Por Nicolás Le Brun
La crisis en la Eurozona no para de profundizarse. Como ya antes se había reseñado en artículos anteriores, la espiral de la recesión se ha profundizado. Uno a uno como en efecto domino, los diferentes países de la zona euro van cayendo. Desde la periferia hasta el centro mismo del poder: Francia ahora y no muy lejos la toda poderosa Alemania avanzan por el mismo camino.
Recesión a la francesa
Luego de la elección de François Hollande, a principios de este año, los discursos encendidos y demagógicos que pregonaban el camino del crecimiento en contra posición al camino de la austeridad se fueron apagando por los vientos gélidos de la crisis en el resto de los países de la zona, pero aún más por los compromisos adquiridos en la administración Sarkozy, donde el déficit fiscal de los países de la UE debería verse limitado a un máximo de un 3%, bajo la amenaza de sanciones en contra del país. Pero además de eso, una vez sentado en los Eliseos, las medidas de recorte del gasto público no se hicieron esperar: impuestos para las clases populares y recortes en los programas sociales.
Pero esto no ha sido suficiente, ahora en Bruselas, la Comisión Europea, apunta todavía mas lejos en los “esfuerzos” que debe realizar el gobierno galo, debido a los pronósticos financieros para este año y el próximo. Con crecimiento que se encuentra entre un 0 y 0,1%, y un déficit fiscal que ronda el 3,6%, Hollande y sus ministros ya le están sacando la punta al lápiz para recortar en forma más agresiva el presupuesto y ponerse en consonancia con los dictados de la Comisión y de sus patrones: las bolsas de valores, la banca y el Reichstag.
Pero esto no es todo, la cantidad de empresas de gran envergadura que rozan la quiebra y pronostican recortes en el personal no son pocas. El fabricante de automóviles PSA, el primer fabricante de Francia, con sus marcas Peugeot y Citroën, registra pérdidas por montos históricos, cinco mil millones de euros en el 2012, básicamente ligado a la perdida de “competitividad” y la contracción del mercado europeo. Esto hace que el hilo, como siempre, se rompa por la parte más delgada. El anuncio de la supresión de ocho mil empleos, validados por la dirección sindical de la CGT, aparte de otras medidas que esperan según los cálculos de la patronal sacar la empresa a flota, sobre las espaldas de los obreros despedidos y de los empréstitos para poner también a flote el Banco PSA, con rescate financiero que debe ser aprobado por Bruselas.
Latigazos a la yankee
Pero esto no es todo lo que se agita en el hexágono francés. Al mismo tiempo que los planes de austeridad comienzan a tomar forma, a pesar de las constantes declaraciones en el otro sentido que dan los dirigentes del gobierno, como el Ministro de Economía, Pierre Moscovici, que dice, dientes para afuera, que "Yo no quiero añadir austeridad a la austeridad. Hace falta seriedad. ¿Debería reducir los déficits?. Si, desapalancamiento. Pero la austeridad y la recesión combinados, no son soluciones o para Europa o en Francia. "
Pero una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. Empujados por las declaraciones del gerente de la compañía de llantas Goodyear en Francia, el cual prevé el cierre de actividades de la fábrica en la zona de Amiens-Norte, expresó lo siguiente:
“Titán va a comprar una empresa de neumáticos chinos o indios, pagan menos de un dólar por salario hora y exportar todos los neumáticos incluyendo las necesidades de Francia. Usted puede mantener a los trabajadores llamados. Titán no tiene interés en la fábrica Amiens Norte ". Más adelante continua con sus declaraciones con respecto a los obreros franceses, según él estos “solo trabajan tres horas por día”.
Estas declaraciones no tienen mucho de distinto de la situación que ya viven los obreros en Europa, confrontados con la amenaza constante de cierre de las fábricas y demás actividades del sector productivo para instalarse en los países con mano de obra más barata y en abundancia como China y la India. Ya otras firmas de capital yanqui, con importantes centros de producción, han cerrado sus puertas, como la fábrica Ford en Genk, Bélgica y en Gran Bretaña. La presión para disminuir las “desventajas competitivas” para los inversores actuales y potenciales inversores de la zona euro, es de lograr que los costos de producción logren niveles cercanos a de los países de la zona euro donde las cargas sociales son más bajas. Esto en Francia, la segunda economía de la Eurozona pasa por una violenta lucha.
En Alemania, los costos de producción han sido reducidos sobre la base de la imposición de condiciones de trabajo de sobrexplotación para la clase obrera y la disminución tajante de las cargas sociales para los empleadores. La inexistencia de salario mínimo, hace que muchas personas, aproximadamente un 20% de los obreros alemanes son trabajadores pobres, sin seguro médico o con salarios pagados a un euro por hora.
Ese es el panorama “ideal” para la inversión y la competitividad.
La UE se estanca de conjunto
La recesión sigue el conjunto de la UE donde las previsiones para el año en curso son más pesimistas que las previstas en las últimas sesiones de la Comisión Europea. El aumento del desempleo a un nivel del 12% de la población activa, más un retroceso en las previsiones de crecimiento que pasaron de un 0% a un -0,3% hacen que la fragilidad aumente.
Además la denominada guerra de las divisas, donde los Estados Unidos devalúa expresamente el dólar para hacer que sus mercancías se vendan en mejores condiciones con respecto a lo fabricado en Europa, donde el euro se fortalece, pone en evidencia las contradicciones de los dos bloques económicos.
El tratado Obama: una soga en el cuello de los trabajadores
En el último informe de la Nación, el presidente Obama, apunta a un objetivo estratégico para la economía yanqui: comerse el pastel de la crisis europea.
“El responsable de Comercio Exterior de la Administración, Ron Kirk, dijo que confía en que el tratado pueda ser firmado antes de finales del próximo año. Numerosas diferencias, incluidas las de carácter político, han dificultado el crecimiento de la economía estadounidense en el mercado europeo en los últimos años. Kirk reconoció esos obstáculos, pero añadió que ahora existe “una oportunidad histórica”, una voluntad política sin precedentes para sortear esas dificultades.” (El País, 13 de febrero 2013)
La oportunidad histórica se da en el contexto de la destrucción del tejido social que ha diferenciado el modelo social europeo y el modelo gringo en conjunto por el establecido por los alemanes y los ingleses, que avanzaron en la destrucción de la conquistas adquiridas por la clase trabajadora, a lo largo de las administraciones neo liberales de la Tatcher, Kohl y otros exegetas del libre mercado.
En este sentido, la canciller alemana es más clara y preconiza por llevar adelante las reformas necesarias para la entrada en vigor del acuerdo y poner en las mismas condiciones a todos los países y eliminar las diferencias en los modelos sociales.
En este camino, los diferentes gobiernos comienzan a endurecer los recortes. En Francia y en Bélgica, ya avanzan en la ofensiva antiobrera.
La resistencia sigue pero fragmentada
Las acciones de resistencia de la clase trabajadora no se han hecho esperar y continúan a pesar de que las dirigencias sindicales abonan el campo de la concertación social, el cual no pueden de momento pasar al pacto por la enorme bronca de los trabajadores que no han sido derrotados en su conjunto.
Grecia enfrento la semana pasada la primera huelga general del año en contra de las medidas de austeridad. Los trabajadores belgas vienen de pasar por una jornada nacional de protesta contra el congelamiento de salarios y cerca de 40 000 marcharon en las calles de Bruselas a pesar de la temperaturas bajo cero. En España, los trabajadores de Iberia no paran en su huelga contra de los despidos y recortes en la aerolínea producto de la alianza con los ingleses.
El mes de marzo comienza con el anuncio de una jornada de dos días de protesta europeos contra la austeridad. Sin embargo el llamado de huelga general europea sigue desdibujada de los discursos de los dirigentes sindicales, miembros de una burocracia ultra privilegiada y que forman parte de los partidos políticos de la burguesía.
La resistencia y la posibilidad de derrotar los designios de la burguesía, pasan por la construcción de una nueva dirección sindical salida de las bases y que deje de lado los compromisos con los gobiernos sean estos “socialistas” o de la derecha neo liberal, que al final de cuentas aplican los mismos programas en contra de la clase trabajadora.