Por Leonardo Ixim

A 50 años de las jornadas de marzo y abril de 1962 es oportuno desde el pensamiento marxista revolucionario hacer unas valoraciones de tan importantes luchas.

Estas jornadas contaron con la participación amplia de las masas urbanas, obreros, estudiantes, amas de casa, profesionales, pobladores y se registró sobre todo en la ciudad de Guatemala y en menor medida en ciudades como Quetzaltenango y Escuintla. Jugaron un papel detonante del movimiento los estudiantes organizados tanto universitarios en la Asociación de Estudiantes Universitarios como de educación media en el Frente Unitario Estudiantil Guatemalteco Organizado y sindicatos obreros. Estos organismos tenían algún tipo de orientación de parte del Partido Guatemalteco de Trabajo.

Se contó además con la participación de otro pequeño partido  socialdemócrata Unión Revolucionaria Democrática, escisión del Partido Revolucionario y de elementos radicalizados de la Democracia Cristiana Guatemalteca.  Entre sus principales demandas estaban la renuncia del dictador de turno Miguel Ydigoras Fuentes y la convocatoria de una asamblea nacional constituyente que derogara la anticomunista constitución de 1958.

Aunque participaron organizaciones sociales y políticas que jugaron un papel de aglutinadores y orientadores de las acciones, fue importante la participación espontánea de las masas, creando por medio de barricadas organismos de doble poder que se enfrentaron con la represión y militarización que el régimen impuso tras el estado de sitio.

Las causas que llevaron a este levantamiento se encuentran en la corrupción y represión del dictador de turno por un lado; la existencia de un movimiento popular que heredó el espíritu de lucha de la revolución democrática interrumpida por la invasión yanqui de 1954.

Hubo otros factores, como las elecciones municipales fraudulentas de 1961, donde las fuerzas democráticas y de izquierda no habían podido participar por la falta de libertades básicas prohibidas por la constitución. Pero también por los alegatos de fraude de la oposición conservadora aglutinada en una alianza que lo conformaban el Movimiento de Liberación Nacional, PR y la DCG.

Un elemento vital de desestabilización dentro del mismo régimen fueron los distintos levantamientos militares que se dieron desde el mismo momento de la contrarrevolución, muchos de ellos protagonizados por militares imbuidos de un espíritu nacionalista heredado de la revolución y que se cristalizaron en el intento de golpe de estado de 1960 dirigido por oficiales medios con Turcos Lima y Yon Sosa a la cabeza. Esto tuvo como causa el hecho que el gobierno cedió unas fincas en la costa suroccidental para que se preparara y entrenara la derrotada invasión a Cuba en 1961.

Al fracasar en su intentona golpista debido a una traición al interior del movimiento, estos militares  decidieron reagruparse e iniciar una guerra de guerrillas. Ésta, tras el fracaso de las jornadas de marzo y abril, se nutrió de civiles tanto de miembros de las organizaciones populares como del PGT y la URD, además de la incorporación de trotsquistas del Partido Obrero Socialista (POS) de línea posadista. En ella influyó la revolución cubana con su política de apoyar la vía guerrillera identificando a direcciones revolucionarias pequeño-burguesas como vanguardia hacia el socialismo.

A la falta de libertades democráticas se agregaban otros factores como la carestía de la vida que se sentía fuertemente en las ciudades y en el campo, afectando aun más a la clase trabajadora y empobreciendo a sectores medios. Todo esto llevó a que la población urbana se alzara en contra del régimen, Sin embargo ¿que faltó para que estos organismos de doble poder y el movimiento popular organizado y los partidos de izquierda tomaran el poder? burdamente algunos justifican que vino la semana santa y eso desinfló las movilizaciones o que las causas tenían que ver más con el reclamo territorial con Inglaterra sobre Belice y otras justificaciones mas.

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) creemos que faltó coordinación desde los organismos de doble poder, el movimiento guerrillero de militares alzados y los partidos de izquierda, que podrían haber tornado la situación en insurreccional y terminar de romper al ejército burgués. Creemos que el PGT tuvo cierta responsabilidad ya que en su calidad de orientador podría haber determinado la dirección hacia la toma del poder y el quiebre del régimen, pero terminó cediendo cuando el gobierno pidió negociar, prometiendo elecciones libres y ofreciendo que el expresidente Juan José Arévalo pudiera ingresar al país y participar como candidato de los sectores democráticos.

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