Por Armando Tezucún
Según los datos que ha divulgado el Banco de Guatemala, durante 2019 el Producto Interno Bruto tuvo un crecimiento del 3.5%, frente a un crecimiento de 3.1% en 2018. Este nivel de desempeño de la economía guatemalteca no excede el rango promedio que ha tenido al menos en los últimos 10 años (3.46%). En los últimos 15 años el punto más bajo se tuvo en 2009 con el 0.5%, producto de la crisis económica mundial, y su punto más alto en 2006, 5.4%. El buen desempeño en 2006 debería haber sido continuado y mejorado, sin embargo, la crisis mundial del capitalismo y el modelo económico oligárquico basado en medidas neoliberales, la agroexportación, la extracción de recursos naturales y la precarización del trabajo asalariado, lo impidieron.
Por tanto podemos hablar un estancamiento relativo o un crecimiento por inercia de la economía guatemalteca, que no da respuestas a las urgentes necesidades de la población, que crece anualmente a un ritmo mucho mayor que el Producto Interno Bruto, dejando a decenas de miles de personas fuera las oportunidades de una vida digna.
Regresando al desempeño de 2019, el volumen de las exportaciones alcanzó los US$ 11.1 mil millones, con un crecimiento de un magro 2% respecto a 2018; según los empresarios exportadores esto se debió a la desaceleración mundial causada por el conflicto comercial entre Estados Unidos y China, la desaceleración de la economía europea y la caída de los precios de las materias primas de exportación (café, aceite de palma, entre otros). El volumen de las importaciones fue de US$ 19.8 millardos, con un crecimiento del 1.1% respecto al año anterior (El Periódico 7/02/2020); el resultado de las importaciones nos da una idea del bajo desempeño de la economía, pues en este rubro están las compras de insumos y materias primas que necesitan las fábricas y centros de producción para trabajar.
Hasta el mes de junio, la Inversión Extranjera Directa (procedente principalmente de Estados Unidos, México y Colombia) había bajado un 1.9% respecto al mismo período de 2018, llegando a US$ 535 (US$ 671.4 a septiembre) (Prensa Libre 23/10/2019).
Una economía tan pobre está en la base de la constante migración de guatemaltecos hacia los Estados Unidos; paradójicamente, las remesas enviadas por los trabajadores migrantes a sus familiares ascendieron a un monto de Q 10,508 millones, igualando casi al monto total de las exportaciones, superando a la inversión extranjera directa y representando el 13.8% del PIB (El Periódico 9/01/2020). Las remesas sostienen aproximadamente al 40 por ciento de la población guatemalteca, 6.2 millones de personas (Prensa Libre 13/01/2020).
El estancamiento relativo de la economía tiene consecuencias sociales graves, que ilustramos con algunos datos: un 59% de la población vive bajo el umbral de pobreza, y el 23.4% en pobreza extrema (este porcentaje es 1.7 veces mayor entre la población indígena); el 70% de la población económicamente activa se desempeña en el sector informal, que representa el 22% del PIB; el 1% de los guatemaltecos más ricos (160 mil personas) tienen el mismo ingreso que el 40% de la población (6.4 millones de personas) (Prensa Libre 13/01/2020). Según datos del Instituto Nacional de Estadística cada año se incorporan 200 mil personas a la Población Económicamente Activa, pero la economía solamente genera unos 20 mil empleos formales, creándose un déficit de 3 millones de plazas formales, afectando sobre todo a jóvenes entre 15 y 25 años de edad.
El empresariado busca mantener su margen de ganancias en base a salarios bajos y políticas como trabajo a tiempo parcial, precarizando el trabajo. Los salarios mínimos no aumentaron en 2019 y para 2020 el expresidente Jimmy Morales decretó un aumento del, del 3.03% para las actividades no agrícolas, 2.93% para actividades exportadoras y de maquila, dejando estancados los salarios en el campo.
El presente año el cambio de gobierno ha causado un incremento en el Índice de Confianza de la Actividad Económica entre los empresarios, llegando en enero a 66.50 puntos, el mejor resultado en los últimos 24 meses (Prensa Libre 1/02/2020). Se espera una recuperación en los precios de algunos productos de exportación, estabilidad cambiaria y en las tasas de interés, y las medidas económicas anunciadas por el gobierno de Giammattei constituyen la base de esta confianza. Pero entre el paquete económico los empresarios esperan que se implemente el reglamento del trabajo a tiempo parcial, suspendido por la Corte de Constitucionalidad. Además, las medidas represivas tomadas por el nuevo gobierno (estados de prevención, ley antimaras) no auguran nada bueno para los trabajadores y el pueblo. Los empresarios y el gobierno buscarán que la economía crezca a base de sobre explotación y represión. Las organizaciones populares debemos prepararnos para enfrentar unidas esta ofensiva.