Por Germán Gutiérrez

“Cuando no existen las posibilidades de educarse, de levantar dentro de la masa corpórea la estatua magnífica de un espíritu cultivado, no se es hombre, y mucho menos se puede ser ciudadano” - Indalecio Prieto, Político Socialista español.

Libre, soberana, Independiente; son los grabados que lleva circunscrito nuestro escudo nacional. Una linda apología que utilizan y han utilizado las élites gobernantes para poder mantener sumisa a la población, para mantenernos adormecidos, sin quitarnos la venda de los ojos.

Solamente se necesita una pequeña ojeada a nuestra historia para llegar a conocer cómo éstas élites, que hacen llamarse “Padres de la Patria”, han descuartizado Honduras, la han pesado en la balanza, empaquetado y la han rentado o vendido al mejor postor y a la mejor tasa de interés:

Antes de que la corona española fuera orillada a tal situación de exasperación como para emprender un viaje tan desorganizado como el que se hizo, la “Honduras” (la pongo entre comillas porque todavía no estábamos tan “hondo”) estaba habitada por varias tribus, distribuidas entre los diferentes paralelos y meridianos que recorren nuestros irregulares relieves, las que en suma hacían un aproximado de 800, 000 personas.

“Esto me ha enseñado que nosotros (habla un burgués) no debemos sustentar ninguno de esos principios llamados morales por la tradición. Ésta es una premisa para poder dominar a los demás; pero sí debemos preocuparnos porque la mayoría sustenten estos principios, con  el fin de poner una barrera que defienda nuestros propios intereses de clase.” - Ramón Amaya Amador/ Memorias de Un Canalla

Vinieron los españoles, trayendo consigo una serie de mecanismos para hacer más fácil el proceso de conquista, que como decían los romanos es cuanto más fácil cuanto más se destruye una cultura y se implanta otra; trajeron las capitulaciones, una palanca legal que les permitía apoderarse de cuanto estuviese a su vista en nombre de la corona; vino con ellos también el Cristianismo (fundado alrededor de mil años atrás en Nicea), la pieza faltante para hacer de la explotación, las masacres, las violaciones, los hurtos y la destrucción sistemática de cualquier factor que nos identificase con nuestro pasado, un suceso necesario para el plan y camino de Dios, cosa de la que sabían poco o nada nuestros antepasados.

Completando lo escrito unos cuantos párrafos arriba: “Las peculiaridades de la conquista y la colonización hondureña, redujeron la población a 32, 000 a finales del siglo XVI. Esto quiere decir que el 95% habían sido exterminados por los invasores europeos” (Historia de Honduras, Guillermo Varela Osorio)…  ¿Será que pudo haber sido diferente nuestra historia? ¿O será que valieron la pena las muertes, las masacres, los hurtos y las violaciones? Bueno, el hubiera no existe, sigamos con el análisis…

Pasamos a la “independencia” que no fue más que la primera de las numerosas subastas que se han hecho de la mercancía ubicada en el centro del Istmo Centroamericano, Honduras. Nuestra independencia se caracteriza por ser  pacífica (como siempre Honduras de pacífica), claro si los pobres indios que habitaban hablaban más lenguas y dialectos que en el mercado San Isidro; la iglesia y el ejército ejercían (¿cuándo no?) su papel de contenedores sociales de las masas y era difícil organizarse en tales circunstancias, creando así una “inactividad” por parte de las masas; cosa que supieron aprovechar la élite de criollos guatemaltecos (apenas el 4% de la población total de aquel entonces) para evitar un efecto contagioso derivado de la Revolución española contra el poder absoluto del Rey; firmando así el “contrato” por la independencia de Honduras, el 15 de Septiembre de 1821.

“Que la religión católica, que hemos profesado en los siglos anteriores y profesaremos en los siglos sucesivos, se conserve pura e inalterable...” - Numeral 10, Acta de Independencia de la Capitanía General de Guatemala

Del proceso independentista se desencadenaron las situaciones siguiente: Creación de las corrientes liberales y conservadores, Continuación del sistema colonial sin España (cosa que hasta hoy sigue, sólo que ahora a manos de Estados Unidos, el Banco Internacional, el Fondo Monetario y otros grandes chupasangres que hacen impérenme el síndrome de la mano extendida) y un estado precario en las finanzas.

Luego de la muerte del General Francisco Morazán a manos de los traidores y oportunistas conservadores (no se podría completar con Costarricenses porque sería injusto, ya que de esos conservadores traidores proliferaban por todas partes en ese entonces), vino la etapa histórica llamada Anarquía (1839-1876) época en la que predomina el caudillismo, que no es más que el intento avaro y egoísta de llegar al poder para formar alianzas económicas como economía insurgente (siempre somos economía insurgente, ¿no?), fue un tiempo de inestabilidad política y económica en donde los Estados Unidos por fin le ganaron la partida sobre Honduras a los ingleses durante el gobierno de Cabañas y donde un gringo desquiciado pretendió regresarnos a la esclavitud, llamado William Walker, una de las pocas veces en que se pusieron de acuerdo los diversos países para hacerle una ofensiva que lo dejó hecho jirones.

A la etapa anárquica le siguió la Reforma Liberal, que deriva de la revolución liberal que derroca el conservacionismo de Carrera para implantar la escuela positivista francesa y los ideales morazánicos a manos de Granados, liderada en Honduras por el Doctor Marco Aurelio Soto y Ramón Rosa. De los acontecimientos trascendentales en la historia de Honduras, se puede decir que éste es uno de los de mayor importancia porque sentó las bases de la economía: abriéndonos a un mundo de capitalismo y exportación, político: estabilidad, un oasis en el desierto; aspecto jurídico: diferentes códigos de ley y en los social: se decreta la libertad de culto, además de la expropiación de tierras a la iglesia.

De la Reforma liberal, podría decirse, nacen las condiciones favorables para la inversión de capital extranjero, lo que produce que se consolide una Oligarquía Terrateniente Extranjera, cuya fuente de poder es la tierra, ya sea para producción agrícola, haciendas o el alquiler o venta. A partir de este punto los nombres de familias como ser los Soto, Agurcia, Facusse, Zelaya, Callejas, etcétera, comienzan a tomar protagonismo en la escena político-social.

Ya estudiado y analizado un poco de historia podemos desenterrar ciertos factores, situaciones, decisiones o tratados que nos hacen ver la realidad que ha preponderado hegemónicamente en nuestro país, cambiando únicamente de protagonistas, escenarios y métodos… Podemos ver que seguimos siendo esclavos, a pesar de que ya los grilletes no estén en nuestras manos o pies, los tenemos siempre presentes en la economía: que no es nuestra, sino de los de arriba, viendo qué alianza les conviene más; en lo político: ya que la democracia no es de la mayoría, sino de unos pocos, de una Oligarquía, como en la Colonia, la Independencia, la Anarquía, la Reforma, siempre; en lo cultura: carecemos de identidad nacional (a nivel de Centroamérica y México, Honduras presenta el menor índice de juventud patriota conocedora y consiente), se celebra más la Noche de Brujas que el día de Lempira, el Día de Acción de Gracias que el nacimiento de Morazán… Como se dijo antes, los romanos sabían bien que para conquistar a un pueblo, se debe comenzar por destruir su cultura. Hay que tener precaución de no caer esclavos, sino es que ya lo somos.

Honduras: Libre, soberana e independiente, está mal. Debería de ser: Honduras ¿Libre?, ¿Soberana?, ¿Independiente?...

“  -Es decir… En un extremo, te pegan en la jeta; en el otro te lavan lo pies; y en el medio, ¿qué?- Pregunto Ignat.

Se abrió la puerta de par en par y Nikolái, parado en el umbral, respondió:

-En el medio están los que lamen la mano de los que te pegan en la cara, y chupan la sangre de quienes son golpeados. ¡Ése es el medio!” - Máximo Gorki/ La Madre

Mi papel lo trato de cumplir, me educo y trato de difundir lo que sé.

¿Tú qué haces mientras tu país se hunde en el ácido de la indiferencia?

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