El pasado 24 de Junio, en la ciudad de Tegucigalpa, diferentes organizaciones de izquierda de Honduras, entre ellas el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), organizamos un acto en homenaje a la memoria de Jose Manuel Flores Arguijo. Este fue el comunicado que se leyó en dicho acto.
A pocos días de cumplirse el primer aniversario del golpe de estado perpetuado por fuerzas militares al Presidente constitucional de la República José Manuel Zelaya Rosales, la izquierda hondureña aglutinada en el Frente Nacional de Resistencia Popular, rinde tributo a la memoria de los compañeros que han sido asesinados en las luchas de la resistencia. Para esta vez, haremos mayor énfasis sobre una de las figuras emblemáticas de la izquierda hondureña, a saber: el camarada José Manuel Flores Arguijo. Con esto no queremos suprimir los meritos de todos los compañeros y compañeras que han entregado su vida por la refundación y la construcción de una nueva Honduras, solo que el asesinato de Manuel significó un golpe contundente en la vida orgánica de la izquierda hondureña, y por ello combatimos a través de una amplia jornada cultural la política represiva del Estado de Honduras. Estamos plenamente conscientes que el asesinato del camarada Manuel Flores es un mensaje directo contra los sectores de la izquierda que componen el Frente Nacional de Resistencia, pero lejos de atemorizarnos, combatimos con palabras y cultura las acciones de la burguesía golpista.
El flagelo del sicariato
En América Latina han existido dos países donde se ha aplicado una sistemática política de exterminio contra la izquierda y el movimiento sindical: Colombia y Guatemala. Bajo el pretexto de combatir a sus respectivos movimientos guerrilleros, en Colombia y Guatemala se ha masacrado a la vanguardia obrera y estudiantil. En Colombia, el sicariato, es decir, los asesinatos por encargo, cegaron decenas de miles de personas que militaban en la izquierda o que pertenecían a organizaciones sindicales. El éxito del sicariato en Colombia, hizo que los grupos paramilitares lo exportaran a Centroamérica. En Guatemala, si bien es cierto ha descendido la cantidad de asesinatos políticos, se mantiene una guerra de bajo nivel, ya no contra la guerrilla que no existe porque entregó las armas, sino contra los sectores más combativos de la dirigencia obrera, indígena y popular. Los movimientos sociales que luchan por la defensa del medio ambiente, contra la transnacional UNION FENOSA, han sido víctimas de la represión. Una buena parte de la dirigencia indígena, ha sido asesinada de manera selectiva, en extrañas circunstancias. No obstante, el golpe de Estado en Honduras ha sacado una luz, una nueva arma de la burguesía contra los trabajadores y la izquierda: el sicariato y la represión selectiva.
Bajo una ola de violencia sin precedentes, la derecha ha armado escuadrones de la muerte con el objetivo de asesinar a los más selecto y combativo de la izquierda. En ese contexto, el pasado 23 de Marzo fue asesinado en Tegucigalpa nuestro camarada José Manuel Flores Arguijo, un dirigente excepcional que combinaba experiencia, capacidad intelectual y sagacidad política.
Por si lo anterior fuera poco, en lo que va del año han sido asesinados media docena de periodistas en Honduras, y otro tanto de militantes del Frente Nacional del Resistencia Popular (FNRP). La izquierda hondureña, centroamericana y continental no puede permitir que el enemigo nos mate uno a uno, sembrando la desmoralización en las filas de la resistencia y del movimiento obrero y popular centroamericano. Debemos redoblar esfuerzos para relanzar una campaña nacional e internacional para esclarecer los asesinatos políticos y parar la mano del sicariato. Con ello estaremos creando las condiciones para una nueva ofensiva de las masas trabajadoras y populares en contra de las secuelas del golpe de Estado y por la anhelada Asamblea Constituyente que reorganice Honduras en beneficio de los más pobres. Es por todo lo anterior, que las distintas organizaciones de izquierdas hemos determinado exigir el esclarecimiento del asesinato de Manuel Flores Arguijo, así como de los muchos compañeros que han sido exterminados por la política represiva del Estado de Honduras.
Asesinatos planificados
A varios meses que una banda de sicarios liquidara la vida de José Manuel Flores Arguijo, la Policía Nacional y las diversas instituciones que abogan por los derechos humanos en Honduras, no han declarado absolutamente nada sobre los avances de la investigación, ni mucho menos han dilucidado a los autores materiales e intelectuales de tan cobarde asesinato.
Decimos cobarde, porque a José Manuel Flores Arguijo lo asesinaron con alevosía y ventaja, en ese momento el compañero tan solo portaba los instrumentos con los que un docente comprometido y responsable transmite el pan del saber, es decir, un conjunto de marcadores de pizarra. Además de ello, a José Manuel lo asesinaron en un momento que se encontraba totalmente expuesto, creo que ningún militante político espera que lo lleguen a liquidar a su lugar de trabajo, y mucho menos que le disparen desde el techo. Lo curioso, es que la dirección General de Investigación Criminal no ha entregado ni la autopsia y mucho menos el informe de balística. Tampoco han señalado el tipo de calibre que le cegó la vida. Las causas que paralizaron su existencia son diversas, obviamente producidas por el impacto de bala: Hemotórax y laceración cardiaca son las principales. Según las fotografías de los diarios de comunicación, podemos inferir que José Manuel no discutió con sus asesinos, el impacto que perforó su pulmón derecho fue dado desde un ángulo de inclinación, por lo que él no se encontraba en el techo, sino que sus asesinos tenían la enorme ventaja de encontrarse en posición de supremacía. Por otro lado, su rostro no mostraba hematomas o fracturas, por lo que él no cayó de la terraza como lo indican las distintas notas policiales de la prensa escrita.
Fue un encapuchado que le disparó tres veces de forma certera, asesinos profesionales que sabían muy bien lo que hacían. Según vecinos de la zona tan solo se realizaron cuatro disparos, en la zona del crimen, por cierto, deliberadamente contaminada por la policía y la prensa nacional, se encontraron dos de los casquillos de bala.
Todo lo anterior, nos permite deducir que los criminales eran profesionales, miembros de la policía aglutinados en escuadrones de la muerte. Señalamos esto, porque las heridas conferidas denotan un alto profesionalismo, y de todos es sabido que los mareros, en su mayoría, son jóvenes de bajos recursos que no tienen entrenamiento militar. De igual manera, los vecinos de la zona han declarado, que desde tempranas horas, se encontraban dos vehículos pick up, modelos recientes y sin placas. Por cierto, el transporte utilizado por los agentes de la Dirección General de Investigación Criminal para sus distintas operaciones. Como han podido observar, no se requiere ser un agente especial como para reconstruir la escena del crimen y deducir responsabilidades. El mismo Ministro de Seguridad, Oscar Álvarez ha manifestado de forma falaz a través de los distintos medios de comunicación que no le temblara la mano para castigar a los culpables, aunque sus asesinos sean policías. A través de su declaración, el Ministro de Seguridad deja entrever que podrían ser los organismos represivos del Estado los que acabaron con la vida de nuestro amado y querido compañero.
El efecto contrario
El asesinato de José Manuel, como el de otros miembros del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), tiene el objetivo de amedrentar y desmovilizar. Esta vez atacaron a un cuadro político de izquierda, es decir, a un militante que tenía la enorme capacidad de construir un discurso y una idea de transformación social. Desde la perspectiva de la burguesía hondureña, los crimines de José Manuel Flores consistieron en disparar desde su pluma las distintas ideas que proclamaban la constitución de una sociedad más justa y arraigada en valores humanísticos. La oligarquía y la burguesía no tienen compromisos con la vida, en aras de asegurar sus riquezas liquidan todo intento de liberación y de justicia. Nuestro camarada era consciente de ello, como todo revolucionario no le temía a la muerte, él sabía muy bien que su vida estaba supeditada a la revolución y a los cambios sociales. Como buen materialista, el compañero entendía que su vida era transitoria, que la materia con la cual estaba configurado su ser debía transformarse. Por ello, no temía ser asesinado. Es por ello que expresaba: “denunciar ante los organismos de derechos humanos la violación profunda de los derechos fundamentales tan solo es un recurso para evidenciar al régimen”, sin embargo, eso no nos garantiza nada.” Los valores que conformaron su moral, así como su enorme amor a la vida le condicionaron para despojarse de sus temores y para entender que la existencia de un hombre, de un individuo, tan solo adquiere sentido en la medida que la entrega para la construcción de un mundo justo, en una palabra: a la revolución socialista.
Cegaron su vigor intelectual
Fue privado de su vida en un momento de enorme exploración intelectual, nuestro camarada reconocía la necesidad de la investigación y la producción científica, por ello fue un amante devoto de la literatura, la ciencia y de los distintos textos de la teoría de la educación. Tal devoción la podemos encontrar en sus distintos ensayos, por cierto, previo a su muerte sus escritos se encontraban en edición y corrección de estilo, ahora listos para ser publicados. Amante de la cultura, de los procesos artísticos, por cierto José Manuel, por más de una vez, logró dialogar con la intelectualidad y los distintos artistas de nuestra época. Un gran hombre, un gran ser humano se nos ha ido, que la sangre derramada nutra a las nuevas generaciones en la lucha, que sus letras orienten y liberen conciencias, que su memoria sea el más grande legado que un individuo puede ofrecerle a la humanidad, sobre todo por ser un fiel ejemplo de la honestidad y el coraje revolucionario.
El asesinato de Manuel no nos atemoriza, al contrario nos llena de indignación y nos impulsa para mantener esta lucha por la vida. Esperamos en algún momento de nuestra historia poder hacer justicia. Pero obviamente, no interesa concretizar el sueño político de Manuel, es decir: “la reunificación socialista de la patria centroamericana.” La izquierda hondureña, centroamericana y continental no puede permitir que el enemigo nos mate uno a uno, sembrando la desmoralización en las filas de la resistencia y del movimiento obrero y popular centroamericano. Debemos redoblar esfuerzos para relanzar una campaña nacional e internacional para esclarecer los asesinatos políticos, para la mano asesina de los sicarios, y con ello estaremos creando las condiciones para una nueva ofensiva de las masas trabajadoras y populares en contra de las secuelas del golpe de Estado y por la anhelada Asamblea Constituyente que reorganice Honduras en beneficio de los más pobres. Es por todo lo anterior, que las distintas organizaciones de izquierdas hemos determinado exigir el esclarecimiento del asesinato de Manuel Flores Arguijo, así como de los muchos compañeros miembros del Frente Nacional de Resistencia.
¡José Manuel vive y la lucha sigue…!!!
Hasta la victoria siempre compañero
Tegucigalpa, MDC., 24 de junio de 2010