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Por Armando Tezucún
En el número anterior de El Socialista Centroamericano escribimos sobre el Programa Nacional de Emergencia y Recuperación Económica, señalando que el gobierno tenía la intención de incluir en él la implementación del convenio 175 de la Organización Internacional del Trabajo que avala el trabajo a tiempo parcial. El día de la publicación de ese número de El Soca, dicho convenio fue retirado del programa y su ratificación quedó fuera de la agenda del Congreso, trasladando su discusión al seno de la Comisión Tripartita coordinada por el Ministerio de Trabajo.
A pesar de ello, en una reunión con directivos de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), el presidente Álvaro Colom prometió que respaldará la ratificación en el Congreso del nefasto convenio (Diario El Periódico 20/3/09) como medida para hacer frente a la crisis. Colom, como empresario maquilero, fue directivo de esa asociación en los años ochenta y no es de extrañar que a pesar de su discurso y su demagogia populista se identifique y defienda los intereses de este sector de la burguesía.
El sector exportador, en especial el de productos no tradicionales que vende su mercadería a Estados Unidos, es de los que está siendo más afectado por la aguda crisis por la que atraviesa el capitalismo gringo. El sector maquilero de vestuario y textiles, por ejemplo, ha tenido una baja en sus ventas en enero y febrero de un 34 por ciento respecto a los mismos meses del año pasado. En lo que va del año han cerrado 22 empresas, lanzando a la desocupación a más de 11 mil trabajadores. Según Carlos Amador, presidente de Agexport, “La flexibilidad del Convenio 175 podría contribuir a que se detenga lo que está ocurriendo, como cierres de maquilas” (Diario Prensa Libre 21/3/09). Además de que los trabajadores maquileros quedaron fuera del aumento al salario mínimo efectivo a partir de enero (medida que fue otra muestra de la preferencia de Colom por sus colegas explotadores), los empresarios están haciendo recaer sobre ellas y ellos el peso de la crisis, lanzándoles al desempleo. Recordemos que las condiciones de trabajo en las maquilas, en especial en las que son propiedad de coreanos, son de los peor. Los obreros, en su mayoría mujeres, son víctimas de incontables abusos y violaciones al reglamento de trabajo.
Según Amador, el trabajo a tiempo parcial que avala el Convenio 175 permitiría sacar adelante a las empresas golpeadas por la crisis. Sin embargo, la salvación de los empresarios sería a costa del deterioro de las condiciones de trabajo de las obreras y obreros. Actualmente la Constitución de la República garantiza, en su artículo 102 apartado G, que el trabajador que labore menos de las 8 horas diarias o las horas estipuladas para la jornada nocturna, tiene derecho a recibir íntegro el salario semanal. El trabajo a tiempo parcial, o por horas, eliminaría una serie de ventajas y prestaciones a que tienen derecho los trabajadores, producto en muchos casos de largas luchas del movimiento obrero mundial, que están condicionadas por la jornada laboral legal de 8 horas.
En primer lugar, desaparecería el derecho al bono del catorceavo mes y al aguinaldo. El derecho a vacaciones quedaría también en entredicho, junto con el derecho a la jubilación. Al ser un horario irregular, las cuotas al Instituto de Seguridad Social serían también irregulares poniendo en peligro este derecho histórico de los trabajadores. En el caso de las obreras, ellas quedarían desprotegidas al embarazarse y durante el período de lactancia. Se perdería también el derecho al séptimo día de descanso pagado. Desaparecerían los pactos colectivos, que garantizan estabilidad laboral a los trabajadores y se amenaza el derecho a sindicalización.
En Guatemala, aún con los derechos garantizados por el código del trabajo, los patronos abusan y violan constantemente los derechos de los trabajadores, aparte que las inspectorías del Ministerio de Trabajo son ineficaces, y tanto los inspectores como los tribunales del trabajo se dejan corromper y comprar por la patronal.
Al comprometerse a apoyar la ratificación del Convenio 175 de la OIT, el presidente Colom se está revelando como enemigo de las clases trabajadoras y populares. Los socialistas revolucionarios llamamos a trabajadores y trabajadoras a rechazar este atentado contra sus derechos laborales básicos.