Por Leonardo Ixim

El pasado 18 de mayo se realizó el foro “Perspectivas de la Izquierda Partidaria ante la Coyuntura Política y Electoral”, organizado por el Psoca, la Asociación Civil El Observador, el Centro de Políticas Públicas para el Socialismo y el Colectivo Rosa Luxemburgo.

El evento, que tuvo un lleno total, convocó a organizaciones de izquierda, electorales o no, para exponer su posición política ante la coyuntura, marcada por el próximo evento electoral del 16 de junio.

Se invitó a los partidos electorales Convergencia, el Movimiento de Liberación de los Pueblos (MLP), el Movimiento Político WINAQ y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), así como al Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT), y participó en la mesa de ponentes el Partido Socialista Centroamericano. Desgraciadamente, tanto Convergencia como el MLP, pese a ser convocados con antelación, no participaron.

El PGT mostró dos posturas presentadas por dos personas distintas, una claramente abstencionista, que ha sido la tradición de esta agrupación desde que se refundó, y la otra similar a la nuestra, haciendo un llamado a votar críticamente por las organizaciones de izquierda. Los partidos WINAQ y URNG expresaron sus posiciones claramente electoralistas pero con planteamientos críticos hacia algunos elementos del modelo social y del régimen político, aunque sin expresar un rompimiento total.

Las organizaciones convocantes elaboramos un posicionamiento conjunto, que identifica la situación actual a partir del rompimiento del proceso revolucionario de 1954, el remozamiento del Estado a partir del proceso de “transición a la democracia” que diseñó el actual régimen político, el cual fue obligando -ante evidentes errores y un programa claramente reformista- a la izquierda insurgente a aceptar un nuevo marco constitucional elaborado en 1985 bajo la dirección del ejército, el imperialismo gringo y la oligarquía.

Esta izquierda, que además de conducir una guerra contra el Estado orientó, no sin vacilaciones, al movimiento popular, tras la firma de los Acuerdos de Paz como URNG, llegó a convertirse en un partido electoralista que además inició una desagregación que se refleja en las cuatro fuerzas que se definen de izquierda y aun en otras fuerzas que están más hacia la centro-izquierda y centro-derecha. Mientras que el movimiento popular se fue parcializando (mediado por los intereses de la ayuda externa) a nichos reducidos de acción.

El documento conjunto, además, hace referencia a los privilegios que los grupos de poder oligárquicos y burgueses acumulan en torno al Estado, a la no diferenciación existente entre capital limpio y mafioso, al tema de la corrupción como un reflejo de este manejo patrimonialista del Estado y cómo la comunidad internacional necesita organismos de tutelaje para que funcione un mínimo estado de derecho. Así también hace un llamado a la unidad de las fuerzas de izquierda, por ser dentro del régimen de partidos existente “el resabio de ética y dignidad”, para hacerle frente a los intereses egoístas y mezquinos del proyecto de la derecha guatemalteca.

Por su parte, el PSOCA, representado por el compañero Joseph Herrera, caracterizó al gobierno actual como un intento de agrupamientos de elementos reaccionarios y anti-comunistas que buscan resistir el control de la comunidad internacional y poner freno a las investigaciones por corrupción de órganos del Ministerio Publico y la CICIG. Por otro lado, consideró que para eliminar el modelo social extractivista es necesaria una grandiosa movilización revolucionaria para lograr la nacionalización de todas las empresas vinculadas al monocultivo y la extracción, siempre y cuando sea aceptada por las comunidades que más sufren las presencia de éstas y se articule un programa de defensa de los derechos de los pueblos y los trabajadores.

En cuanto a la estratégica de cada organización, se mencionó que partimos del concepto leninista de la necesidad de un partido revolucionario para que una revolución se dé efectivamente, es decir para que las masas oprimidas y explotadas tomen el poder y transformen el país en su beneficio. Este partido debe ser capaz de dar coherencia y orientación al descontento y rebeldía de los trabajadores, campesinos, etc., en torno a un programa democrático radical, que tenga una dinámica antisistémica y movilice permanente a las masas, profundizando las transformaciones revolucionarias.

Por último, en lo que respecta a este proceso electoral se reafirmó nuestra política de votar críticamente por los candidatos de izquierda y con más énfasis, en los que provienen de las luchas populares. Así como la necesidad de articularnos en torno a la propuesta de una Asamblea Constituyente Originaria, de los Pueblos y Trabajadores, que le disputen el poder a los factores de poder burgués.

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