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Por Maximiliano Fuentes
En la segunda declaración contra el golpe de Estado, el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) manifestaba que el golpe de Estado en Honduras tenía características particulares, ya que este fue realizado con la intención de frenar el giro a la “izquierda” del Presidente Zelaya, su vinculación a Hugo Chávez y su pretensión de reformar la Constitución de 1982 para su posterior reelección. En artículos anteriores rotulábamos que las pretensiones de Zelaya estaban siendo acompañadas por el movimiento popular en su conjunto, ya que la mayoría de organizaciones sindicales y de izquierda de Honduras sustentaban su proyecto político.
Repasando los hechos
Está claro que tal vinculación de Zelaya con las organizaciones de masas puso en aprieto a la burguesía y oligarquía nacional, sobre todo porque al pasar de los días el proyecto político de reforma constitucional seguía sumando adeptos y fieles colaboradores entre el movimiento de masas. Esta vinculación o alianza respondía al hecho evidente de que la forma de gobierno en Honduras, las instituciones de la democracia burguesa, atravesaba por una profunda crisis. Ante 27 años de rotundos fracasos del sistema democrático burgués, ante la marginalidad y el desencanto de las masas por sus candidatos políticos, la miseria, la profundización de la violencia y la falta de oportunidades de desarrollo, el proyecto de Zelaya se erigía como una de las transformaciones necesarias que tiene que experimentar la sociedad hondureña. El depuesto Presidente Zelaya encontró una fuerte base social en donde podía legitimar su proyecto político.
Este acercamiento del terrateniente olanchano con las centrales sindicales y el movimiento popular, fue paralelo a su divorcio con los sectores oligárquicos y conservadores que históricamente han gobernado en Honduras. La pugna por el poder se manifestaba de forma clara y abierta en el enfrentamiento con los distintos sectores que representan los intereses de la burguesía y la oligarquía nacional, quienes atacaban el gobierno de Zelaya desde las otras instituciones del Estado.
Ante la falta de alternativas concretas para el movimiento de masas, los trabajadores comenzaron a respaldar el discurso populista del Presidente Zelaya. Es en ese marco, que la burguesía nacional preparó el boicot político y desarrolló una amplia campaña contra la consulta popular, al extremo que un Juzgado declaró la ilegalidad de la consulta, supuestamente por atentar contra la forma de gobierno, la Constitución y sus leyes. Consecuentemente, el Ministerio Público junto al Tribunal Supremo Electoral procedió a secuestrar el material electoral que sería utilizado en la encuesta popular conocida como Cuarta Urna.
Fue la movilización popular la que rescató el material de la encuesta de una base de la Fuerza Aérea. Ante el peligro del desbordamiento popular, la burguesía y el imperialismo norteamericano convencieron a la cúpula militar de dar un golpe de estado preventivo, nombrando presidente a Roberto Miuchelleti Bain.
La resistencia y el movimiento de masas
Desde el día del golpe, a primeras horas, los sectores de vanguardia acudieron espontáneamente a las inmediaciones de la Casa Presidencial. Es preciso recalcar que esta primera movilización no fue una orientación de las organizaciones que posteriormente conducirían el movimiento anti golpista.
Fue hasta el día martes 30 de Junio que se conformó el Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe (FNRG), organización conformada por el Bloque Popular y la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular (CNRP) y algunos sectores del Partido Liberal de Honduras, ligados al presidente Zelaya. A la primera semana de lucha, se registraron las más grandes movilizaciones en la historia de Honduras, hechos espontáneos que respondían al repudio de las masas a la abolición del orden constitucional.
A casi tres semanas del golpe, las movilizaciones, tomas de carreteras y la huelga decretada por el magisterio se mantienen. No obstante, las centrales obreras y las Federaciones de Sindicatos no han decretado la huelga general. Esta omisión preocupa profundamente a los manifestantes, ya que al pasar de los días las movilizaciones han empezado a oscilar. Algunos docentes han llamado a restaurar las clases incorporándose a sus centros de trabajo, hecho que debilita al paro indefinido decretado por la Federación de Organizaciones de Maestros de Honduras (FOMH). Esta omisión de las direcciones del movimiento de masas, que se resiste a convocar a la huelga general, han terminado oxigenando al gobierno espurio de Roberto Michelleti, dado que le han permitido respirar en estas tres semanas. Solo la huelga general y el bloqueo económico, acompañado de movilizaciones a nivel nacional e internacional, harán retroceder al gobierno espurio y usurpador. Sin embargo, la complicidad de un sector de las centrales obreras y de la burocracia sindical es más que evidente Tienen miedo de derrocar al gobierno de Micheletti y con ello desencadenar la revolución que tanto necesitamos y anhelamos.
Intervención imperialista y negociación
Es evidente el rol del imperio en el golpe de Estado. Desde el inicio ha orientado canalizar la situación a través del dialogo, para ello han utilizado como mediador al Presidente de Costa Rica, Oscar Arias. La embajada norteamericana fue actora del zarpazo político, como buenos “asesores” aconsejaron frenar el ascenso del movimiento político alrededor del Presidente Zelaya, ya que éste amenazaba con expropiar las instalaciones de Palmerola para la construcción de un aeropuerto internacional, poniendo en riesgo las bases militares norteamericanas que vigilan la paz social en la región centroamericana.
Otra de las razones del involucramiento norteamericano fue el acercamiento de Zelaya a Hugo Chávez, su vínculo al movimiento popular de Honduras y su aspioracion de romper el estatu quo del poder de la burguesía. Pero no se menciona otra de las principales causas: en los últimos años varias compañías han descubierto petróleo en el Caribe de Honduras. En ese marco el imperialismo no va a permitir un acuerdo bilateral entre Honduras y Venezuela, ya que los dejaría sin tajada en el pastel. Además, dicho acuerdo petrolero le daría cierta independencia al Estado de Honduras, dado que podría nutrirse de petrodólares y no requeriría de los préstamos extorsionadores de las organizaciones imperiales. Otro “Chavez” en el área centroamericana hubiese sido un verdadero dolor de cabeza para la administración de Obama.
Es evidente que los poderosos organismos de inteligencia del imperialismo consintieron el golpe con el objetivo de obligar a Zelaya a entablar una negociación con sus enemigos políticos. Ante la presión mundial contra el golpe de Estado, la política de la Casa Blanca está orientada a restituir a Zelaya en el poder, pero dicho regreso está condicionado al cumplimiento de las exigencias de la burguesía, la oligarquía nacional y del imperialismo norteamericano.
La ronda de negociaciones en Costa Rica ha despertado cierta alegría e ilusiones en el movimiento de masas. Sin embargo, se hace necesario tener claridad que este proceso de negociación es una trampa para debilitar la lucha de masas contra el golpe de Estado.
¿Qué debemos hacer?
Es de vital importancia que el magisterio y resto de trabajadores, en asambleas generales exijamos la pronta declaratoria y ejecución de la huelga general. De igual manera, se debe boicotear la economía a través de tomas de las instalaciones de las oficinas recaudadoras de divisas. Todas las dependencias públicas deben ser tomadas por los trabajadores. Un golpe de esa naturaleza, derrocaría inmediatamente al gobierno espurio de Michelletti.
Las centrales obreras y campesinas, las organizaciones magisteriales, el movimiento popular agrupado en la CNRP, el Bloque Popular, deben convertirse en la conducción política de la lucha contra el golpe de Estado. En pocas palabras, los trabajadores y la izquierda debemos convertirnos la lucha contra el golpe, en una verdadera alternativa de gobierno obrero y popular
Los trabajadores debemos derrocar a Micheletti y avanzar en la construcción de un Estado que gobierne en función de las grandes mayorías y no de una pequeña elite. En este marco, que debemos plantear la constitución de un gobierno provisional de los luchadores, hasta la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente, amplia, democrática y verdaderamente participativa. Esta legislación debe establecer un nuevo orden social, político y económico, conduciendo al país en el desarrollo pleno y sin ningún tipo de restricción y discriminación social.
Es por ello, que a partir de mañana debemos exigir al presidente Zelaya y al Frente Nacional de lucha contra el Golpe (FNCG) que las negociaciones que se desarrollan en Costa Rica sean transparentes, que las condiciones impuestas por ambos sectores sean públicas y sometidas a la consideración de la mayoría. Ante la represión constante se debe crear grupos de resistencia armada, si el ejército de la burguesía derrama balas contra la población indefensa, los trabajadores y campesinos tenemos el legítimo derecho de autodefensa. De igual manera, debemos exigir la inmediata renuncia de Ramón Custodio, actual comisionado de los derechos humanos, fiel defensor del golpe de estado, cómplice del irrespeto hacia los derechos de la vida. Así mismo, se debe plantear cárcel y juicios públicos para los golpistas. Que ningún crimen quede impune. Penas cuantiosas para los violadores del orden constitucional.
¡Por el derrocamiento del golpe de Estado!
¡Cárcel para Gorilleti y el gobierno golpista!
Por la instauración de una Asamblea Nacional Constituyente, democrática y popular!
Por el derecho de la auto defensa!