seguridad social

Por Melchor Benavente

Desde el año 1990, cuando se produjo el triunfo electoral de la Unión Nacional Opositora (UNO)Frente Sandinista de Liberacion Nacional (FSLN) perdió formalmente el gobierno, aunque continuó manteniendo una amplísima cuota de poder, Nicaragua ha estado bajo la tutela permanente del Fondo Monetario Internacional (FMI). Este es el llamado “periodo neoliberal” en que gobiernos de derecha (Chamorro, Alemán y Bolaño) dictaron las políticas económicas, pero en el que el FSLN colaboró abierta o solapadamente en los procesos de privatización de las empresas estatales de la ahora extinta Área Propiedad del Pueblo (APP), y en la crucial privatización de los servicios públicos: distribución y generación de energía eléctrica, telefonía, recursos naturales, servicios de salud, etc. En el llamado “periodo neoliberal” Todo se privatizó menos el agua. y el

Pero, contrario a lo que se pueda creer, el llamado “periodo neoliberal” no ha desaparecido bajo la segunda presidencia de Daniel Ortega (2007-2011), sino que se ha extendido en el tiempo y se ha perfeccionado. No se trata de una calumnia, no lo decimos nosotros, lo dicen los empresarios nicaragüenses y los altos funcionarios del FMI.

Los acuerdos y revisiones con el FMI

El fracaso de la revolución (1979-1990) y las secuelas de la guerra civil y la agresión militar del imperialismo, especialmente bajo la administración de Ronald Reagan, dejaron a Nicaragua en un lamentable estado de postración económica, del cual todavía no se ha recuperado. En los últimos 30 años Nicaragua ha necesitado de préstamos internacionales para financiar su escuálido presupuesto. Para tener acceso a este vital financiamiento externo, Nicaragua necesita firmar periódicamente acuerdos con el FMI, que es la entidad financiera internacional que vigila la economía y da el visto bueno para la obtención de préstamos.

Bajo las administraciones de Violeta Chamorro (1990-1997), Arnoldo Alemán (1997-2002) y Enrique Bolaños (2002-2007) los acuerdos con el FMI fueron estables, salvo en los periodos preelectorales, ya que los gobiernos de turno gastaban los pocos recursos en crear una falsa ilusión antes las masas, de que las cosas habían mejorado, creando un colchón social para alguno de los candidatos.

En Julio del 2007, el comandante Bayardo Arce Castaño, perteneciente a un poderoso e influyente grupo empresarial sandinista, en su calidad de asesor económico del gobierno de Daniel Ortega, declaró con cierta amargura y protesta que "Estamos claros que el país necesita un acuerdo con el FMI y esperamos que éste sea el último. Nosotros hacemos nuestro plan (económico) de cómo vamos a mantener este país, y (...) alguien tiene que decir que esas cifras de esa gente valen; ese organismo se llama FMI". (El Nuevo Diario 11/07/2007)

En el año 2007, la principal discusión del gobierno sandinista con el FMI se centró en la naturaleza de la ayuda venezolana. Al definirse que los ingresos provenientes del acuerdo petrolero entre ALBANISA de Nicaragua y PDVSA de Venezuela eran de naturaleza privada y de que no crearía más deuda pública al Estado de Nicaragua, las negociaciones con el FMI se normalizaron.

Tensiones y arreglos con el FMI

A pesar de que el gobierno sandinista desde el inicio se comprometió a mantener la estabilidad macroeconómica, lo que implicaba adoptar y hasta superar las políticas neoliberales de los gobiernos anteriores, se han producido algunos roces con el FMI.

En mayo del 2009, la misión técnica evaluadora del FMI cuestiono el uso de las reservar internacionales y manifestó su oposición a que se utilicen los fondos del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) en la adquisición de instrumentos financieros del Estado, en una clara operación de autofinanciamiento.

Cada crisis en las negociaciones con el FMI, se solucionaban con una concesión del gobierno sandinista. Los organismos como el FMI son inflexibles en sus posiciones, no tienen nada que perder.

En Mayo de este año, se produjo una nueva tensión con el FMI, por el anuncio de Daniel Ortega de entregar el “bono cristiano, solidario y socialista” a los trabajadores del Estado que ganan menos de 5,100 córdobas. Antenor Rosales, presidente del Banco Central de Nicaragua, calmó a la delegación del FMI explicándoles que “Los fondos salen de Albanisa, el gobierno no se puede involucrar en la distribución de los recursos. La empresa que ha decidido la entrega de ese bono, debe realizarla por sus propios medios, no por los canales estatales. Reitero que son recursos privados, y esa empresa debe hacerse cargo de la distribución adecuada de los mismos”. (El Nuevo Diario 04/05/2010)

Pero el FMI no se conforma con concesiones formales, en cada negociación pide más y más. La reforma a la llamada Ley contra el Fraude Energético, subió las sanciones administrativas y penales contra las personas que sean sorprendidas robando energía eléctrica.

Elogios y regaños del FMI

Esta flexible política neoliberal del gobierno sandinista, le ha valido elogios de altos funcionarios del FMI. Miguel Savastano, asesor principal del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, declaro en Managua que “los compromisos de las medidas económicas, que las autoridades nicaragüenses tomaron a fines del año pasado, han sido cumplidos en términos de producir equilibrios macroeconómicos favorables (…) Se están cumpliendo todas las metas del programa”, (La Prensa 25/04/2010)

Por su parte, Bayardo Arce, asesor económico del gobierno sandinista, declaró muy orgulloso que “estamos seguros que el país ha caminado de manera responsable en el manejo de la economía, las cifras lo demuestran. Aquí hay estabilidad económica en la moneda, crecimiento en la producción, crecimiento en las exportaciones, crecimiento en los ingresos tributarios (…) Sabemos que el Fondo tiene sus preocupaciones, sus inquietudes por el futuro, pero creemos que precisamente sobre la base de la responsabilidad que el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional ha manejado la economía, sobre esa base podemos asegurar que el futuro lo vamos a saber administrar bien”. (La Prensa 26/07/2010)

Antenor Rosales, presidente del Banco Central de Nicaragua, en el mismo sentido declaro que “Tenemos en las metas cuantitativas un sobrecumplimiento por parte de Nicaragua. (…) Hemos hecho un esfuerzo sobrehumano producto del sacrificio de los trabajadores, de los empresarios, de los productores, de la nación entera, para tener un vínculo con el Fondo Monetario Internacional que se caracterice por cumplir con aquellas cosas que nos hemos comprometido”. (El 19 Digital 03/08/2010).

No obstante, en una escena surrealista, las declaraciones optimistas de los altos funcionarios sandinistas se contradicen con las preocupaciones del FMI. En una reciente reunión con la cúpula empresarial, Gabriel Di Bella,  representante del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Managua, indicó Nicaragua continuaba retrasada en la lucha por la reducción de la pobreza. Según el FMI, cerca de 5,7 de millones de nicaragüenses viven con 2 dólares diarios, es decir, bajo del umbral de la pobreza. “Hay que regocijarse en el hecho que Nicaragua ha obtenido estabilidad macroeconómica, pero es hora de enfrentarse al próximo desafío, que es crecer a mayores tasas que sí ha crecido el resto de la región”, declaro Di Bella (La Prensa, 01/07/2010)

En pocas palabras, la política neoliberal aplicada por los gobiernos de derecha, y ahora continuada bajo el gobierno sandinista, no han producido el esperado crecimiento o despegue de la económica nicaragüense, ni han traído ningún tipo de beneficio a las amplias masas, ni han contribuido a aminorar la pobreza extrema. El capitalismo neoliberal mantiene estancando al país, y no hay formula posible, bajo el sistema capitalista, que permita reducir la pobreza de los nicaragüenses. Muy al contrario, las conquistas sociales van desapareciendo, una a una, hasta llegar el fondo del barril: la seguridad social.

El INSS en la mira

El vicepresidente Jaime Morales Carazo reconoció tímidamente que una vez reconocida la sanidad macroeconómica de Nicaragua, el FMI ha manifestado preocupación sobre “el crecimiento desmesurado que parecen observar en los aumentos de los gastos en salarios, en planilla del Seguro Social. Es algo que esperan conocer más en detalle”. (La Prensa 06/08/2010)

Del lenguaje diplomático de Morales Carazo se desprende que el FMI está interesado en la privatización del sistema de pensiones en Nicaragua. Pero según Julio Francisco Báez, abogado de los empresarios, el presidente Daniel Ortega ha engañado a los nicaragüenses en torno a la reformas a la seguridad social, porque fue el mismo Ortega quien asumió el compromiso de reformar el INSS en la Carta de Intenciones firmada con el FMI en el 2007 y ratificada en el 2009.

En un documento oficial, el gobierno sandinista reconoce que trabaja  en un plan mixto, para crear un sistema de seguridad social que combine la privatización del sistema de pensiones combinándolo con el actual INSS: “es una propuesta de mayor alcance, previendo que los cambios del sistema no recaigan sobre los pensionados (…) la viabilidad de un modelo mixto está en estudio, y en todo caso, ninguna reforma deberá poner en riesgo a la población que está siendo beneficiada actualmente (…) si bien la reforma debe ser implementada gradualmente (es decir, reconociendo la necesidad de respetar algunos de los derechos adquiridos), se deben lograr ahorros significativos en el mediano plazo. Por otra parte, la asignación de los activos de la seguridad social debe guiarse por normas de inversión reforzadas, en línea con las mejores prácticas, para salvaguardar los beneficios a futuros pensionistas”. (El Nuevo Diario 12/08/2010)

El panorama está muy claro: el neoliberalismo del gobierno sandinista es tan cruel y descarnado como el de los gobiernos del llamado “periodo neoliberal”, por lo que los trabajadores y los jóvenes debemos cerrar filas en la defensa de una las pocas conquistas que quedan en pie, maltrecha, pero en pie: la seguridad social.

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