Por Leonardo Ixim
La rebelión que derrocó en Puerto Rico al gobernador Ricardo Rosselló se suma a las otras rebeliones en toda la región caribeña y centroamericana. Por ejemplo, en Haití contra la corrupción del presidente Jovenel Maíse y la presencia militar extranjera, en Honduras contra el fraudulento Juan Orlando Hernández, en Nicaragua contra la dictadura de Daniel Ortega, en Costa Rica por el programa de ajuste contra clase trabajadora de Carlos Alvarado, más las acusaciones de fraude e irregularidades en las elecciones en Guatemala y las dudas que generan en la clase obrera cubana las medidas de retorno al capitalismo en ese país.
Las movilizaciones se producen a raíz del destape de una serie de textos de más de 900 páginas en la red Telegram entre Rosselló –hijo del dos veces ex gobernador Pedro Rosselló- y sus colaboradores más cercanos, revelados por el Centro de Investigación del Periodismo, donde se resaltan comentarios de carácter misógino, homofóbico y discriminatorio hacia las víctimas de los huracanes María e Irma que asolaron recientemente la isla.
El carácter neo-colonial de la isla
Antes de seguir, recordemos el carácter colonial de Puerto Rico antes. Esta isla se conformó en colonia estadunidense desde que en 1898 Washington ocupó las últimas colonias españolas, es decir, además de Puerto Rico, Cuba y Filipinas. La economía puertorriqueña a su vez fue intervenida cada vez más por grandes conglomerados financieros gringos que controlaban los bancos, servicios y el comercio; así como por monopolios agro-exportadores como la tristemente célebre United Fruit Company.
Esto generó, a partir de la década de los treinta, que se fortaleciera el movimiento independista desde el sindicalismo combativo. En 1946 se funda el Partido Independentista de Puerto Rico de filiación socialdemócrata, como una escisión del Partido Popular Demócrata (PPD) fundado en 1938, que al inicio fue abanderado del independentismo para ser el portavoz posteriormente del Estado Libre Asociado creado en 1952. Esta fue una forma velada de mantener la situación colonial con algunos aspectos de autonomía gubernamental, con transferencias de programas sociales desde Washington, pero sin ser reconocidos como ciudadanos en Estados Unidos.
A finales de la década de los 50s y en los sesentas el independentismo, el sindicalismo y el movimiento estudiantil protagonización importantes luchas populares contra la situación neocolonial, produciendo una escisión dentro del independentismo a partir de la creación del Movimiento Socialista Puertorriqueño con raigambre en el sindicalismo, así como se da la creación de las guerrillas macheteras con apoyo cubano. Estados Unidos aprovecha tal situación para descabezar al movimiento popular y el independentismo pierde presencia ante el PPD y el Partido Nuevo Progresista, de derecha, del cual Rosselló es parte. Éste aboga por la anexión a Estados Unidos y fue fundado en 1968, al grado que en la legislatura actual el Partido Independentista solo tiene un representante y un senador.
La actual crisis económica
Retomando la situación actual, la vida del pueblo empeora a partir de 2005, cuando la isla se declara en default por una deuda de 70 mil millones de dólares. Ante eso, la administración de Barack Obama, para garantizar los intereses de los tenedores de bonos de Wall Street, establece una Junta de Control Financiero -una forma más abrupta de control colonial- con el fin de pagarle a los acreedores y aplicando para tal fin un brutal recorte de programas sociales, esto en un país que no tiene una política monetaria propia y que no puede realizar maniobras para reducir su deuda como encajes o intercambios de deuda por no ser independiente.
En esa situación, los principales partidos, el PNP y el PPD, en control en la Cámara Baja -de representantes- y Alta -de senadores- que son vistos con odio por la población, son títeres del verdadero poder que está en esa junta. Aunque es importante aclarar que la introducción del programa de ajuste fue previa, siendo el padre de Ricardo y su partido el PNP el más destacado gobierno neoliberal, cuando ejerció tal mandato en la década de los noventa.
Todo esto ha generado que la pobreza afecte a más del 60 por ciento de los puertorriqueños, mientras que el desempleo impacta en más del 20 % de la fuerza laboral y ni qué decir del sub empleo y la informalidad. A esto se agrega la rampante corrupción de la que los dos principales partidos han sido parte y que aumenta a raíz de la supuesta reconstrucción tras el paso de los huracanes, por medio de generar coimas en la concesión de obras públicas y compras de bienes y servicios para el Estado.
De hecho, el paso de los huracanes -de los más potentes en la historia- que asolaron varias islas del Caribe, generó más de cuatro mil muertos y destruyó por completo la red eléctrica, así como afectó la infraestructura en salud y educación. La respuesta de la administración de Donald Trump fue lenta y la actuación de FEMA (agencia gringa encargada de la atención a desastres) dejó mucho que desear, además de que la ayuda fue limitada y nuevamente resonó la visión racista del gobernante gringo, que calificó a los puertorriqueños de flojos.
Por su parte, la supuesta reconstrucción, como en el caso de la concesión a una empresa sin experiencia la reconstrucción del tendido eléctrico y otros actos de corrupción, llevó a que importantes figuras de la administración de Rosselló, como la secretaria de educación y la directora de la Administración de Seguros, fueran detenidas por el Buró Federal de Investigaciones (FBI) por sus siglas en inglés, investigadas por hechos fraudulentos y de desvío de fondos.
Las movilizaciones actuales
Desde hace unos años la movilización popular -por distintas demandas sociales y por la presencia de bases militares en la isla- ha adquirido fuerza; y si bien el independentismo, copado por fuerzas reformistas tanto socialdemócratas o más de izquierda, no ha levantado, la situación económica actual se presta para que canalice el descontento del pueblo.
En esta ocasión los mensajes y su contenido discriminatorio, misógino y homofóbico de Rosselló y su círculo más cercano, hizo estallar la rabia de la población. Si bien en un inicio tanto colectivos feministas y de la diversidad sexual como artistas del mainstream tales como Ricky Martin, Bad Bunny, Rene Pérez ex vocalista de Calle 13 o el actor y director Vinicio de Toro, se pusieron a la cabeza de los movimientos, después se fueron sumando los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico, la poderosa Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y de Riego, varias centrales sindicales más y otros sindicatos, la Federación de Maestros que en los últimos años ha levantado importantes luchas contra los intentos de privatización de la educación y otros sectores más.
Las movilizaciones se han mantenido por casi un mes, llevándose a cabo el 22 de julio la manifestación más grande de la historia de ese país, con más de 500 mil participantes y realizando una huelga general que obligó a Rosselló a renunciar, pese a sus insistencias de negarse a hacerlo. Como en otras ocasiones en que las masas tumban un gobierno, las fuerzas tradicionales de poder que lo sostenían le quitan el apoyo y en esta vez una importante ala de su partido, aún más reaccionaria y cercana a Trump -con respaldo del PPD y de varios elementos republicanos y demócratas en Estados Unidos- maniobran para que renuncie.
Sin embargo, el régimen político colonial no ha logrado estabilizarse, pues en un primer momento la Secretaria de Justicia Wanda Vázquez iba asumir la gubernatura y al final no lo hace; por tal razón los factores tradicionales imponen a un gobernador provisional llamado Pedro Pierlussi, un abogado miembro de una firma de abogados que ha asesorado a la Junta de Control Financiero. Es decir, se nombra de forma autoritaria un personaje cercano a los intereses de los buitres de Wall Street, entre los que sobresalen los fondos de cobertura Golden Tree y Baupost Group, que pretenden cobrar la deuda a costa de los intereses populares.
Su próximo asalto es en contra de los servicios de educación y salud, la liquidación de los activos públicos de la empresa eléctrica, el recorte de pensiones a más de 300 mil trabajadores -entre empleados públicos, privados y jubilados- por un valor de 30 mil millones de dólares, así como la imposición de un sistema de capitalización individual de pensiones, cuando dichos sistemas en todo el mundo están cuestionados.
El derrocamiento de Rosselló es una importante lección a los pueblos que en estas latitudes y en otras buscan deshacerse de sus respectivos gobernantes por impopulares, al aplicar las políticas neoliberales, sean de derecha como en Honduras o Haití o de supuesta izquierda como en Nicaragua o de una potencia que compite con el imperialismo gringo, como en Hong Kong.
Nosotros consideramos que el movimiento popular puertorriqueño tiene importantes tareas, las cuales son, articular las demandas sociales contra las políticas de austeridad, exigiendo el desmantelamiento de la Junta de Control Financiero; la convocatoria de una Asamblea Popular Revolucionaria que discuta la situación colonial del país a la par del reconocimiento pleno de los derechos de los puertorriqueños en Estados Unidos y con los demás pueblos de la región; la creación de federaciones que hermanen las luchas en el Caribe, Centroamérica, Mesoamérica, Norteamérica y Sudamérica; de cara a una Confederación Socialista de Pueblos de América.