Por Alexander Espinoza.
A inicios de este mes, el gobierno ha anunciado una reducción de un 4% en el costo de la tarifa energética, esa disminución, más el 10% aprobado el año pasado, parece satisfacer al gobierno y a todo el sector energético. Sin embargo, es obvio que no es suficiente para sofocar la crisis económica que agobia a la mayoría de la población trabajadora del país, la cual paga altas tarifas energéticas con los salarios más bajos del Istmo. Pero ¿porque la reducción anunciada por el gobierno es tan baja? Sin duda, para entender el ¿por qué?, tenemos que comprender que la producción y comercialización de energía eléctrica, en su mayoría, se encuentra en manos privadas, haciendo este negocio, uno de los más “productivos” y redituables del país.
Ya más de una década, que los nicaragüenses venimos pagando un alto costo por nuestras facturas energéticas, y para hacer un balance, debemos regresar mucho tiempo atrás.
Todo inició con la destrucción del aparato productivo ocasionado por la guerra civil que vivimos los nicaragüenses en la década de los ochentas. En esta, época los vaivenes de la guerra hicieron imposible vivir sin constantes apagones y escases energética. Sin duda, el triunfo electoral de doña Violeta Barrios significó un cambio gigantesco en el tema energético. En ese entonces, se abrieron casi todas las empresas del Estado al capital privado, desde entonces se privatizó todo el sector, a excepción de la empresa de trasmisión energética. A los nicaragüenses se nos vendió la privatización como la máxima panacea que iba a solucionar todos los problemas del sector.
Esta visión se desplomó en el periodo que va desde el 2003 al 2006, cuando las guerras imperialistas en el medio oriente, y la especulación apuntalaron los precios del petróleo. De la noche a la mañana, los costos del combustible se volvieron monstruosos. Este factor coincide con que los gobiernos neoliberales no vieron la necesidad de cambiar la matriz energética del país, es decir, que en esa época el 80% de la producción energética el país era a base de combustibles y no de energía renovable. A este error garrafal de los gobiernos neoliberales se le sumó que nunca previeron que el crecimiento económico implicaría un aumento en la demanda energética, por ende, el sistema no estaba preparado para hacerle frente a la problemática energética. Nuevamente, esta vez con casi todo el sistema privatizado, los apagones fueron pan de casi todos los días.
En el 2006, con el nuevo gobierno sandinista, la solución a los apagones implicó, llevar a cabo un convenio con el ahora difunto Hugo Chávez Frías, en este, se vendería petróleo a Nicaragua con financiamiento. El conocido Alba significó, un nuevo negocio manejado por manos privadas. Hay que tomar en cuenta, que si bien es cierto, desde esa época el gobierno trajo plantas generadoras térmicas para acabar con los constantes apagones eléctricos, se ha fomentado la inversión en energía renovable en el país. Según el INE, hasta el 2014 mas del 60% de la matriz energética era ahora producida con energía renovable. Pero este cambio nunca se tradujo en la disminución de la tarifa energética, y que el gobierno no está interesado en estatizar el sector, sino que la solución es aplicar subsidios a los que consumen menos de 150 KVS al mes. Que dicho sea de paso, con el constante aumento en los precios de la canasta básica y los paupérrimos aumentos en el salario mínimo los costos de la energía se vuelven una carga demasiado pesada, aún con subsidios, para los bolsillos de un trabajador.
Así como el cambio en los precios internacionales fueron los factores que provocaron los altos costos en las facturas energéticas, el 2015 parece haber comenzado una nueva tendencia hacia la disminución de los altos costos de la producción energética. En costos, el gobierno estima que el ahorro del año pasado fue: “En el 2015, de acuerdo con datos del Instituto Nicaragüense de Energía (INE), el ahorro en la facturación por generación energética significó un ahorro US$140 millones debido a la caída del precio del crudo y sus subproductos.” (El Nuevo Diario 19-01-2016) Según otra fuente, el ahorro fue de 130 millones de dólares y sería destinado: “Por Ley, el 47% de los US$130.2 millones ahorrados en 2015, debe usarse para bajar la tarifa, (…) el 53% restante debe usarse para abonar a la deuda con Caruna, que era de US$198.6 millones al cierre del 2013, y que en dos años podría haberse reducido en US$38.8 millones, luego que se le abonaran US$7.1 millones en el 2014, y unos US$31.7 millones en el 2015, según datos oficiales del Instituto Nicaragüense de Energía (INE).” (El Confidencial 13-01-2016)
La nacionalización.
Como vemos, el problema de los altos costos de la energía no solo depende de los costos de producción, sino de una cadena que ha hecho que todos ganen de la venta de este servicio. La solución no es el subsidio que el gobierno mantiene, sino que las empresas vinculadas al sistema energético sean propiedad del Estado y no de particulares.