Por  Héctor Figueroa Toruño,

Erase una vez un reino instaurado después de una "sucesión" de poder, con el único fin de favorecer a sus súbditos. El rey Micheletti, con el propósito de aplacar a los revoltosos y vagos rebeldes, se valió de un valeroso y leal cuerpo armado, el que, sabedor de su misión histórica, se ocupó tenazmente de sofocar a la plebe. Los actos heroicos no se hicieron esperar; y los medios de "información" detallaban con lujo de detalles las intensas jornadas de lucha y defensa del reino. Hasta hubo gente que por montones, les recogía alimentos y otros enseres, en agradecimiento a sus hazañas y proezas nunca vistas por los ojos de los cultos.

Los muertos que cayeron en el bando contrario, ni siquiera se han contabilizado; son esa especie de subhumanos que más valen muertos que vivos. Hasta un perro que ladra en la casa  de los íntimos amigos del rey, vale muchísimo más que cada persona caída en "combate". Se oyen toda clase de frases de reproche en contra de los martirizados: - "está bueno que les haya pasado eso por querer instaurar el comunismo"-, "nada se pierde con esos muertos, ya que eran pobres infelices, enemigos del sistema"-. De tal suerte que el reino ha tenido muchos que lo apoyan en su patriótica misión de poner orden e impulsar su paz y democracia: LAS IGLESIAS son sus mayores defensoras, ya que a ellos les conviene aliarse todo el tiempo con los poderosos; LOS RICOS, no digamos, pues saben recompensar a los que salvaguardan sus intereses; uno que otro resentido del cruel gobierno anterior que no gozó plenamente de las mieles del poder; y para rematar, tiene la bendición de un enorme imperio del norte, de quien recibe no sólo el beneplácito, sino también la asesoría eficaz por parte de expertos en asesoría militar y de contrainsurgencia, incluso de otros reinos aliados.

Así las cosas, el reino proclama por medio de las santas voces de sus heraldos de la comunicación, una serie de "verdades" que son la columna vertebral de su admirable administración:

- En el reino hay un irrestricto respeto de los derechos humanos, nadie tiene por qué preocuparse, si se apega a las órdenes del soberano.

- Jamás se van a restringir o eliminar las libertades públicas a la expresión del pensamiento y mucho menos a la movilidad de los vasallos. Aquí cualquiera puede hablar y marchar, siempre y cuando hable en favor del reino y marche con sus leales adeptos, no habrá problemas.

- El deseo del reino es que a la gente se le permita vivir tranquila y contenta en este paraíso de todos y para todos. Todo mundo, después de la crisis, gozará de los "beneficios" que otorga este régimen bendecido hasta por los más conspicuos jerarcas religiosos.

Muchos de los súbditos creyeron ciegamente algunos, hasta con ingenua sinceridad, tales aseveraciones y juraron ser fieles a su rey. Pero hubo gente, por cierto, la inmensa mayoría, que desde el principio, no solamente aseguraron que todo eso que se decía de salvar la democracia y defender las leyes de pétreas que nos han regido,  era una vil farsa, sino que también acusaron al rey y a sus consortes de haber dado un golpe de estado, de querer instaurar una dictadura oprobiosa y perversa, y de estar por encima de toda ley, irrespetando en innumerables ocasiones, la dignidad humana de quienes le adversan.

Mientras pasa el tiempo, el rey ya tiene un sucesor de apellido Lobo, y confía plenamente que este magnánimo hijo de la "sucesión", sabrá continuar el proyecto del reino. Hay regocijo y algarabía entre los protectores y leales del reino, pues según ellos, se ha derrotado de manera contundente y definitiva al molesto enemigo.

No perciben que ese bando contrario denominado La Resistencia, lejos de darse por vencido, sigue reorganizándose por todos los rincones del reino, y cada día, se añaden más personas a sus filas- casi todas ellas pobres y excluidas-  para luchar y vencer. Y el rey sigue creyendo que con las balas y el garrote de su muy "refinado" cuerpo armado, hará retroceder y derrotar de una vez por todas a este singular enemigo. NO SE DAN CUENTA QUE EL REINO LLEVA DENTRO DE SÍ MISMO,  SU PROPIA RUINA Y S DESTRUCCIÓN.

...esta verídica historia continuará...

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