El Movimiento Popular Unificado (MPU) suma su voz a la de los sectores populares y democráticos del país que rechazan la imposición de la Sala V de la Corte Suprema de Justicia porque constituye un paso más hacia la autocracia de Ricardo Martinelli  quien, con esta medida, completa el control absoluto de todas las instituciones políticas del Estado panameño. No se trata de que hasta ahora la Corte Suprema fuera más justa y democrática, siempre ha sido un mecanismo de dominación de la clase capitalista contra los trabajadores, sino que cada vez está más centrada en la voluntad personal del Presidente y sus allegados.

El objetivo principal de la creación de esta sala constitucional, aparte de asegurar la impunidad de los corruptos como ha sucedido hasta hoy, está en la jugada para lograr la reelección inmediata de Martinelli sin reformar la Constitución, ni consultar al pueblo mediante referéndum. Copiando lo hecho en Costa Rica por Oscar Arias, Martinelli le consultaría a los magistrados nombrados por él si puede reelegirse de manera inmediata (2014) pese a la prohibición constitucional, y estos le dirían que sí.

Contrario al mecanismo antidemocrático actual, por el cual los presidentes imponen a discreción los magistrados de la Corte para asegurarse la impunidad frente a sus actos de corrupción, el MPU propone que adoptemos un método democrático y de participación ciudadana, como el implementado recientemente en Bolivia bajo la presidencia de Evo Morales, por el cual es el pueblo que decide, mediante elecciones, quiénes son los magistrados y jueces competentes para administrar justicia.

Implementar mecanismos democráticos y transparentes para limpiar los Órganos del Estado de la corrupción rampante que los corroe, requiere que los trabajadores y el pueblo se movilicen para imponer en las calles la ruptura con el régimen político oligárquico burgués que nos saquea desde hace 22 años, imponiendo la convocatoria a una Asamblea Constituyente libre y soberana, una Constituyente “originaria”.

La Constituyente Soberana u Originaria es completamente lo opuesto a la “Constituyente paralela” de la que habla el PRD, la cual es una asamblea castrada que mantiene intacto al régimen oligárquico para sólo permitir reformas cosméticas sin cambiar la esencia antidemocrática de la “partidocracia” imperante. Es lógico que el PRD y el Panameñismo pretendan canalizar el creciente descontento popular con un mecanismo inocuo como la “constituyente paralela”, porque esos dos partidos son los principales responsables del actual régimen antidemocrático y antipopular, y sólo los separa de Martinelli el hecho de que ellos han perdido el control del Ejecutivo, pero responden a la misma esencia de clase que el dueño de los “99”.

Lo único que puede garantizar la diferencia entre una Asamblea Constituyente castrada y una Asamblea Constituyente originaria, que sí exprese los cambios que el pueblo panameño desea, es la movilización popular. Reformas constitucionales realizadas por “notables” o políticos del actual régimen sólo sirven para engañar y empeorar la legislación. La única Constituyente útil al pueblo es aquella que logremos arrancar con la movilización de gremios y organizaciones populares, en la que los dirigentes políticos y naturales de esas organizaciones puedan ser electos y participar, para que la ley refleje los derechos económicos, sociales y democráticos de los oprimidos que hoy son pisoteados por la oligarquía.

Tanto el PRD como el Panameñismo son cómplices de Martinelli en el sostenimiento de un régimen político que gobierna contra los trabajadores y que impide a los sectores populares participar democráticamente de los procesos electorales. Tanto el PRD, como el Panameñismo y el CD votaron juntos en la Comisión de Reformas Electorales y en la Asamblea para mantener los onerosos criterios que impiden constituir nuevos partidos y postular candidatos independientes. Todos esos partidos son responsables por las reformas económicas que permiten el alza descarada de los precios, los despidos injustificados, los bajos salarios y las privatizaciones. Lo único que los separa es quién controla el Ejecutivo y reparte la propiedad pública entre sus amigos.

Por las razones expuestas, el MPU advierte a los sectores democráticos, a los gremios, a las organizaciones populares y, en particular a la Asamblea Ciudadana, a tener cuidado con los cantos de sirena que las cúpulas del PRD y el Panameñismo están haciendo para atraer a su redil electorero a los sectores independientes, buscando lavarse la cara de la mala imagen que tienen por ser responsables del actual estado de cosas.

Exhortamos a la Asamblea Ciudadana a convocar a los gremios, sindicatos, organizaciones indígenas, campesinas, estudiantiles y populares, en particular a la Coordinadora Cívica Nacional, que luchó en las calles contra el proyecto de APP, a coordinar las acciones públicas necesarias para enfrentar los desmanes de Martinelli, defender las libertades democráticas e imponer con la lucha popular una Asamblea Constituyente Soberana y Originaria. Movilización que debe responder a un programa de reivindicaciones amplias, tanto democráticas como económicas y sociales, partiendo de demandas como: aumento general de salarios y congelación de la canasta básica, protección al sector agrario, respeto a los derechos laborales de los trabajadores, defensa de la salud y la educación públicas.

Sólo de la constitución de este gran Frente Popular Independiente, sin el control de los partidos oligárquicos, y de la movilización que convoque podrá nacer la esperanza de un verdadero cambio que el país necesita para superar el régimen oligárquico que nos han impuesto tanto el actual gobierno, como la falaz “oposición” del PRD y el Panameñismo.

Panamá, 28 de enero de 2012.

Movimiento Popular Unificado

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