Por Armando Sosa
Las últimas semanas se han caracterizado por una serie de huelgas y movilizaciones a lo largo y ancho del viejo continente.
El detonador de esta ola de contestación ha sido el aumento galopante de la inflación y sobre todo de la explosión de los precios de los combustibles fósiles y de la electricidad que ha dejado a millares de familias en la precariedad. Millones de hogares han tenido que hacer la escogencia entre pagar los recibos y comer porque los salarios no dan.
El precio de la energía ha impulsado al alza la inflación en los 19 países que tienen el euro como moneda hasta alcanzar un récord del 9,9%, lo que complica que la gente pueda adquirir lo que necesita. Algunos no ven más opción que salir a la calle.
“Hoy, la gente se ve obligada a emplear tácticas de presión para lograr un aumento” salarial, dijo Rachid Ouchem, un médico que estaba entre las más de 100.000 personas que esta semana protestaron en múltiples ciudades francesas.” (latimes.com)
Esta situación solo puede compararse a lo vivido hace casi cincuenta años con la crisis petrolera producto de la reducción de la producción por parte de los países de la OPEP.
En el actual contexto de guerra en Ucrania, precedida por dos años de pandemia que asolaron también a las familias de la clase trabajadora, sobre todo a las de empleos precarios pero también a todos los asalariados que han visto como sus salarios han sido reducidos por la inflación sin que de la parte de los patronos, públicos o privados, se vea la más mínima intención de ofrecer un aumento consecuente.
Un pequeño recuento de las movilizaciones
Como apuntábamos anteriormente, una ola de movilizaciones sacude Europa. En Francia los trabajadores del gigante energético Total salieron a la huelga luego que la patronal ofreciera un exiguo aumento de salarios cercano al 5%. Sin embargo, los trabajadores reclaman un aumento del 10%. Las dirigencias burocráticas de las centrales pro patronales CFDT y la CGC firmaron un acuerdo para desmovilizar y aceptaron el 5% de la patronal con un bono excepcional. Los afiliados a los CGT continuaron la huelga en varias refinerías lo que hizo que el gobierno declarara la requisición de trabajadores manu militari, violentando el código de trabajo.
A la fecha, el movimiento viene en caída, ya que a la represión gubernamental y de la patronal, la entrada de otros sectores para apoyar a los huelguistas de Total y salir de forma unificada para exigir un aumento acorde con la inflación ha sido parcial como el martes 17 de octubre. Este día, los trabajadores del transporte de Paris, los ferroviarios, los profesores y estudiantes decretaron una huelga. Pero tanto la CGT como las otras centrales se hacen los sordos a los pedidos de las bases para decretar una huelga general indefinida.
La bronca de estos trabajadores fue mayúscula luego que se diera a conocer que el presidente de la compañía con un súper salario se había recetado un aumento del 52%. Al mismo tiempo, los beneficios extraordinarios de esta misma empresa que se ha prestado para la especulación de los precios del gas y los otros combustibles llegan a sumas escandalosas.
“Las "superganancias" de Total ya estaban siendo debatidas. El anuncio realizado el jueves 28 de julio lo reanimará: el grupo ganó 5.700 millones de dólares (5.600 millones de euros) en beneficio neto en el segundo trimestre de 2022. Esto es más del doble de sus ganancias en el segundo trimestre de 2021 (2.200 millones de dólares). Una situación relacionada con la guerra en Ucrania y su efecto en los precios. "Los efectos de la invasión rusa de Ucrania en los mercados energéticos continuaron en el segundo trimestre, con precios del petróleo que superaron los 110 dólares por barril en promedio en el trimestre", dijo el director ejecutivo de Total Energies, Patrick Pouyanné, citado en un comunicado de prensa del grupo. Todo el sector del petróleo y el gas se está beneficiando de esto: Shell anunció una ganancia quintuplicada en el segundo trimestre. Esta ganancia se obtuvo a pesar de una nueva provisión de 3.500 millones de dólares vinculada al potencial impacto de las sanciones internacionales sobre el valor de su participación en el grupo ruso Novatek, informó Total Energies en un comunicado de prensa.En Inglaterra los trabajadores del ferrocarril y otros sectores empobrecidos han salido a luchar lo que ha provocado que la crisis política en el país se exacerbe. La rimbombante primera ministra Truss tuvo que renunciar prematuramente al ver que las medidas lanzadas para dar reducciones mayores en los impuestos para las compañías y migajas para los trabajadores fueron contestadas en todos los frentes. En Rumania, uno de los países más pobres de Europa miles de personas se movilizaron en Bucarest para reclamar mejoras salariales y el congelamiento de los precios de la canasta básica y de los combustibles. En Praga, Republica Checa, también se han producido movilizaciones masivas pidiendo la caída del gobierno. En Alemania los pilotos de Lufthansa y los ferroviarios también decretaron huelgas para exigir alzas salariales. En Bélgica, una huelga general de un día se prepara para el 9 de noviembre, lo que no ha impedido que varios sectores se hayan lanzado a la huelga exigiendo la misma reivindicación porque el fin de mes es cada vez más difícil. Las últimas convocatorias a manifestaciones han sobrepasado las expectativas llegando a movilizar varias decenas de millar en el conjunto del país. El freno que tienen todos estos movimientos es el mismo. Una burocracia sindical ligada a los partidos en el gobierno que en lugar de impulsar el descontento de las bases hacen todo por frenarlo al negarse a llamar a la huelga indefinida. Esto exige un plan de acción que sea discutido en las bases y que no se limite a escuetas jornadas de un día o a movilizaciones los fines de semana. La situación asfixiante lleva a que cada vez se sumen sectores a huelgas sectoriales. En Paris, los trabajadores de la compañía de transportes regional la RATP anuncia una huelga para el 10 de noviembre con la misma agenda, aumento de salarios y mejores condiciones de trabajo.Se abre una situación pre revolucionariaLa vieja formula de Lenin nos dice que una situación revolucionaria se caracteriza cuando los de arriba no pueden y los de abajo no quieren. Europa se acerca rápidamente a una situación similar. En Europa hay una situación prerrevolucionaria en tránsito a una situación directamente revolucionariaLa crisis política exacerbada por la guerra en Ucrania que pone al conjunto del imperialismo europeo en jaque al ver que la principal fuente de energía para asegurar el modelo económico burgués como lo son los combustibles fósiles provenientes de Rusia a bajo costo se derrumba. El avance del imperialismo yanqui para imponer sus condiciones en el viejo continente y acentuar el papel de subordinación crea fricciones en el seno de los países miembros de la UE. Esta polarización se refleja también hechos como el ascenso de la extrema derecha en Italia con el gobierno de Meloni. Por otro lado, países como Polonia que siguen la agenda del gobierno de Biden y otros como Hungría más proclives a Moscú hacen que los acuerdos sean frágiles. Al mismo tiempo, la burguesía alemana se niega a perder el rol de locomotora económica y política de la región. En el campo de los trabajadores como hemos visto en el anterior apartado, la resistencia persiste y se profundiza de manera atomizada por el momento. Durante décadas los trabajadores del viejo continente han visto menguar sus conquistas sociales ante la embestida de los gobiernos y de la troika. Los diktats de austeridad y liberalización de la economía son responsables de la actual crisis. En el sector energético, la privatización del sector como parte de la ofensiva de la Comisión Europea para ofrecer en bandeja de plata el estratégico sector a los accionistas y especuladores ha provocado esta incrementación sin precedentes en los costos de la energía. El mecanismo de fijación de precios provoca un encarecimiento sin fundamento de los precios finales. Ante esto la CE se muestra timorata y cínica a la vez al negarse a cobrar los impuestos a las súper ganancias de las empresas.
“Esta crisis energética no tiene una solución rápida”, dijo Torbjorn Soltvedt, analista de Verisk Maplecroft. “Y, en todo caso, la inflación parece que podría ser peor el año que viene de lo que ha sido este”….La suerte ha sido que, hasta ahora, el mes de octubre está siendo más suave de lo habitual, lo que supone una menor demanda de combustible para calentar los hogares, apuntó el analista.. Pero “si este invierno se produce una interrupción inesperada del suministro de gas procedente de Europa, es probable que veamos un mayor incremento de los disturbios civiles, el riesgo y la inestabilidad gubernamental”, dijo. (latimes.com)
Por la huelga general indefinida
Como en 1914, los trabajadores no tenemos campo en esta guerra inter imperialista y no tenemos por qué pagar con nuestra hambre y sufrimiento los costos de la misma. Mientras los gobiernos asignan enormes presupuestos al ejército y evitan tasar a los grandes empresarios la miseria, el frio y el hambre se asoman en los hogares de la población en Europa.
Es necesario construir corrientes sindicales combativas y clasistas que saquen de sus puestos a estos dirigentes anquilosados y amodorrados al servicio de los intereses del gobierno y de los patrones.
Una huelga general indefinida hasta lograr el congelamiento de los precios de la canasta básica, los combustibles y los bienes de primera necesidad.
Al mismo tiempo debemos negarnos a que nuestros jóvenes sea la carne de cañón en este conflicto inter imperialista que se recrudece y hace que la sombra de una nueva guerra se proyecte en el viejo continente.