Por Hugo Cedeño y Marcos Adames.

Hay un plan malvado para que nuevamente tropas militares extranjeras ocupen territorio haitiano.

Esta vez, encabezadas por el gobierno semi colonial de la República de Kenia.

Mucho dinero, armamentos, asesores y consultores, van a ser facilitados por los gobiernos de las naciones imperialistas, entre estas, Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Canadá para sostenerlas.

El presidente dominicano Luis Abinader y sus bocinas, están a la vanguardia en el proyecto intervencionista y para tales fines aprovecha todas los escenarios internos y externos para publicitarlo.

También usa distintas formas, maniobrando la realidad, para ganar adeptos a su petitorio.

El asunto es que ninguno tiene moral ni autoridad política para pisar militarmente territorio haitiano.

Y el gobierno dominicano no puede tomarse el derecho de solicitarlo a nombre de las grandes mayorías nacionales a quien nunca ha consultado.

Como tampoco el gobierno de facto que encabeza Ariel Henry, porque hace muchos años que dejó de ser un mandatario legitimado, siendo sostenido en el poder por una casta política y económica privilegiada y gobiernos extranjeros.

Entendemos que siglos de saqueo imperialista, tiranías sanguinarias y democracias corruptas, son responsables de la crisis que padece desde hace tiempo el pueblo haitiano.

La pobreza que afecta las grandes mayorías, la alta tasa migratoria, el elevado índice de inseguridad y la inestabilidad política en Haití, tiene su explicación en el saqueo imperialista que en común acuerdo con una clase burguesa interna que se arrastra a su pie, genera la situación que algunos quieren presentar como algo nuevo y peligroso para la región y el mundo.

Está más que demostrado que el pueblo haitiano resiste con sus tantas luchas y movilizaciones los efectos del desastre que imponen los grandes poderes internos y exteriores, en esta época de descomposición del mundo imperialista, que nada bueno puede ofrecer a la humanidad.

Lamentablemente, la ausencia de direcciones políticas y sindicales  con autoridad frente a los trabajadores y demás oprimidos provoca, como es natural, un vacío político, dejando al pueblo haitiano a merced de múltiples bandas criminales armadas y financiadas por poderosos grupos burgueses, fuera y dentro de Haití, para evitar las movilizaciones salgan de sus caudales y el pueblo de Haití imponga, libre y democráticamente su camino.

Es decir, alcanzar la plena independencia y soberanía nacionales.

El quid del asunto está en que, a los imperialistas, la burguesía haitiana y grandes aparatos contrarrevolucionarios internacionales se ponen de acuerdo para evitarlo.

Al igual que el gobierno que encabeza Abinader, la burguesía dominicana y los grandes monopolios de la parte Este de la Isla, no solo porque su riqueza se vería afectada, sino también, porque sería un mal ejemplo para los trabajadores, nativos e inmigrantes, que verían en su unidad, coordinación y  movilizaciones independientes el camino de su liberación.

Es decir, el temor de la burguesía isleña y las naciones imperialistas, es que los explotados y oprimidos de ambos países se unan y derroten su dominación.

Por eso usan todos los medios habidos y por haber para separar a los explotados y oprimidos.

Por una salida revolucionaria donde ambos pueblos construyan democráticamente su destino.

A los revolucionarios nos debe importar cómo podemos ayudar a la clase obrera de ambas naciones a lograr la más amplia solidaridad para derrotar los verdaderos responsables de su crisis.

Esa unidad puede y debe plasmarse en un FRENTE ISLEÑO REVOLUCIONARIO que de manera democrática discuta y vote un programa, cuyo eje sería la total independencia y soberanía nacionales en ambos pueblo y un plan de acción para alcanzar tan noble objetivo.

Estamos seguros que sería el mejor camino para romper con las ataduras que impiden nuestro desarrollo económico, político, social y cultural, en base al respeto democrático, para decidir qué tipo de relación económica, política y cultural debe establecerse para garantizar la paz y armonía entre ambos pueblos.

¡FUERA el gobierno de facto de Ariel Henry y su camarilla!!

¡ABAJO cualquier tipo de intervención imperialista en Haití!!

¡RECHAZO a la represión del gobierno dominicano contra inmigrantes haitianos y a su propuesta para que tropas imperialistas ocupen el territorio haitiano!!

¡Los militares dominicanos a sus cuarteles!

¡Que abran de inmediato las fronteras!

¡Por el derecho de los pueblos de República Dominicana y Haití a resolver democráticamente cualquier tipo de diferencias que como naciones, que comparten el territorio isleño, surjan!.

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