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29 aniversario del triunfo sobre Somoza:

 

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Hugo Chavez, Mel Zelaya y Fernando Lugo, presidente electo de Paraguay, invitados de honor para la celebración del 29 aniversario en Managua.

 

Una celebración insípida de

la "revolución perdida"

Por Sebastián Chavarría Domínguez

El gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) volvió a llenar la “Plaza de la Fe”, lo que no constituye novedad alguna. Tampoco causaron sensación entre los asistentes, los aburridos y cansinos discursos pronunciados por Hugo Chávez, Mel Zelaya (ahora disfrazado de revolucionario) y Daniel Ortega, quienes parecían estar en un karaoke, intercambiando alegremente el micrófono, interrumpiéndose mutuamente una y otra vez, contando anécdotas de su pasado revolucionario.

 

Anteriormente, en la época de la revolución (1979-1990), los discursos del 19 de Julio anunciaban alguna medida revolucionaria, o alguna propuesta de negociación durante la guerra civil. Posteriormente, después de la derrota electoral de 1990, los discursos de la plaza servían para fustigar a los gobiernos neoliberales de turno. Pero ahora que el FSLN ha vuelto al gobierno, los discursos del 19 de Julio se han vuelto insípidos, carentes de contenido y más bien parecen una letanía cuasi religiosa.

 

 

Una revolución abortada

El triunfo de la insurrección sobre Somoza abrió una situación revolucionaria en Centroamérica, encendió la llama de la revolución en El Salvador y Guatemala, donde la guerrilla era poderosa. Sin embargo, la prolongada contra ofensiva del imperialismo norteamericano, con métodos de guerra civil, amenaza de intervención militar directa, bloqueo económico, etc., terminaron provocando el cansancio de las masas, la sangría de la juventud, y la revolución nicaragüense terminó siendo enterrada en las urnas electorales en 1990.

Así como el FSLN se anotó un gran merito histórico, al encabezar la lucha de las masas contra la dictadura somocista, de la misma manera tiene una gran responsabilidad en la derrota de la revolución. La posición más cómoda de los dirigentes sandinistas ha sido es echarle la culpa de la derrota a la agresión del imperialismo. Sin embargo, los verdaderos revolucionarios pensamos de otra forma: la dirección de un proceso revolucionario tiene mucha responsabilidad en las decisiones que tomaba para defender la revolución de sus enemigos. EL FSLN se negó a unificar esfuerzos con el FMLN y la URNG para derrotar la agresión del imperialismo, y más bien decidió negociar por separado. El resultado fue la muerte de la revolución, el imperialismo derrotó los procesos revolucionarios uno por uno, primero Nicaragua, después El Salvador y finalmente Guatemala.

Después de la derrota electoral de 1990, el FSLN dejó de ser una organización de revolucionarios antiimperialistas para transformarse su dirigencia en una nueva clase burguesa, que estaba en gestación antes de la famosa “Piñata” de los bienes estatales, pero que se consolidó definitivamente bajo los 16 años de gobiernos neoliberales.

Zelaya: la Revolución está “viva y coleando”

No obstante, los dirigentes del FSLN afirman que la revolución continúa, que estamos viendo la segunda etapa de la revolución bajo el gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional (GRUN) que preside Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Durante en la celebración del 19 de Julio, Rosario Murillo llamó “al hermano Manuel “Mel” Zelaya Rosales, valiente Presidente de la República Morazánica de Honduras”, para que pronunciara un discurso de saludo a favor de la “revolución perdida”, como le ha llamado el poeta Ernesto Cardenal. Debemos aclarar que no existe la “república morazánica de Honduras” que esto es un invento de la mente creativa de doña Rosario Murillo.

Zelaya, muy excitado por la referencia a Morazán, dijo lo siguiente: “reciban un saludo afectuoso de parte del pueblo hondureño, pueblo que acompañó a Sandino en las montañas, pueblo que acompañó al Frente Sandinista en su Revolución (…) Augusto César Sandino ¡no ha muerto! porque los líderes que luchan por la Patria y mueren por la Patria, viven permanentemente en sus pueblos y en el corazón de su sociedad. ¡La Revolución Sandinista “está viva y coleando” en Centro América!”

Comprendemos que Mel Zelaya se haya emocionado ante la Plaza repleta de gente, pero ello no le da derecho a mentir. En primer lugar, el escritor hondureño Froylan Turcios rompió políticamente con el General Augusto Cesar Sandino en Enero de 1929, aunque campesinos hondureños continuaron enrolándose en el ejercido sandinista. En segundo lugar, los diferentes gobiernos de Honduras, antes de 1979, reprimieron y persiguieron a la guerrilla del FSLN que tenía su retaguardia en territorio hondureño. En tercer lugar, y esto es un enorme “tamagás” (discurso falso), la revolución no continúa viva, sino que ha sido derrotada y prueba de ello es que Mel Zelaya toma la palabra en la Plaza y se atreve a tomar poses de revolucionario, no siéndolo. Mucho ha retrocedido la conciencia antiimperialista del pueblo de Nicaragua para soportar discursos como el de Mel Zelaya.

Este año, la presencia del presidente de Honduras y del vice presidente de Guatemala, le dio un carácter mucho más reaccionario a la celebración del 19 de Julio.

Chávez manda mensajes conciliatorios

Los discursos reflejan los momentos históricos de quienes los pronuncian. Chávez siempre ha tenido una magnifica oratoria, aunque últimamente sus discursos no reflejan la lucha antiimperialista. Chávez retomó la falacia pronunciada por Mel Zelaya, y dijo lo siguiente: “(…) Ha dicho Manuel Zelaya que la Revolución Sandinista está viva... nunca murió y aquí está la Revolución hecha pueblo. Ha hablado Zelaya de la Unidad Centroamericana, aquella por la que luchó tanto y por la que murió Francisco Morazán ¡Viva Morazán!”.

Estas frases altisonantes no reflejan la dura realidad del pueblo de Nicaragua que solo en el año 2008 ha tenido que soportar una inflación del 25%. El hecho de que Daniel Ortega haya encabezado una revolución triunfante en 1979, no significa que tenemos al mismo dirigente revolucionario. El FSLN no es el mismo de 1979, ahora es un partido burgués, electoral. El gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional (GRUN), es cualitativamente distinto a la Junta de Gobierno de 19709 que, aunque tenía a dos burgueses en su seno (Robelo y Chamorro), reflejaba una correlación de fuerzas a favor de la revolución.

En medio de frases encendidas contra el “imperio yanqui”, y de anécdotas revolucionarias, en la parte medular de su discurso, Chávez envió “un mensaje para el imperio, sobre todo, para los que gobernarán Estados Unidos desde el próximo año; ya comenzamos, queremos comenzar a mandar mensajes. Nosotros no queremos guerra, nosotros queremos un camino pacífico para buscar la Paz profunda, la justicia verdadera (…) Lo único que nosotros le exigimos al próximo Gobierno de los Estados Unidos, es que respete la Soberanía de los pueblos de América Latina (…) estamos creando, pacíficamente, la Patria Grande (…)”.

Y recalcamos esta parte del discurso de Chávez, porque refleja la política actual del mandatario venezolano, quien está girando a la derecha, buscando un acercamiento con el futuro presidente de los Estados Unidos (Mc Cain u Obama, da lo mismo), reconciliándose con la oligarquía venezolana y con sus enemigos en el exterior (Uribe de Colombia, el Rey Juan Carlos de España), acerándose a los gobiernos centroamericanos con una alforja de petrodólares y promesas que no va a cumplir.

Chávez dijo que está construyendo pacíficamente la “patria grande” pero se olvidó mencionar las masacres perpetradas por el ejército colombiano contra la guerrilla de las FARC, con la cual mantenemos diferencias políticas por la utilización de métodos terroristas, pero apoyamos su defensa ante los ataques militares del imperialismo y del gobierno de Uribe.

A Daniel se le acabó el combustible ideológico.

El discurso más vacuo fue el pronunciado por el Presidente Daniel Ortega, quien no se refirió a la crisis económica y a los problemas que afronta los trabajadores. Los discursos oficiales ya no transmiten ningún mensaje que no sea la apología de la deplorable situación actual. Ante las críticas de la oposición de derecha, que ha reclamado transparencia en el manejo de los fondos provenientes del convenio con PETROCARIBE, Ortega respondió “¿Quién dijo que solamente los oligarcas, los vende-patria, los grandes capitales, eran los que debían usufructuar la riqueza? (…) Mucho se habla de la cooperación venezolana (…) en proyectos sociales, para mantener el subsidio del transporte urbano e interurbano, se están gastando 40 millones de dólares, gracias al ALBA, gracias a la solidaridad, para mantener la generación eléctrica se están invirtiendo 32 millones de dólares; en las Calles para el Pueblo, 20 millones de dólares; en las Casas para el Pueblo, 5 millones de dólares; en el Programa Usura Cero, un total de 14 millones de dólares, y Usura Cero significa que los intereses no deben pasar del 5%; para el Programa Hambre Cero, 16 millones de dólares(…) en total se han invertido 205.5 millones [de dólares] en obras sociales, lo que equivale a 3 mil 976,425 mil millones de córdobas”.

El gran problema es que esos fondos no son una donación de Venezuela, es un financiamiento a largo plazo con bajos intereses, y reflejan un creciente endeudamiento de Nicaragua en relación a Venezuela. Nada ni nadie garantiza que esa deuda no será cobrada en determinado momento, bajo el gobierno de Chávez o bajo cualquier otro gobierno.

El otro gran problema es que estos fondos no entran al presupuesto general de la república, es decir, se manejan como una empresa privada, utilizada de manera discrecional por el presidente Ortega para ampliar y consolidar la base social de su clientela política, y muy probablemente para el enriquecimiento personal de quienes manejan este mini presupuesto por fuera del control del pueblo.

La revolución de 1979 murió hace tiempo, necesitamos otra revolución.

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