Por Orson Mojica
La guerra en Ucrania ya pasó los mil días y se acerca a los tres años de duración, sin una perspectiva clara sobre cómo terminará el conflicto armado, aunque últimamente la balanza parece inclinarse a favor de un triunfo militar de Rusia, que se reflejará mas temprano que tarde en la mesa de negociaciones.
Tomar la decisión de invadir Ucrania, un país eslavo, hermano de sangre de Rusia, fue una amarga decisión para Putin. La llamada “operación militar especial” es una guerra abierta, no declarada oficialmente, fue una necesaria medida de autodefensa, ante el peligro que representaba el creciente poderío militar del ejército de Ucrania, controlado por fuerzas nacionalistas pro occidentales, que son apoyados por Estados Unidos con financiamiento, armas y municiones. El apuntalamiento del ejército de Ucrania, después del golpe de Estado del 2014, formó parte del peligroso avance del aparato militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que se acercaba peligrosamente a las fronteras de Rusia, y que encerraba el peligro real de una inminente instalación de misiles nucleares que apuntaran al corazón de Moscú. En pocas palabras, el futuro de Rusia como nueva potencia imperialista se decidiría en la guerra de Ucrania.
El problema nacional y las pretensiones imperialistas
Al inicio de la invasión rusa, en febrero del 2022, los grandes medios de comunicación difundieron la falsa visión que el ejército ruso era incompetente ante el avance arrollador del ejército de Ucrania. Un disparate malicioso para engañar a la opinión publica de Europa y Estados Unidos. Si bien es cierto, el ejercito de Ucrania logró algunos éxitos tácticos al inicio de la guerra, la estrategia del ejercito ruso fue desgastar y degradar la capacidad militar del ejército de Ucrania, lo que quedó de manifiesto con el fracaso militar de la ofensiva ucraniana de octubre del 2023. Este fue un punto de inflexión en la guerra, que permitió sucesivas contraofensivas victoriosas del ejercito ruso, que ya había cumplido la parte esencia de debilitar al enemigo.
En la guerra de Ucrania se combinan tres aspectos centrales: en primer lugar, la lucha por la existencia y autodeterminación de Ucrania como Estado-nación. En segundo lugar, el afán del imperialismo norteamericano y europeo de cercar militarmente a Rusia, debilitarla y fragmentarla. Y en tercer lugar, las pretensiones de Rusia de recuperar el control del área geográfica que fue parte del imperio zarista.
No hay duda de que tanto Rusia como China representan imperialismos emergentes en el siglo XXI. Ambos compiten con Estados Unidos por la hegemonía mundial. Rusia, a comienzos del siglo XX, antes de la revolución bolchevique de 1917, era el imperialismo más débil de Europa. De igual manera, China, un imperio milenario, atrasado económicamente, humillado por el imperialismo ingles en el siglo XIX, siempre fue un imperio en Asia.
Es una ironía de la historia que estos imperialismos atrasados económicamente (Rusia y China) y ahora emergentes, se han levantado nuevamente, después del fracaso de las dos más importantes revoluciones socialistas que sacudieron al mundo durante el siglo XX, y que terminaron en complejos procesos de restauración capitalista, con ritmos diferentes, pero ambos recuperando su rol de imperialismos.
La guerra en Ucrania se circunscribe en un conflicto entre el imperialismo norteamericano, que quiere cercar militarmente a Rusia, y el nuevo imperialismo ruso que trata de restablecer su control en el área de influencia que perteneció a la URSS hasta 1991.
En medio del conflicto inter imperialista entre Estados Unidos y Rusia, por la redefinición del nuevo orden mundial, se encontraba bajo fuego cruzado la lucha de Ucrania por prevalecer como Estado nacional. Zelensky y la camarilla ultranacionalista en poco tiempo demostró su incapacidad y estupidez para defender la autodeterminación nacional. Huyendo del temido imperialismo ruso, se fueron a refugiar bajo los faldones del imperialismo norteamericano y europeo, liquidando la posibilidad de prevalecer como Estado-nación independiente.
La manipulación del sentimiento nacional ucraniano
Para debilitar a Rusia e impedir su retorno como potencia militar, contraparte de Estados Unidos en la arena mundial, la administración Biden explotó las contradicciones existentes dentro de Ucrania.
Ucrania, como muchas otras de Europa, no es una nación homogénea. En realidad, hay dos Ucranias: la parte occidental de la actual Ucrania se formó con una parte de los territorios que el Ejército Rojo arrancó a Polonia y Rumania, al finalizar la segundad guerra mundial. La otra parte oriental, especialmente el Donbas, formaban parte de los territorios conquistados por el antiguo imperio ruso, en el que habita una población mayoritariamente rusoparlante.
Al exacerbar y manipular los sentimientos nacionales de la población ucraniana, Biden echó a pelear una parte de Rusia contra otra parte de Rusia. En el fondo, es una guerra fratricida que nunca debió estallar, cuya autodeterminación nacional debía resolverse de manera pacífica, pero Estados Unidos necesitaba explotar el conflicto, para tener una masa de soldados con el objetivo de provocar “una derrota estratégica a Rusia”, según las palabras de Biden.
Dos fases en la guerra de Ucrania
La guerra en Ucrania ha dividido aguas a nivel mundial. La derecha y ultraderecha han cerrado filas alrededor del imperialismo norteamericano y europeo, que enarbola cínicamente las banderas de la democracia burguesa liberal, en contra de Putin, el dictador, el nuevo zar de Rusia. La lucha es, pues, entre democracia contra dictaduras, una quimera.
Durante la primera fase de la guerra, de febrero a marzo-abril del 2022, Ucrania libró una guerra justa contra la invasión rusa. La segunda fase se inició con el fracaso de las negociaciones de paz en Estambul, Turquía. Ahí se firmó el borrador de un acuerdo de paz, que contemplaba la integridad territorial de ucrania, salvo Crimea que ya había sido anexada a Rusia en 2014, la no incorporación de Ucrania a la OTAN, la no instalación de bases militares de la OTAN y que se restableciese en la Constitución de Ucrania el principio de neutralidad.
Por presiones de Estados Unidos y de Inglaterra, Zelensky y su camarilla decidieron continuar la guerra fratricida. Lo correcto en ese momento, dadas las circunstancias geopolíticas, era llegar a un acuerdo diplomático, a una paz negociada con Rusia que preservara la conquista del Estado-nación de Ucrania.
Fue después del fracaso de las negociaciones en Estambul, en septiembre de 2022, que Putin impulsó la anexión del Donbas a Rusia, cuyos territorios en su mayoría ya habían sido liberados por las tropas rusas.
La izquierda claudicante
En una guerra inter imperialista, en términos generales los socialistas nunca apoyamos a un imperialismo contra el otro. Mantenemos una postura independiente. En ese caso somos pacifistas o derrotistas revolucionarios. Siempre luchamos para que los soldados de ambos bandos confraternicen, se termine la matanza, y se unan para impulsar la revolución en sus respectivos países.
No obstante, negando los principios del internacionalismo proletario, la mayoría de la izquierda europea y norteamericana, defienden la continuidad de la guerra en Ucrania, cierran los ojos o apoyan el multimillonario financiamiento al gobierno de Zelensky, bajo el argumento de defensa de la democracia contra la dictadura de Putin, haciéndole el juego por la izquierda al más peligroso de los bandidos imperialistas: Estados Unidos y los países de la OTAN
Zelensky convirtió a Ucrania en una semicolonia de Estados Unidos y Europa, liquidó la independencia política. El ejercito de Ucrania se convirtió en un ejército títere que ya no lucha por su país, ya no decide por cuenta propia, sino que obedece las ordenes de quienes pagan su planilla y llenan de armas las bodegas.
La derrota militar de Ucrania a la vista
Estados Unidos ha gastado cerca de 200,000 millones de dólares en los últimos tres años, en ayuda económica y militar para Ucrania. De hecho, Ucrania estaría en bancarrota sino fuera por esa copiosa ayuda económica y militar que, para colmos, ya resulta insuficiente.
Después de la fracasa ofensiva militar del ejercito ucraniano en octubre del 2023, Ucrania no solo no pudo reconquistar territorios, sino comenzó a retroceder en todos los frentes. Las armas no sirven si no hay soldados que las usen. En términos generales, Ucrania ha perdido más de medio millón de soldados, lo que se ha evidente en la escasa rotación de soldados en los frentes de batalla, en el elevado numero de deserciones y en las duras leyes aprobadas para reclutar más soldados.
La sorpresiva invasión de Ucrania en Kursk
En febrero de 2024, el comandante en jefe del ejercito de Ucrania, el general Valeri Zaluzhni fue destituido, después de declarar que había un estancamiento en la guerra, contradiciendo la propaganda oficial de que Ucrania estaba ganando la guerra. En realidad, fue destituido porque insinuó que debía negociarse la paz con Rusia.
Mientras el ejercito de Rusia conseguía victoria tras victoria, avanzando y liberando pequeñas localidades, Zelensky y el nuevo jefe del ejército, general Oleksandr Syrskyi, diseñaron una peligrosa maniobra militar, invadiendo la provincia de Kursk, con un pequeño ejército de tropas de elite, con el objetivo de obligar al ejercito ruso a trasladar tropas a esa región, y de esta manera reducir la intensidad de la contraofensiva rusa. Al parecer, el objetivo también era controlar esa parte del territorio ruso, para intercambiar posiciones en una inminente mesa de negociaciones.
Como era de esperarse, los rusos comprendieron la maniobra y no restaron tropas del frente de batalla, sino que movilizarion nuevas unidades que, en corto tiempo, tienen rodeadas y a punto de liquidar a las tropas elites de Ucrania enviadas a Kursk. La maniobra de Ucrania no solo no dio resultados, sino que se transformó en una nueva y peligrosísima derrota militar.
La nueva política de Trump sobre Ucrania
En medio de la campaña electoral, Donald Trump insistió que arreglaría la guerra en Ucrania en 24 horas, enviando el mensaje a la camarilla de Zelensky que le obligaría a establecer negociaciones con Rusia.
Trump no es filántropo ni pacifista. Recordemos que el ordenó el asesinato del general iraní, Qasem Soleimani, mientras visitaba Irak en enero del 2020. Pero Trump, como multimillonario, comprendió que la guerra en Ucrania estaba perdida, y era mal negocio para Estados Unidos. Trump siempre criticó la política de Biden porque había unido a Rusia y China en un frente de defensa común. Para Trump la prioridad es China, y por eso se ha mostrado conciliador con Putin.
De la misma manera que en 2020 tomó la decisión de retirar las tropas norteamericanas de Afganistán, Trump ha comprendido que Ucrania pertenece al área de influencia de Rusia.
En momentos en que la deuda de Estados Unidos ha subido a 36 billones de dólares, Trump comprende que no puede seguir tirando dinero en un saco rato como es la guerra de Ucrania. Pero no debe haber ilusión que Trump abandonará la plaza de Ucrania de manera intempestiva, en el transcurso de las negociaciones con Putin, algo pedirá a cambio.
Zelensky cambia su discurso y acepta posibles negociaciones
En el transcurso del 2024, en estados Unidos ha habido un debate permanente sobre la guerra en Ucrania. Mientras Zelensky pide mas armas, para compensar las perdidas humanas y las derrotas militares, Jack Sullivan, gran asesor de Seguridad Nacional de Biden, se mostró reacio a proporcionar armas de última generación al ejército de Ucrania: "¿Hemos visto una diferencia marcada desde que proporcionamos tanques a Ucrania en términos del campo de batalla? Del mismo modo, en lo que respecta a los F-16, ¿hemos visto una diferencia marcada? Nuestra opinión ha sido que no hay un solo sistema de armas que marque la diferencia en esta batalla".
Insistió en que el principal problema en Ucrania es la falta de soldados: "Se trata de personal, y Ucrania necesita hacer más, en nuestra opinión, para fortalecer sus líneas en términos de la cantidad de fuerzas que tiene en las líneas del frente" (a PBS News, 22/11/2024)
Ante el indetenible avance del ejército ruso, y el fracaso militar de la operación en Kursk, Zelensky adoptó dos posturas: solicito autorización para usar armas de largo alcance contra Rusia, específicamente los misiles ATACMS o Storm Shadow, al mismo tiempo que ha comenzado a hablar de la posibilidad de terminar la guerra por medio de negociaciones con Rusia.
En su discurso de Año Nuevo 2022-2023, Zelenski dijo: "Luchamos y seguiremos luchando. Por la palabra principal: Victoria". En septiembre de 2023, dirigiéndose a la Asamblea General de la ONU, expresó: "La guerra no puede simplemente desvanecerse. Por eso esta guerra no puede calmarse con conversaciones".
Pero el resultado de las elecciones en Estados Unidos, y la situación en los frentes de combate, le obligaron a cambiar el discurso. Hace pocas semanas, Zelensky dijo: "Es seguro que la guerra terminará más pronto con las políticas del equipo que ahora dirigirá la Casa Blanca (…) No podemos perder decenas de miles [de personas] de nuestro pueblo, [hacer] que perezcan por el bien de recuperar Crimea", declaró. (20/11/2024)
Un giro de 180 grados, después de haber firmado un decreto que prohibía establecer negociaciones con Rusia. La balanza de la guerra se inclina a favor de Rusia, al mismo tiempo que ha cambiado la situación internacional y hay un cambio de poder en Estados Unidos.
Zelensky ahora luce más pesimista: “Si la cortan [la ayuda], creo que perderemos. Por supuesto, de todos modos, seguiremos luchando. Tenemos producción, pero no es suficiente para prevalecer. Y creo que no es suficiente para sobrevivir. Este momento depende, creo, de nuestra unidad en Ucrania, y creo que lo que es muy peligroso es que perdamos la unidad en Europa y, lo que es más importante, la unidad entre Ucrania y Estados Unidos", (RT 20/11/2024)
Recientemente, el almirante norteamericano James Stavridis, quien fue jefe de la OTAN en 2009-2013, escribió un artículo en Bloomberg, que resumían la situación de Ucrania: "Los llamamientos del presidente Vladímir Zelenski tienen un tono cada vez más desesperado, y nada en los nombramientos de seguridad nacional del equipo de Trump animará la sensación de seguridad de Kiev" (20/11/2024)
Se mantiene la agresividad de la OTAN
Mientras surgen todo tipo de conjeturas sobre el futuro de la guerra en Ucrania, elel secretario general adjunto interino de la OTAN, Boris Ruge, en una entrevista concedida al diario El Mundo, mantuvo el discurso agresivo: "Tenemos que seguir apoyando a Ucrania: no porque sea una cuestión de caridad, sino porque es de nuestro interés estratégico que Ucrania pueda defenderse de Rusia y prevalecer como una nación soberana e independiente".
Pero la clave de la situación, está en esta parte de la entrevista: "Nuestra presencia en el flanco oriental de la OTAN está ya en un nivel completamente diferente. Además, ahora tenemos cientos de miles de tropas en alta disponibilidad que pueden ser desplegadas en el flanco oriental o donde sea necesario en diez días", (21/11/2024)
Ante el inminente derrumbe del ejercito de Ucrania, por los golpes constantes del ejército ruso, Macron dijo, en marzo de 2024, que no descartaba el envió de tropas francesas para combatir al lado de Ucrania.
No obstante, David Lammy, canciller del gobierno laborista de Inglaterra, ha insistido en apoyar a Ucrania ante la inminente negociación con Rusia: “Es enormemente importante que, junto a los aliados, ayudemos a Ucrania a hacer frente a esta lucha en estos momentos (…) Para negociar tiene que haber alguien con quien negociar”, ha matizado (…) Tenemos que centrarnos en los desafíos que hay por delante. La verdad de ello es que probablemente tenemos por delante un invierno amargo y duro en Europa (…) Como parte de ese acuerdo, es enormemente importante que Ucrania tenga las garantías de seguridad necesarias y que la agresión rusa sea repelida (…) En Europa somos realmente claros sobre que no podemos tolerar una situación en la que termina la guerra y Rusia vuelve dentro de un tiempo” (Infobae, 26/11/2024)
Ahora la posición global de los miembros de la OTAN es apoyar a Ucrania para que pueda negociar con Rusia, ya no hablan de derrota de Rusia.
Por eso, mas adelante en su entrevista, el canciller Lammy, nos muestra que es lo que está ocurriendo tras bastidores: “(…) Cuando Trump alerta a Europa y anima a Europa a gastar más en defensa, sigue una larga línea (…) Cuando Trump llegó al cargo, sólo el cuatro por ciento de los socios europeos gastaban más del dos por ciento del PIB (en defensa) (…) Cuando dejó el cargo, esa cifra había aumentado a más del diez por ciento. Ahora es del 23 por ciento. Donald Trump está en lo cierto”, (ibid.)
La guerra en Ucrania ha servido como pretexto para aumentar el gasto en defensa y renovar los arsenales de la OTAN, ahora no solo tiene mejores armas y mas tropas, sino que es una tenaza militar que amenaza a Rusia.
No obstante, el excomandante en jefe del Ejército de Ucrania y actual embajador de Kiev en Londres, el general Valeri Zaluzhny, ha dicho que la OTAN no esta lista para una guerra contra Rusia. En un guerra, “(…) el número de objetivos aéreos es cada vez mayor, y el número de contramedidas es limitado y demasiado caro. Incluso a este respecto, creo que ni el Reino Unido ni los países europeos estarán preparados.
(….) ¿Tiene un país europeo o el mismo Reino Unido de hoy 5.000 misiles para los sistemas Patriot para derribar bombas aéreas guiadas? Lo dudo. Porque son muy caros y, en consecuencia, es imposible tener demasiados, porque es problemático producirlos. Así que en este componente militar podemos decir que no están preparados". (23/11/2024)
El uso de misiles de mediano alcance y la repuesta rusa
Después de muchos titubeos, y verificando el avance de las tropas rusas, Biden antes de abandonar la presidencia, como una forma de inyectar energía al ejercito de Ucrania, le autorizo usar los misiles ATACMS contra territorio ruso.
El 19 de noviembre, el ejército de Ucrania atacó con ATACMS una instalación militar en la provincia rusa de Briansk. El portavoz del Kremlin aclaró que el ejército de Ucrania no tiene capacidad de "realizar ataques con modernos sistemas de precisión de largo alcance de fabricación occidental por sí solo, las tropas ucranianas no pueden utilizar estas armas por sí mismas, estos sistemas de misiles solo pueden ser operados por personal militar de la OTAN", mediante el uso de datos de inteligencia de los satélites de la OTAN, de los que Kiev no dispone. (22/11/2024)
La repuesta rusa no se hizo esperar. Rusia desplegó por primera vez un misil hipersónico de alcance medio, desde Astracán, en el interior de Rusia, contra fabricas militares en la ciudad de Dnipro, en Ucrania.
Como se trataba de un misil de alcance medio, con capacidad de llevar ojivas nucleares, Rusia informó media hora antes a Estados Unidos, conforme los protocolos anunciados, para evitar confusiones con un posible ataque nuclear. Este ataque es un mensaje a los países de la OTAN de que nadie esta seguro si estalla una guerra contra Rusia.
La crisis del gobierno de Scholtz
El resultado de las elecciones en Estados Unidos y la guerra en Ucrania, ya tiene su primer gran baja: el gobierno de Olaf Sholtz estalló precisamente por la discusión sobre el presupuesto, que incluye el apoyo financiero a Ucrania. Las elecciones anticipadas están programadas a inicios de 2025, y Scholtz no tiene posibilidades de reelegirse.
Al igual que Zelensky, el canciller Scholtz ha cambiado su discurso a favor de negociaciones con Rusia, incluso llamó a Putin para impulsar esas negociaciones. En una entrevista dijo: En estas elecciones, deben decidirse muchas cosas, y están pasando muchas cosas en el mundo que preocupan a las ciudadanas y los ciudadanos de nuestro país. Por encima de todo, las cuestiones que tienen que ver con la paz y la seguridad (…) El Gobierno que lidero ha actuado de tal manera que lo hemos hecho todo para que esta guerra no escalase hacia una guerra entre la OTAN y Rusia. Y sigue siendo un desafío central, también ahora”. (El País, 25/11/2024)
Alemania esta en recesión, y bajo la amenaza de imposición de aranceles por parte de Trump. No es casual que, ante la proximidad de elecciones anticipadas en Alemania, la ex canciller Angela Merkel, haya vuelto a la palestra publica, en un velado apoyo a su partido CDU.
Sobre la guerra en Ucrania, Merkel declaró en una entrevista a The Times, lo siguiente: "(…) Pero creo que, en cierto momento, y la gente responsable tiene que determinar ese momento hoy, necesitaremos conversaciones (entre Rusia y Ucrania). No habrá una solución que sea solamente militar" (24/11/2024)
A la espera de las decisiones de Trump
Mientras Ucrania agoniza como Estado-nación, Trump nombró a Michael Waltz, representante y ex militar, futuro asesor de Seguridad Nacional y enviado especial sobre las negociaciones en Ucrania.
Waltz ha reafirmado el discurso de Trump: “El presidente ha sido muy claro sobre la necesidad de poner fin a este conflicto. Así que lo que tenemos que debatir es quién está en esa mesa, si se trata de un acuerdo, de un armisticio, cómo conseguir que ambas partes se sienten a la mesa y, a continuación, cuál es el marco de un acuerdo. Eso es lo que trabajaremos con esta Administración hasta enero y después" (RT 24/11/2024)
La guerra en Ucrania parece estar terminando, y no necesariamente con una “derrota estratégica” de Rusia, sino todo lo contrario. Viene una inevitable recomposición de poder en el este de Europa. Contrario a lo que se cree, la guerra en Ucrania le ha dado réditos políticos a Putin. En Georgia, la oposición prorrusa ganó las elecciones, en Moldavia las fuerzas prorrusas perdieron las elecciones por escaso margen, en Rumania el candidato prorruso, Calin Georgescu, venció apretadamente en primera vuelta. Todos estos procesos políticos indican una recomposición del Este de Europa