Por Justo Severo Izquierdo
Honduras se encuentra actualmente sometida en un estado agónico y sin esperanza de levantarse de su postración. El bipartidismo comandado por el Partido Liberal (PL) y el Partido Nacional (PN), han dirigido por turnos los destinos del país en toda su historia; ninguno ha llevado a la nación a solventar las necesidades más elementales de todos los hondureños, ni a crear políticas concretas que lleven a la nación por la vía del perfeccionamiento y desarrollo del Estado y sociedad. Al contrario, el país ha caído en un profundo callejón sin salida donde impera una enorme descomposición social, a tal grado de considerarse un Estado fallido y de indefensión por la vulnerabilidad de todas sus dependencias y poderes. El arrastre de toda esta serie de contrariedades históricas, más el desgaste político de sus líderes y los discursos ideológicos de siempre, mantiene desencantado a muchos seguidores de ambos partidos.
Pero la acción que aceleró el retroceso y la profunda crisis en el Partido Liberal y Nacional, se generó a partir de la ruptura del orden constitucional provocado por el golpe de Estado del 28 de junio del 2009. Este acontecimiento llevó al bipartidismo a enfrentar una crisis a lo interno de sus instituciones. El golpe desnudó por un lado a un sector hegemónico del ala conservadora de los dos partidos, que por siempre se han mantenido en el poder y fueron los que ejecutaron el golpe, en defensa de sus privilegios y no en la defensa de la democracia que con tanto ahínco se defendía en los medios de comunicación burgueses.
Por otro lado, otro sector emergente con poder económico de los partidos Liberal y Nacional se disputa el control político a la vieja guardia para beneficiar a esa nueva burguesía que propone reestructurar en materia ideológica a sus simpatizantes. Y lo más importante, una enorme masa del pueblo logró despertar del letargo en que estaba sometida y enarboló una histórica lucha por la recuperación del orden constitucional que bien pudo desencadenar en el entierro del bipartidismo y de conformar un gobierno popular a través de una Asamblea Nacional Constituyente, pero ante la falta de una dirigencia sagaz, no se pudo aprovechar el momento histórico y la euforia y espíritu de lucha del pueblo; fue canalizado con la conformación del nuevo proyecto político denominado LIBRE, que es una coalición entre un sector burgués zelayista y gran parte de la izquierda hondureña, así como las dirigencias de sindicatos, gremios, etc. que pretende beneficiar a una cúpula con vicios bipartidistas y burocráticos y que catapultó, como figura principal a Manuel Zelaya Rosales, víctima del golpe.
En el proceso electoral anterior ganado por Porfirio Lobo Sosa de manera espuria y en el próximo, el bipartidismo en aras de fortalecerse y de recuperar el terreno perdido, maneja estrategias demagógicas a través de coaliciones o arreglos políticos para mantener su hegemonía en el poder. Dentro de las maniobras, permite la creación de partidos pequeños que dé la impresión de pluralismo con la intención de hacer creer al pueblo que hay democracia. El gobierno de Lobo Sosa compensó a los líderes más destacados de los partidos UD, DC, PINU con cargos dentro del gobierno para mantenerlos incentivados. Es el caso de César Ham como ministro del INA y Marvin Ponce como secretario del Congreso Nacional, ambos de UD; Arturo Corrales de la DC y, Marlon Escoto quien participo en la lucha del FNRP en contra del golpe de estado.
Las últimas cifras arrojadas por la compañía Le Vote, encuestadora dan como favorita a Xiomara Castro, candidata de Libre, con un 18.67% con un leve porcentaje arriba de Salvador Nasralla del PAC con un 17.33% y de Juan Orlando Hernández del Partido Nacional con 16.33% y Mauricio Villeda del Partido Liberal con 10.33% con un amplio margen de 15% que no sabe por quién votar y el 22.33% tajantemente respondió que ninguno (El Heraldo 22/4/13).
El Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) sostiene que las coaliciones no representan ningún beneficio para el pueblo. Estas alianzas a quien benefician es a los sectores que controlan el poder como el caso de empresarios, terratenientes, banqueros. Se requiere construir una alternativa independiente donde la vanguardia de los trabajadores y la juventud debemos de luchar juntos para construir ese partido; el resultado de la encuesta solo refleja el enorme descontento en la población por la profunda crisis económica y altos índices de inseguridad. Antes que pensar en resolver la crisis a través de elecciones el llamado es a oponernos a los planes de miseria y de represión de Lobo-Hernandez.