráticas", siendo una farsa, además de que no resultan representativas. El actual reglamento electoral deja fuera de la contienda a estudiantes y docentes de escuelas no facultativas, además a todos los centros regionales. Sin mencionar que los docentes pueden ejercer doble voto, uno como docentes y otro como profesionales.
El 2 de mayo, se llevaron a cabo las elecciones de la impunidad, empezando por la violación al Artículo 63 del reglamento de elecciones a rector, que impide hacer publicidad a los posibles candidatos; es necesario resaltar que el 2 de mayo hubo acarreo de personas a favor de Carlos Sierra. La Universidad entera mostró su peor cara cuando el día de las elecciones, un sinnúmero de personas estaba repartiendo volantes, comida, playeras, lapiceros, entre otros productos, principalmente de Paiz y en menos cantidad de Sierra. Las planillas, que deberían ser conformadas por personas íntegras, inteligentes e independientes llevaban color y respondía a uno de los mediocres postores. Los cuerpos electorales son conformados por 5 representantes estudiantiles y docentes de 10 facultades y 5 representantes de cada uno de los 14 colegios profesionales, haciendo un total de 34 cuerpos electorales.
Las planillas eran cuatro, tres que respondían a cada uno de los "posibles" candidatos y una más del sector estudiantil denominada "planillas independientes", organizada por un grupo de oportunistas que buscaban negociar con el mejor oferente. El resultado lo esperaban todos aquellos que tienen los pies sobre la tierra, Murphy Paiz tuvo una aplastante ventaja al ganar un total de 24 cuerpos electorales.
Hada Alvarado representaba la falsa ilusión y en muchos de los casos fanatismo para una cantidad hasta ese día aparentemente grande de estudiantes, docentes y profesionales que aún viven en 2015, pues, intentando utilizar todos los recursos de la lucha anticorrupción, usó figuras como el Juez Miguel Ángel Gálvez y la exfiscal Thelma Alda, pero eso le bastó para ganar nada más que 3 cuerpos electorales. Por otro lado, Carlos Sierra ganó 7 cuerpos electorales, pero impugnó 13 de los cuerpos ganados por Paiz, lo que reduce el número de electores hasta que se resuelva dicha situación.
Cabe mencionar que la Asociación de Estudiantes Universitaria -AEU- interpuso un amparo que pretendía impedir las elecciones debido a la negación de voto a las escuelas no facultativas y centros regionales, pero esto no procedió y solo sirvió para convocar a los medios de comunicación, pero no a los estudiantes. De la mano con las fraudulentas elecciones se habla de un Normativo de Disciplina Académica propuesto por el decano de Arquitectura, Byron Alfredo Rabé Rendon, un exmilitar que propone atentar contra el derecho de libre expresión y libre protesta dentro y fuera de la universidad como medida de represión a lo que se avecina con la llegada del posible nuevo rector Paiz.
Se ve con preocupación la inoperancia del sector estudiantil, acompañada del nivel de conciencia del estudiante universitario, debido a que de proceder la aprobación del normativo, sumando la llegada del nuevo rector puede significar el arribo de tiempos oscuros llenos de represión al sector estudiantil. Por lo que se llama a la comunidad universitaria en sus diferentes unidades académicas a convocar asambleas para que la Reforma Universitaria que desde hace décadas no llega a realizarse, se materialice y busque verdaderos reglamentos que sean equitativos para un gobierno tripartito, conceda mejoras a la educación pública, no se privatice la educación superior y no se desvincule al estudiante sancarlista con la realidad nacional.