Declaración de la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS)
frente a las elecciones regionales del 23 de Noviembre.
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Las elecciones regionales ocupan el centro de la escena política nacional. A pesar de la importancia que le dan tanto desde el gobierno como desde la oposición de la derecha, estas elecciones -por la insatisfacción de las demandas irresueltas- no han despertado el gran entusiasmo de participación. Tanto unos como otros le dan su importancia, pues de su resultado les abrirá un posicionamiento en la pulseada: desde el gobierno para salir del síndrome de la autoderrota del 2D y desde la oposición de derecha para escalar una nueva correlación nacional.
Pero estas elecciones se realizan bajo el telón de fondo de la profunda crisis económica internacional que ya comienza a hacerse sentir en el país. Luego de estar en más de 126 dólares, el barril de petróleo venezolano alcanzó esta semana los 46 dólares. Desde la administración del gobierno han salido a correr para corregir los números de un presupuesto nacional realizado sobre la base de los 60 dólares. La vulnerabilidad del país frente a los vaivenes económicos internacionales es más que notable, y la fraseología del gobierno nacional de que el país está preparado para hacer frente a las conmociones económicas que sacude a los países centrales rápidamente se ha disipado.
Aprovechando este escenario, todos los partidos de la oposición de derecha han salido a la palestra por la disputa de gobernaciones o alcaldías. Unidos en algunos lugares o divididos en otros, vuelven con la política de siempre y levantando las mismas banderas patronales que han venido sosteniendo. Frente a los grandes problemas nacionales solamente ofrecen entrega y las recetas de siempre. Una derecha que ha levantado cabeza gracias a la propia política del gobierno, de pactos y negociaciones con ella, después de los golpes que los trabajadores y el pueblo le ha asestado, tal como lo vimos durante el golpe de abril, durante el paro saboteo, y demás situaciones políticas. Los trabajadores y el pueblo nada tenemos que ver con este proyecto de la oposición de la derecha que implica mayor sumisión y coloniaje de nuestro país.
Desde el gobierno y el PSUV –como de los otros partidos que acompañan la corte, desde el PCV y el PPT entre otros–, intentando recomponerse de la autoderrota del 2D vienen redoblando su campaña como la presencia del propio Chávez en cada uno y todos los actos nacionales. Saben que una nueva derrota, medido por la cantidad de pérdidas de gobernaciones y/o alcaldías, le complicaría los escenarios a futuro de su proyecto político nacional al que hemos denominado popularmente como “socialismo con empresarios”, que no toca un solo centavo de los capitalistas y no satisface ninguna demanda estructural del pueblo y los trabajadores.
Al gobierno le comienza a preocupar el impacto de la crisis económica internacional, pues hacer salir a flote sus grandes contradicciones y desvela la retórica de su “socialismo del siglo XXI”. Esta ha comenzado a incidir también en el seno de la economía nacional, donde el crecimiento económico este trimestre cayó a 4,6% y para el final de año se pronostica un 2% del PIB cuando venía con una curva creciente. Al mismo tiempo la inflación sigue sin ser controlada, lo que de continuar una desaceleración económica combinada con una inflación alta abriría el panorama nada halagador de una estanflación en el país. Desde el gobierno ya se avizoran la aplicación de políticas de austeridad, como ha venido insistiendo el ministro de Finanzas, Alí Rodríguez, entre los que se indican la devaluación de la moneda, nuevos impuestos, aumento de los existentes, con una inflación que devalúa el salario y una desaceleración que aumenta el desempleo.
En este marco se realizan las elecciones regionales, y la importancia que tienen para el gobierno, tomando en cuenta que Chávez constitucionalmente ya tiene fecha de salida, salvo que salga bien parado de las elecciones que le permitan un referéndum o reforma para su reelección, lo que se expresa en un cierto desespero en la campaña electoral, con Chávez en todos los rincones del país.
Es que el proyecto de Chávez se ha venido sustentando en una alta renta petrolera. Si en diez años, con los últimos cinco años y medio de boom petrolero, no atendió ninguna demanda de fondo y con las misiones sociales que hace tiempo tocaron techo, en medio de una caída de la economía su proyecto comienza a flaquear por todos los poros. Es que, a pesar de la enorme renta petrolera y de los márgenes de maniobra frente al imperialismo de que ha venido gozando Chávez, su proyecto está comenzando a mostrar agotamiento. Todo esto, signado por la debilidad estratégica del gobierno luego del 2D, donde Chávez ya no logra generar nuevas expectativas en el movimiento de masas. Los problemas estructurales salen a fondo, que va dejando tal como frases en el aire toda la retórica que ha venido sosteniendo del llamado “socialismo del siglo XXI”, saliendo a flote el verdadero rostro del proyecto nacionalista burgués del gobierno.
Si en el marco de una alta renta petrolera la distribución del ingreso nacional dejaba más que desear, en el nuevo escenario económico, las contradicciones para el gobierno serán más agudas tomando en cuenta las crecientes demandas, pues los límites serán más agudos para cualquier política distributiva. En su contracara las demandas obreras se vienen haciendo sentir, donde las luchas por recomposición salarial se extienden por todo el país y por los más diversos sectores de la clase trabajadora, configurando un cuadro de luchas bastante extendido como no se veía desde hace muchos años, producto de la gran polarización política y el inmenso liderazgo de Chávez entre el conjunto del movimiento de masas.
Pero no solo se lucha por mejores salarios y beneficios, sino también contra uno de los pilares de la ofensiva neoliberal, y que el gobierno ha dejado intacto, incluso reproduciéndolo: la precariedad laboral. La incorporación a nómina de tercerizados y contratados se convierte también en una demanda central de las distintas luchas, que junto a las luchas salariales, marcan la pauta de una clase trabajadora que sale a pelearse una mayor porción de la renta nacional y a conquistar derechos que les han sido arrebatados en años anteriores. A las luchas más emblemáticas que se han realizado, como la de Sanitarios Maracay o la de los trabajadores de Sidor, se suma la de los obreros de Cerámicas Carabobo con métodos radicalizados para hacerse sentir frente a los oídos sordos de la patronal y del gobierno.
El poco entusiasmo que han generado estas elecciones vaticina una posible alta abstención parecida a las elecciones de diciembre del año pasado. El referéndum del 2D demostró que los trabajadores y el pueblo, en su insatisfacción con el gobierno, no le dio su voto a los partidos de la oposición de derecha, optó por la abstención autoinfligiendo una derrota del gobierno. Un escenario semejante se configura en estas elecciones regionales, por eso se trataría de una abstención no producto de la apatía política, sino como posicionamiento político. En muchas regiones obreras esto ya es sintomático, como en el caso del polo industrial de Guayana donde los trabajadores han venido en un agitar de luchas por sus demandas fundamentales y le arrancaron por primera vez una nacionalización al gobierno como fue el caso de Sidor. Es que el gobierno habla de “empresa socialista” en Sidor donde existe más del 60% de la mano de obra “esclava” producto de la tercerización. Lo mismo puede estar expresándose en los otros polos industriales del país, como en los amplios sectores populares y comunidades.
Los trabajadores y las trabajadoras no tenemos por quién votar
Es por eso que el gran desafío de la clase obrera es entonces articular un proyecto y una estrategia de clase propia, contrapuesta a cualquier proyecto y liderazgo burgués, para presentárselo como alternativa al conjunto de las masas explotadas y sellar una alianza obrera, campesina y popular que luche por la derrota del capitalismo, bajo la hegemonía de los trabajadores asalariados.
Chávez y todo su séquito nos pide el voto no para avanzar en ninguna “profundización de revolución”, sino para sostener su proyecto político nacionalista burgués. Muchos trabajadores seguramente no van a votar por los candidatos de la reacción y llamamos a que les terminen de dar la espalda, pero llamar a votar por los candidatos del chavismo en estas elecciones no es contribuir a que ganen los trabajadores y derrotar a la reacción y el imperialismo, sino fortalecer una política de conciliación con ellos. Por eso decimos que los trabajadores no tenemos candidato ni voz propia en estas elecciones. Frente a la ausencia de candidaturas obreras independientes llamamos a los trabajadores a votar nulo o abstención por una política revolucionaria y de independencia de clase.
Consideramos que la tarea impostergable es luchar para que la clase obrera confíe sólo en sus propias fuerzas, métodos de lucha y organizaciones, y así levante una política obrera independiente, de clara lucha anticapitalista, en la que tendrá que enfrentarse al gobierno dada su política de conciliación, con la cual mantiene intactos los intereses de los sectores empresariales a quienes los trabajadores han enfrentado. Las elecciones pasarán, y las demandas obreras y populares seguirán en pie, por eso llamamos a no bajar la guardia. Soldar la más amplia y fuerte unidad obrera alrededor de las luchas en curso, es una tarea central del momento, para frenar los ataques al salario y las medidas de persecución contra los y las que luchan. La lucha por una vivienda digna resolviendo de una vez por todas este gran problema estructural nacional que afecta a millones de venezolanos y venezolanas, una profunda revolución agraria para acabar definitivamente con el latifundio es más clave que nunca.
El capitalismo no da más, que gobiernen los trabajadores
En el marco de una gran crisis económica que está en pleno desarrollo, los estremecimientos financieros en el corazón de Wall Street y que se han extendido a toda Europa, son los primeros pasos de una crisis profunda del sistema capitalista en su conjunto. Los trabajadores y las trabajadoras tendremos que prepararnos para acontecimientos convulsivos; donde surgirán nuevos movimientos y expresiones de la lucha de clases porque se va a multiplicar el desempleo, la falta de vivienda y las hambrunas. Como afirmamos al comienzo, desde que comenzó la crisis económica internacional, los países dependientes, como los de América Latina, incluido Venezuela, han comenzado a sentir con fuerza el impacto de la crisis. Frente a esta crisis, hay quienes se proponen emparchar al capitalismo, este no es otro que el plan de Chávez más allá de su constante retórica contra el capitalismo. Pero los marxistas revolucionarios nos proponemos derrocarlo, pues el capitalismo no se termina solo, no muere de muerte natural, hay que derrocarlo. Por eso afirmamos que nuestro programa es la oposición irreconciliable y de la lucha contra la injusticia, contra la explotación, contra la opresión, contra el sistema capitalista en su conjunto.
Hemos venido afirmando que frente a la experiencia que vienen comenzando a hacer sectores de vanguardia con “su gobierno”, se abre la posibilidad de unificar a los sectores avanzados del movimiento obrero con un programa propio, de forma independiente del gobierno, para movilizar a amplios sectores por sus demandas. En este camino, es posible dar pasos en construir un partido revolucionario de trabajadores en la lucha por terminar con el capitalismo y dar lugar a otro tipo de organización social basada en la propiedad colectiva de los medios de producción, orientada a satisfacer necesidades fundamentales: el socialismo.
Frente a la ausencia de candidaturas obreras independientes llamamos a los trabajadores a votar nulo o abstención por una política revolucionaria y de independencia de clase
LIGA DE TRABAJADORES POR EL SOCIALISMO (LTS)
18/11/2008