Por Nicolás Le Brun
Los hechos ocurridos en París en la primera semana laboral del mes de enero y que han causado 17 víctimas han sido el producto de un enorme conflicto en el seno de todos los sectores. Están representados casi todos los aspectos de la sociedad francesa y mundial: religión, política, sociedad, Estado, libertad de expresión, y otros más. El objetivo de este artículo no es abordarlos todos, sería pretencioso, pero es importante que, dentro de las filas de los socialistas revolucionarios demos el debate. Pero partimos de un principio claro: condenamos los asesinatos de los periodistas y dibujantes del semanario por parte de los islamistas que se reivindican del Estado Islámico y de Al Qaeda del Yemen.
El primer elemento es dilucidar qué es Charlie Hebdo y qué representa con respecto a la sociedad francesa. El recorrido de este equipo de redacción y de dibujantes no ha sido siempre objeto de admiración de la clase dirigente francesa y sobre todo de la ultra derecha. Charlie Hebdo viene de otra revista satírica, “Harakiri”, censurada por una publicación con doble sentido sobre un incendio que produjo 146 víctimas y la muerte del general de Gaulle. A partir de ese momento, nació el Charlie Hebdo como un semanario satírico que conocería una crisis profunda que lo llevó a desaparecer durante casi diez años.
Luego volvió por sus fueros, siendo un semanario que se podría calificar de marginal, pero como un referente de la sátira y del humor provocador. Una buena parte del equipo proviene del mayo francés del 68. Figuras como Wolisnski, Cabu, Charb, Tignous son nombres y referentes de las caricaturas que no solo se publicaban en este semanario, sino en otros similares como “Le canard enchainé “.
El segundo elemento es tratar de ubicar el contexto no solo de Francia si no de una Europa que se debate entre la austeridad, la migración y la integración. Los vientos de la crisis agitan la polarización social pero también hacen aparecer todos los prejuicios de la sociedad a todo nivel.
¿Se lo merecían?
Uno de los argumentos esgrimidos por los que se consideran lastimados por el humor de la revista, es que fueron demasiado lejos y que la religión merece el respeto. Desde el papa Francisco, los manifestantes en varios países musulmanes y hasta sectores de la izquierda consideran que deben establecerse límites a la libertad de prensa.
Por otro lado, los jefes de gobierno que marcharon el 11 de enero en Paris, haciendo gala de la más absoluta doble moral, como en las religiones y sectas religiosas, condenaron el ataque, pero de regreso a sus países no dudaron en censurar el nuevo número de Charlie Hebdo. Pero eso no es un problema para las potencias imperialistas que ya en el pasado han tenido dentro de sus aliados a feroces dictaduras de todos los signos.
Pero las masas que salieron a marchar estaban conmovidas por la naturaleza de los hechos, que reflejan la barbarie del oscurantismo religioso de cualquier índole. No es casual tampoco que dentro de este contexto se haya venido dando un retroceso a todo nivel, no solo en el seno de la sociedad francesa sino que el conjunto de la sociedad europea. La particularidad es que en Francia la sociedad se ha venido polarizando sobre temas como el “matrimonio para todos” que ha enfrentado a las catacumbas religiosas de toda índole con el gobierno que ha llevado adelante el proyecto como parte de las promesas de campaña electoral. Las manifestaciones reaccionarias, donde todas las autoridades de varias religiones han participado y movilizado a millares de personas no dejan de ser ilustrativo. Las amenazas y actos vandálicos en contra de personas que apoyaban el proyecto no eran más que un presagio del clima que se venía generando. Sectores de la sociedad también han venido manifestando para que el derecho al aborto sea limitado; como gran ejemplo la iniciativa del gobierno Rajoy de querer eliminar el derecho al aborto ampliamente saludado por todos los sectores religiosos, y en especial de la Iglesia Católica con su amplio historial de apoyo activo de la dictadura de Franco.
Entonces la ofensiva en contra de las libertades más fundamentales por parte de las autoridades gubernamentales o bien por parte de las autoridades religiosas ha hecho que el clima se haya volcado a un giro confesional. Este giro no es casual y el fomento de los valores “cristianos de occidente” en contra de los valores musulmanes o la aparición del anti semitismo como los últimos casos de los atentados y asesinatos en la escuela judía en el sur de Francia, el atentado del Museo Judío de Bruselas o el asesinato y toma de rehenes de hace dos semanas, reabre las páginas más negras de la persecución religiosa en Europa.
Dentro de ese marco, el equipo de Charlie Hebdo llevaba a cabo una denuncia sistemática de las autoridades religiosas de una forma que se puede apreciar de buena manera o no. Ese es el objetivo, pero las apreciaciones no están por encima del derecho de estos artistas de plantearlo en total libertad. Atacaron al vaticano por su posición en contra del matrimonio para todos, pero también han denunciado la pedofilia impune en la iglesia y otras posiciones retrógradas.
En el marco de la lucha contra la extrema derecha, la voz del semanario también se ha escuchado fuerte y claro. La denuncia sistemática del discurso xenofóbico del Frente Nacional y de las figuras de la ultra derecha no ha faltado en las portadas. En las últimas ponía como guardianes de un campo de concentración a los Le Pen (padre e hija) y al periodista francés Zemmour, autor de un libro xenofóbico “el suicidio francés”. Es decir, el eje de la revista no era “profanar” una religión en específico, era de mofarse y de criticar en sí la visión religiosa de las cosas personificadas en las autoridades correspondientes.
Entonces la discusión es otra y no se puede abordar de una manera maniquea ¿Se puede criticar el dogma religioso? Claro y de todas las formas que se pueda. El marxismo desde su origen no ha cesado de criticar el dogma religioso y por todos los medios. El problema es que nos encontramos ante una etapa donde existe un enorme retroceso en la conciencia y desde hace casi treinta años el movimiento de masas hace frente a la mayor contra revolución económica y política que abarca cada uno de los aspectos de la vida. La aparición de grupos como el Estado Islámico, BokoHaram, Al Qaeda y otros más en otras partes del planeta no se puede resumir a la simple teoría del complot, de grupos que han sido creados y financiados por el imperialismo en sus inicios, como Al Qaeda para enfrentar a los soviéticos en Afganistán y los otros. Es un reflejo de que existe una necesidad del movimiento de masas de esos países de deshacerse del yugo imperialista, pero la dirección del movimiento es asumida por estos grupos oscurantistas que ganan la simpatía de ciertos sectores de las masas. Esta ola tiene su presencia en Europa porque el grueso de la mano de obra inmigrante proviene de estos países. Dentro de la sociedad, la migración está lejos de ser asimilada a la población autóctona y provoca fenómenos de marginalización y aislamiento dentro de estos sectores de la población. Esto es caldo de cultivo para estos grupos y para la ultra derecha. Por un lado sectores de la juventud se sienten atraídos por este discurso religioso como base de una pseudo identidad. La perspectiva de la lucha de clases, la lucha por el salario, el acceso a la vivienda digna, a la educación de calidad desaparece y en su lugar existe la lucha entre dos modelos: el modelo “occidental” y por otro lado la “charia”.
La ultra derecha aprovecha el contexto para avanzar, tal y como lo hizo en las pasadas elecciones legislativas europeas y francesas, donde el Frente Nacional llegó a un porcentaje bastante elevado de un 25% de los votos. Por otro lado, en Alemania las marchas semanales del grupo PEGIDA (Patriotas Europeos en Contra de la Islamización de Occidente) llega a mover cerca de una decena de millar de personas. El mensaje de este grupo ultra derechista es bien claro, así como el de otros más que provienen de grupos en todos los países de Europa y que encuentran representación a nivel nacional y/o dentro del parlamento europeo: UKIP de Inglaterra; Frente Nacional de Francia, el Partido por la Libertad de los Países Bajos y otros más que atizan el lenguaje de la creciente “islamización” de Europa para ganar adeptos.
Condena
Los socialistas revolucionarios no podemos justificar ni apoyar el asesinato de los periodistas y dibujantes de Charlie Hebdo, pero no nos ponemos en el campo de la burguesía imperialista y reclamamos la ampliación de las libertades democráticas para la población. Con el pretexto de la seguridad ahora empieza un trabajo de censura metódica por parte de los servicios de seguridad del Estado como antesala a la lucha contra los planes de austeridad. Exposiciones, festivales de cine alternativo y otros se unen en la lista de las “suspensiones” o prohibiciones bajo el pretexto de la amenaza terrorista. El ejército en las calles es otro aspecto de la deriva seguritaria.
Pero este plan para garantizar las libertades debe de estar ligado a la lucha contra la austeridad. En las pasadas huelgas los obreros de todos los orígenes y confesiones han actuado como un solo puño. Este es el camino a seguir.