Por Joseph Manuel A. Herrera
La incapacidad de la clase dirigente para gobernar como lo hacían hasta antes de la crisis del régimen de 1985, iniciada con la caída de Otto Perez Molina en 2015, está más que latente en la realidad política del país, bastara ver las acciones del propio presidente para certificar la falta de voluntad de poder de la burguesía chapina en esta nueva etapa de crisis.
Pan sobrevalorado, medicinas falsificadas, síntomas de una burguesía incapaz
El acto circense es la mayor destreza política que ha desarrollado la burguesía en Guatemala, su incapacidad histórica para dirigir coherentemente a la sociedad, es matizada por su habilidad para engañar al pueblo bajo nuevas modalidades de artificio.
Es así que el flamante gobierno de Alejandro Giammattei ha demostrado nuevamente la habilidad de la derecha militarista para recambiarse, para transformarse de forma y no de fondo, para poder presentarse a la población guatemalteca en una nueva versión de fácil digestión para el vox populi dominante. Claro está, esto encuentra fuertes bases en la cortoplacista memoria historia del pueblo.
Lo primero que ha hecho el presidente es darse un baño de falsa popularidad promovido por su propia demagogia, pues el lunes 27 de enero a menos de 15 días de haber asumido el cargo, denunció públicamente la compra de pan francés sobrevalorado por el anterior gobierno, por medio de la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad de la Presidencia (SAAS). La sobrevaloración consiste, en que la fila de francés (de 6 unidades), que en las panaderías cuesta Q.2, fue reportada por la propia SAAS durante 2019 a Q.16 por fila. También agrego el presidente que la SAAS había adquirido licor bajo el mote de “víveres” (LaRed 28.01.2020).
“Obviamente, (Q16 por una fila de pan) perjudica los intereses del Estado, de Q2 al Q16 hay una gran diferencia”, declaro el presidente al rotativo Publinews (28.01.2020). Esto contrasto con las declaraciones de la panadería (Pangeli) que vende dicho francés al ejecutivo, pues ellos sostienen que el precio por unidad de francés en el portal de adquisiciones y contrataciones del Estado (Guatecompras.gt) es Q. 0.40, lo que sería igual a Q2.40 por fila.
De corroborarse esto, se afianzaría lo que ya todos sabemos –pero unos prefieren olvidar, para impresionarse recurrentemente–, que la SAAS no solo ha simulado compras en el pasado, sino que sigue con la practica espuria de sobrevalorar gastos, para hacerse del excedente dinerario una vez hecho el pago a los proveedores del Estado. Basta con recordar los lentes del ex presidente Jimmy Morales –de Q.21, 900– y la compra de ricos manjares para la presidencia.
Ahí no quedo el acto circense de Giammattei, pues parece que está comprometido con hacer de su gobierno, una gestión del desastre por medio del permanente espectáculo trivial y de las pantomimas públicas. El día martes 28, el titular del rotativo Publinews rezaba así: “El presidente, Alejandro Giammattei, anunció que presentó una denuncia formal al Ministerio Público por la compra de medicamentos falsos; asimismo, informó que mañana se realizará la primera reunión con la Comisión Presidencial contra la Corrupción en la cual se nombrará al director.” (28.01.2020).
Este segundo acto del presidente en funciones esta mejor trabajado en lo que se refiere a los elementos histriónicos en escena; pues el propio presidente anuncio que la denuncia anónima en que se señala a la anterior administración del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) y a los directivos del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (I.G.S.S) de comprar medicamentos falsos, fue enviada a su correspondencia personal en Casa Presidencial; queriendo regresar Giammattei a la paródica visión del caudillo que se encarga de los más pequeños asuntos que suceden en la tropical Guatemala.
El presidente marco el compás y el tiempo que durara la escena, el Ministerio Publico (MP) y su Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI) no perdieron el tiempo, y ante las denuncias expresamente puestas por el presidente, se dieron cita a las instalaciones de Casa Presidencial, así como a la direccion general del MSPAS y del IGGS, para recabar la evidencia que esclarezca los delitos que se pudieron haber cometido durante la anterior administración de Jimmy Morales, tanto por la SAAS, como por la administración de la sanidad pública y del seguro social.
Mucho circo, cada vez menos pan
Es burlesca la envergadura del debate político estos días en Guatemala, pues el presidente es el que ha querido marcar la pauta publicitaria de la opinión pública, desde su circo echando sobre la nefasta administración del hoy sin rastro Jimmy Morales todos los escozores generados por el propio régimen político de democracia burguesa tutelada que impera en Guatemala, donde es una minoría la que sangra las arcas estatales, que la mayoría de los guatemaltecos sostenemos con los impuestos a los bienes y al consumo.
Minoría de la que no es un personaje nuevo el propia presidente, pues el mismo ostento cargos ministeriales durante la última dictadura del general Óscar Humberto Mejía Víctores, así como durante los gobiernos más corruptos de la historia de Guatemala, nombrando solo algunos como los de la Democracia Cristiana (DC) de Vinicio Cerezo y jefe de penitenciarias durante el empresarial gobierno de Oscar Berger. Esto sin olvidar los muchos personajes del gobierno de Alfonso Portillo y el Frente Republicano Guatemalteco (FRG) del difundo Rios Montt y del desaparecido Partido Patriota (PP) de Otto Perez Molina, que han sido revivido a la arena política, integrados en la actual administración de Giammattei.
Las denuncias de Alejandro Giammatei, si bien están fundadas en una práctica burocrática de corrupción conocida por todos, práctica que los agentes del Estado han usado para enriquecerse ilícitamente (acumulación originaria de capital de las nuevas fracciones burguesas), incluso desde antes del regreso a la democracia en 1985. No está encaminada a otra cosa, que hacer un show político de los cadáveres de la pasada administración, con el único fin de fortalecer la opinión pública sobre su reaccionaria Comisión Presidencial Contra la Corrupción, que más que encaminada a esclarecer los mecanismos por los que esta minoría se ha enriquecido por medio del Estado, solo busca engañar a los tontos, como lo hiciera Jimmy Morales al inicio de su mandato.
En lo hechos, después de la cháchara campechana habitual en la boca del soez presidente, de los actos públicos donde el primer magistrado de la nación habla de su cacería de brujas –su ficticia cruzada–, ejercida solo contra los agentes del pasado gobierno que no siguieron en sus puestos en la administración actual; dicha discursiva no solo manifiestan el recambio de una derecha que trata por medio de una demagógica campaña anti corrupción, conduciéndola claro está, desde las alturas del poder para evitar su propia cacería –como la que el propio Giammattei tuvo de mano de la CICIG–.
Esta práctica del gobierno actual no solo busca separase metafísicamente del anterior gobierno, sino engañar como bien lo dicen los guatemalteco en la calle, con una cortina de humo para el que no haya aprendido de estas artimañas en el pasado; esto quiere decir que la fracción burguesa militarista representada por Alejandro Giammattei no solo busca apropiarse de la discursiva anti corrupción encarnada en voz de la oposición pequeñoburguesa desde 2015, sino brindarle al pueblo hambriento y cansado por los desmanes del poder, más circo en ausencia del pan, porque el desastre que ha cocinado la clase dirigente desde 1985 es ya insalvable por ellos mismos y sus cada vez más disminuida voluntad de poder.