Por Leonardo Ixim
Después de mas de diecisiete días de movilizaciones indígenas y populares, dirigidas por el Confederación Nacional Indígena del Ecuador (CONAIE) bajo una serie de reivindicaciones económicas contra el gobierno neoliberal de Guillermo Lasso, se logró un compromiso de parte del presidente ante sus demandas.
La situación económica
Las movilizaciones de la CONAIE, a las cuales se sumó el llamado Frente Popular (FP), una armazón ligada al Partido Comunista Marxista Leninista Ecuatoriano (PCMLE) – de origen maoísta- entre cuyos afiliados sobresalen el Frente Unitario de Trabajadores, la Unidad Nacional de Educadores y la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador. Se sumaron también colectivos urbanos y rurales, ambientalistas, de mujeres, de pobladores etc.; todo es producto de los efectos de la crisis económica capitalista.
Esta situación se refleja, como en varias partes del mundo, en una espiral inflacionaria que afecta el poder adquisitivo de la clase trabajadora, que tiene como causas los resultados de las medidas anti-covid tomadas desde 2020, los efectos de la guerra ruso-ucraniana al ser estos países productores de trigo, fertilizantes y energía; pero, sobre todo, al trastorno de las cadenas de producción a nivel internacional. Esto tiene como fondo la menguante capacidad de demanda y en especial la poca productividad del capitalismo.
A esto suman una serie de políticas neoliberales impulsadas por Lasso, que incluyen un paquete de leyes en materia fiscal que afecta a pequeños contribuyentes, la reducción del gasto público en salud, educación y otros derechos sociales, la disminución de las actividades del Estado, la posibilidad de ir privatizando empresas estatales y el crecimiento de las reservas internacionales como colchón para pagar el endeudamiento crónico. Es que un fenómeno estructural de la economía ecuatoriana es el hecho de que, pese a la dolarización de mediados de los noventas, la necesidad de divisas para mantener la economía es constante, lo que provoca mayor endeudamiento, pese a que Ecuador es un pais exportador de materias primas tales como petróleo, banano, entre otras.
Así, la CONAIE y el FP exigían una serie de medidas tales como: precios satisfactorios para los agricultores, detener los altos precios de los combustibles y la canasta básica, aplicar una política para recuperar el empleo y atender el fenómeno de subempleo, invertir en el sistema de salud y educativo, moratoria de un año en el sistema financiero para que las familias paguen sus deudas, no a la minería en territorios indígenas, ni privatización de las fuentes de agua. Así como la situación de seguridad que ha provocado una serie de motines mortales en cárceles del país y un crecimiento de la delincuencia en todas sus formas, debido a la penetración de carteles del narcotráfico mexicano como ruta de la droga desde Colombia.
Constantes crisis políticas
Esto ha generado un fenómeno de inestabilidad política. Por lo menos desde mediados de la década de los noventa del siglo pasado, la democracia burguesa no resolvió las problemáticas sociales, agudizándose con la aplicación de la primera dosis de políticas neoliberales del llamado Consenso de Washington. En ese marco surge la CONAIE, fundada en 1986, que protagonizó rebeliones como la que provocó la caída del gobierno de Abdala Bucaram en enero de 1997, la de Jamil Mahuad en enero del 2000 y parte de la revolución ciudadana que derrocó a Lucio Gutiérrez en 2005
La revolución ciudadana fue además una serie de movilizaciones en 2005, que catapultó al expresidente Rafael Correa al gobierno, que con su partido Alianza País, logró el apoyo de una serie de partidos de izquierda como el Partido Comunista, el Partido Socialista, la centrista Izquierda Democrática (ID), y de forma crítica Pachakutic (brazo electoral de la CONAIE formado en 1996) y el Movimiento Popular Democrático (MPD), brazo electoral del PCMLE. De tal forma, la CONAIE acompañó la nueva Constitución Política, que reconoce la situación plurinacional del pais y garantiza derechos sociales y económicos a la población.
El correísmo, si bien rompió con ciertos aspectos neoliberales, se sumo al carro del llamado Consenso de los Commodities o como algunos han llamado, los gobiernos pos-neoliberales que, aplicando una serie de reformas sociales y políticas, no trascendieron del todo el orden neo-colonial. Estas se caracterizaron, al calor de los precios altos de materias primas en la primera década del siglo, por el aumento de la demanda a nivel internacional y la diversificación de las exportaciones con el ascenso del imperialismo chino, y una mejor distribución de la riqueza.
Sin embargo, no profundizaron en la realización de una estructura tributaria menos desigual, ni en romper la matriz extractivista y rentista. Así, en el caso del Ecuador, Correa continuó con la extracción de petróleo y otros recursos naturales sin consentimiento de las comunidades, no democratizó el acceso a la educación, ni universalizó el agua como derecho humano, lo cual provocó la ruptura tanto con la CONAIE como con los trabajadores públicos, porque tras la crisis de 2008, se intentó reducir los beneficios salariales a maestros ligados al FP, persiguiendo penalmente a líderes de estos movimientos.
Con la llegada de Lenín Moreno, el cual había sido vice-presidente de Correa, se creyó que mantendría la línea de Correa, pero éste llegó a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para aplicar un programa de ajuste que su antecesor había comenzado, aunque mas velado, tras la caída de los precios de las materias primas después de 2008, así como persiguió judicialmente a su antiguo padrino y todo lo que oliera a correísmo. En 2019 la CONAIE y el FP se alzaron contra una serie de medidas económicas tomadas en base a los acuerdos con el FMI, logrando neutralizarlas parcialmente. Este gobierno terminó en total desprestigio por su incapacidad en atender la emergencia de pandemia del COVID-19, pues en cierto momento Ecuador fue uno de los países mas golpeados por el virus.
Tras una tormentosa elección, en la segunda vuelta del 11 de abril de 2021, se impuso Lasso, del conservador Movimiento Creando Oportunidades, como presidente Éste, un accionista de una las principales instituciones bancarias, el Banco de Guayaquil, es un representante directo del capital financiero. Esto después de una controvertida primera vuelta donde el candidato de Pachacutik, Yaku Pérez, alegó fraude de parte de una alianza entre la derecha y el correísmo, propiciando una serie de movilizaciones. Pérez representa la parte mas conservadora de la CONAIE, y una vez que no logran detener el fraude, asume Leonardo Iza, representante del ala más revolucionaria, que ha sido el líder mas visible de las recientes movilizaciones
Lasso y la profundización neoliberal
Una vez asumido el gobierno, Lasso se propone profundizar el programa de ajuste estructural y la priorización de los grandes intereses capitalistas, tratando de imponer una serie de leyes en el nuevo Congreso. Paradójicamente, rompe con el otro partido de derecha clásico, el Social Cristiano, y hace una alianza con el partido ID, que logró un buen resultado en las elecciones legislativas y con diputados provenientes del correísmo, el partido Unión por la Esperanza (UNES) y procedente de Pachakutic, especialmente del ala del ex presidenciable Pérez. Esto generó tensión en la CONAIE, donde, como dijimos, asumió el ala mas izquierdizante.
Es importante señalar que esta confederación está compuesta de una serie de federaciones regionales campesinas e indígenas donde practican algunas formas de autogobierno comunitario, además de una buena dosis de intelectuales quechuas y de otros grupos. Se caracteriza, como vemos, por la movilización de masas por un lado y la participación electoral por otro.
Las bases de estos movimientos indígenas, campesinos y obreros, llevaron al reciente paro nacional, logrando detener la economía por medio de las tomas de carreteras, de los principales puertos y de la empresa estatal petrolera. Así también, cercaron la ciudad de Quito, ocuparon el centro de la ciudad pernoctando en las universidades públicas. Hubo a su vez fuertes enfrentamientos en la capital y en diversas provincias, provocando seis muertos y 200 heridos; el gobierno de Lasso impuso un estado de sitio en nueve provincias, y el líder Iza fue detenido brevemente por la policía ecuatoriana.
Fuimos testigos, en imágenes también, del apoyo que la CONAIE e Iza tienen en los sectores populares, obreros y plebeyos de Quito y otras ciudades, recibiéndolos con júbilo por la población afectada, por la situación económica internacional y las medidas neoliberales del gobierno de Lasso.
Después de varios días de protestas y del cerco al gobierno, por intermediación de iglesia católica y las Naciones Unidas, la CONAIE y el gobierno suscribieron el 30 de junio un Acuerdo de Paz, siendo los puntos principales: que el gobierno se compromete a reducir el precio del combustible en 10 centavos de dólar, aunque la demanda original eran 40 centavos; se excluye además la actividad minera en áreas protegidas y territorios ancestrales indígenas, en zonas declaradas intangibles, en zonas arqueológicas y en áreas de protección hídrica y se impulsa la consulta previa, libre e informada de acuerdo con los estándares internaciones de derechos de los pueblos indígenas. Además, se impulsa una serie de políticas contra cíclicas para reducir los precios de los productos de primera necesidad, condonación de deudas y créditos blandos, disminuyendo la tasa de interés en un 5 por ciento,
En el ínterin, la bancada UNES, con el apoyo de un sector de Pakachutik, porque el otro asumió una postura vergonzosa de rescate del gobierno de Lasso, intentó aplicar el artículo 130 de la Constitución, que implica la renuncia del presidente, de todos los legisladores y un nuevo llamado a elecciones en 90 días, pero las bancadas de la derecha bloquearon esta acción.
Las dirigencias de la CONAIE y el FP no se proponían derrocar al gobierno y actuaron por presión de sus bases; sin duda después de varios días de movilizaciones y de duros enfrentamientos con la policía hay un cansancio, por ende, las dirigencias deben mostrar algún resultado. Sin embargo, no hay que tener confianza a ese gobierno y organizándose desde sus asambleas de base, hay que instalar un congreso representativo que asuma como gobierno indígena, obrero, campesino y popular.