Por Marco Antonio Moreno
A medida que el flujo de dinero entre los bancos se seca, cada vez se hace más evidente el retorno a un momento Lehman, con más de alguna quiebra en la banca europea. Si hace año y medio advertimos que Grecia sería incapaz de pagar su deuda, muchos países se han agregado a esa lista desde entonces. Por eso el acercamiento al llamado momento Lehman pone cada día más en la encrucijada a la moneda única.
Hay que señalar que si bien el atemorizante informe del banco suizo UBS sobre el quiebre del euro, deja a la moneda única como la mejor alternativa; es en verdad una situación demasiado extrema (y brutal) sostener que su derrumbe “podría provocar el caos social, la insurgencia civil y las dictaduras militares en Europa”. En este post vimos más serenamente lo que implicaría un retiro del euro para algunos países, dejando a buena distancia la aventura dictatorial de los países de América Latina.
Lo que está claro, es que el temor a un colapso de la banca cunde a raudales y esto lo demuestra la tensión existente en los mercados. Mercados que ya ni siquiera reaccionan ante los generosos planes de estímulo que se ofrecen por doquier como hizo ayer el presidente Obama para impulsar el empleo en Estados Unidos.
Las acciones de los gigantes financieros siguen cayendo a mínimos históricos en un descenso que parece no tener fin. La italiana Unicredit ha perdido un 48% desde junio y la francesa Societe Generale ha perdido un 53%. Cada vez se hace más frecuente que los bancos guardan sus depósitos en el BCE y renuncian a la tasa de interés que les podría generar la modalidad de los préstamos interbancarios. Optan por un resguardo seguro ante el temor que el banco vecino se vaya a la quiebra. No hay honor entre ladrones.
Por eso que el paquete de Estímulo del presidente Obama resulta más de lo mismo. A tres años de sus primeros discursos ofreciendo la curación para Estados Unidos, el Presidente Obama presentó ayer ante el Congreso su nuevo paquete de medidas para combatir la alta tasa de desempleo con un plan de 450.000 millones de dólares. La Ley “American Jobs Act” realizará recortes de impuestos, principalmente para la clase media y empresarios, así como la reducción de las cargas sociales. Esta medida pretende crear más de un millón de nuevos puestos de trabajo para sacar del horizonte la cifra del 9,1% de desempleo que vive el país. Con esta acción Obama se juega su reelección el próximo año, algo que no está garantizado viendo la convulsión política y social que se vive en todas las latitudes.
Parte del plan de Obama busca mejorar la infraestructura y llamó a los inversionistas a mejorar las deficiencias que presentan aeropuertos y miles de kilómetros de carreteras y puentes en Estados Unidos. ”No podemos dejar que China nos gane en vías de transporte” advirtió el presidente Obama refiriéndose a los cuantiosos avances realizados por el gigante asiático en los últimos años. Lástima que esta idea llegue demasiado tarde.
La política actual se ha convertido en un circo y sus líderes en verdaderos payasos. Lo vemos en España con ZP y Rajoy; en el Reino Unido con Cameron, Brown y Blair; en Alemania con Angela Merkel, en Francia con Sarkozy y en Estados Unidos con Obama, Bush y Clinton. Para qué hablar de Grecia o Italia. El descontento social sube como la espuma a medida que la actual crisis conduce a un callejón sin salida, para el cual no hay respuestas porque la teoría económica, tal como fue implantada hace cuarenta años (con la quiebra de Bretón Woods) y hace treinta años con el modelo de Milton Friedman, se fue directo al infierno. Mientras no se acepte, a nivel global, que estos paradigmas eran erráticos y que se requiere una nueva mentalidad, estaremos ad infinitum en la sala de espera del purgatorio.