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Por Leonardo Ixim

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Los mecanismos del Plan Mérida ya han comenzando y una de las primeras medidas del imperialismo en la lucha contra el narcotráfico (fachada del plan), es entregar equipo militar a las fuerzas de seguridad pública.

Dentro de estas primeras acciones del Plan Mérida, programa del imperialismo para combatir el narcotráfico pero que tiene finalidades de control social ante la agudización de la crisis del capitalismo y la ejecución del Plan Puebla Panamá, se acaba de entregar por parte del gobierno de la potencia del Norte tres lanchas Boston Whaler, 20 visores nocturnos así como 16 millones de dólares para el combate del narco.

El dinero que se entregó, según declaraciones del embajador yanqui Stephan McFarland al matutino de derecha Prensa Libre, mejorará la capacidad de las fuerzas represivas en materia de lucha antinarcóticos, y financiará programas para la prevención del consumo de drogas, lucha contra las maras y apoyo a los organismos que imparten justicia, el Ministerio Publico y el Organismo Judicial.

Recordemos que dicho plan fue aprobado por el senado gringo con un monto de 400 millones para México y 65 millones de dólares para Centroamérica; con la fachada de lucha contra el narco se plantea equipar con alta tecnología a los ejércitos de la subregión Mesoamericana además de programas de ayuda para fortalecer las instituciones encargadas de impartir justicia y programas de prevención del delito.

El narco, en el caso de Guatemala, tiene sus raíces en la impunidad con que operan los grupos poderosos se dediquen actividades licitas o ilícitas, además la ubicación geográfica del país que se ha vuelto bodega, paso para las drogas y más recientemente un mercado potencial especialmente del crack. Los orígenes de este problema los podemos rastrear en la alianza de militares que adquirieron fortuna como operadores de la estrategia contrainsurgente, empresarios, políticos y narcos de otros países que han visto a Guatemala como su emporio para esta actividad.

Nosotros planteamos que la lucha contra este flagelo tiene que acabar el poder de estos magnates de la droga en los países productores y de paso, también controlar a los financistas y los que lavan el dinero de esta actividad que se encuentra en los bancos de los centros imperiales, así como también campañas de prevención del consumo especialmente en los países de mayor consumo que son los del centro del sistema.

Otro factor importante, a nuestro punto de vista, es legalizar el consumo en pequeña dosis de drogas blandas como la mariguana así como el auto cultivo de dicha planta; algo que habría que estudiar es legalizar el consumo de cocaína y drogas más fuertes también en pequeñas dosis junto a campañas de prevención de su consumo tomando en cuenta lo destructivas que son, pues eso sería una medida en función de controlar el mercado animando precios bajos y reduciendo las ganancias de los que se benefician con el comercio de estupefacientes pero también generado un problema de salud pública.

La lucha contra el narcotráfico no va poder ser detenida mientras las ganancias de este negocio no sean controladas, específicamente los márgenes que obtienen bancos de las naciones imperialistas, por lo tanto en el sistema capitalista regido por la búsqueda máxima de ganancias esta actividad es una de las más lucrativas y la tan cacareada lucha contra el narco es nada más que una lucha intraburguesa a nivel planetario por ver quién se queda con la mejor tajada, donde sin duda está involucrado todo el establecimiento que controla los Estados de las naciones del Norte.

Sobre los verdaderos fines del Plan Mérida ya se ha escrito en El Socialista Centroamericano, la finalidad de parte del imperialismo y las burguesías dependientes es prever estallidos sociales ante la agudización de la crisis capitalista y ser gendarme para las lógicas de acumulación que se imponen en nuestra subregión.

Creemos que dentro de los marcos de este decadente y corruptos sistema, donde la moralidad es podrida y se vuelve doble moral, la ética se pierde en los valores de la competencia y la destrucción de lo social y lo natural, recordando un tango de inicios del siglo XX que nos dice que esta sociedad regida bajo el capital “siempre fue y será una porquería”, no se puede combatir dicho flagelo.

Esto se dará en una sociedad socialista donde no haya ganancias producidas por el comercio de drogas y su consumo, que tendría que ir reduciéndose, sea controlado por los mismos consumidores con apoyo de la sociedad sin clases.

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