Steve Witkoff y Vladimir Putin

Europa

 

Por Orson Mojica

Apenas Donald Trump asumió nuevamente la presidencia de Estados Unidos, el pasado 20 de enero, inició un proceso de acercamiento diplomático con Rusia, rompiendo con las agresivas políticas, en relación a Ucrania, implementadas por las administraciones demócratas de Barack Obama y Joe Biden.

Trump parecía dispuesto a cumplir su promesa de terminar con la guerra en Ucrania en 24 horas, aunque después reconoció que este proceso llevaría probablemente varias semanas o meses.

Steve Witkoff reconoció que Rusia tenía razón, pero….

El agresivo Trump se había transformado de repente en un “pacifista”. Los hechos posteriores nos indican era una pose teatral. A finales de febrero, alertamos que “el “pacifismo” de Trump tiene su origen, como siempre ocurre, en una base económica. El reacomodo de piezas en el plano internacional le obliga a negociar desesperadamente la paz con Rusia en Ucrania, a cualquier costo, incluso si implica la partición de ese país, dándole una patada en el trasero al gobierno títere de Zelensky”.

Zelensky fue humillado en la Casa Blanca, Trump le exigió entregar la minería de tierras raras a favor de empresas de Estados Unidos, y un sinfín de declaraciones de Trump elogiando a Putin.

Steve Witkoff, enviado especial para Rusia, se reunió varias veces con Putin, y llego a reconocer que “La guerra no tenía que ocurrir, fue provocada. Eso no significa necesariamente que la provocaran los rusos (…) Había todo tipo de conversaciones en ese entonces sobre Ucrania uniéndose a la OTAN… Eso no tenía que pasar. Básicamente se convirtió en una amenaza para los rusos, así que tenemos que lidiar con ese hecho.” (Entrevista en el programa “State of the Union” de CNN)

El estancamiento en las negociaciones

Parece que Trump esperaba que los elogios públicos a Putin tuvieran algún resultado en las negociaciones sobre Ucrania, pero no fue así.

A finales de abril, en relación con los constantes bombardeos de Rusia, Trump comentó "Me hace pensar que tal vez no quiere detener la guerra (…) hay que tratarlo de otra manera, ¿con sanciones 'bancarias' o 'secundarias'?". Fue la primera vez que insinuó que podía continuar con la política de sanciones, para presionar a Rusia.

Un mes después, refiriéndose a la represalia rusa por el ataque ucraniano con drones a los aeropuertos rusos, Trump exclamó que Putin “se ha vuelto absolutamente loco”.(26/05/2025)

Aunque al día siguiente se reiniciaron las conversaciones directas entre Rusia y Ucrania en Estambul (la primera vez fue en marzo-abril del 2022), estas produjeron magros resultados (intercambio de prisioneros y entrega de cadáveres). Las negociaciones se mantienen estancadas, sin producir el alto al fuego y el ansiado acuerdo de paz. Mientras tanto la guerra continua, el ejército ruso continúa avanzando lentamente, recuperando territorios, y en sentido contrario el ejército de ucrania se limita a acosar con pequeños drones al interior de Rusia.

Trump y Putin se han comunicado varias veces por la vía telefónica, pero sin resultados concretos. En un proceso de “estira y afloja” Trump suspendió el envío de armas a Ucrania, lo que fue saludado por Rusia, pero a los días, después del fracaso de la ultima conversación telefónica, Trump anunció el reinicio de la asistencia militar a Ucrania. Esto si es una ruptura con el discurso “pacifista” de Trump de los últimos meses.

¿Qué ha pasado?

En el ínterin, sobre la luna de miel entre Trump y Putin, se han producido una serie de acontecimientos importantes, que han modificado la actitud del primero y la repuesta del segundo.

En Medio Oriente, se produjo un cambio súbito de la situación, y el debilitamiento de los aliados de Rusia. Israel, apoyada incondicionalmente por Estados Unidos, aprovechando los triunfos militares y la nula repuesta al genocidio en Gaza, el derrumbe de la dictadura de Bashar Al Assad en Siria, el debilitamiento de la guerrilla de Hezbola en El Líbano, inició finalmente la guerra contra Irán, un país aliado de Rusia y China.

El ataque militar contra Irán iniciado por Israel y concluido con el bombardeo directo de Estados Unidos sobre las instalaciones nucleares de Irán, fue un cambio cualitativo en la estrategia de recomposición de la hegemonía militar de Estados Unidos, en detrimento de Rusia y China. Aunque Putin se planteó actuar como mediador entre Israel e Irán, fue evidentemente que se trataba de un golpe bajo orquestado por Trump contra Rusia y China, una ruptura del statu quo en Medio Oriente.

En Europa también hubo cambios importantes. A finales de junio, se realizó la asamblea general de la OTAN, en la que Trump fue recibido como un monarca, con pleitesías, arrodillamientos y ovaciones. En esa reunión, la asamblea resolvió que todos los integrantes de la OTAN deben gastar el 5% del PIB en gastos militares (con la excepción de España que se comprometió a gastar únicamente el 2,5% de su PIB), iniciando un ambicioso proceso de rearme de esta alianza militar. Las presiones de Trump han surtido efecto, y ha logrado arrastrar al imperialismo europeo a sus planes estratégicos.

Aunque la inclusión de Ucrania en la OTAN no estuvo en la agenda, la realidad es que continúan los ejercicios militares, la ampliación de bases e instalaciones militares de la OTAN en las fronteras de Rusia, y el ejército de Ucrania continúa actuando como la avanzadilla militar de Estados Unidos y la Unión Europea (UE) para provocar la “derrota estratégica” de Rusia.

A nivel de Estados Unidos, a pesar de que crece el descontento contra su gobierno, Trump ha logrado que el Congreso apruebe su plan fiscal y presupuestario, lo que provocó la ruptura con Elon Musk. En términos generales, Trump ha logrado imponer sus políticas, apareciendo victorioso a nivel nacional e internacional.

Trump ha subido la apuesta contra Rusia

Envalentonado con sus triunfos iniciales, Trump ha dado un viraje, se ha deshecho del discurso pacifista y conciliador, y ahora sube la apuesta aumentando las presiones militares y económicas contra Rusia, tanteando si puede doblegar a Putin en la mesa de negociaciones.

Trump sube la apuesta no solo en el ámbito militar, sino también económico. Una vez finalizada la XVI cumbre anual de los BRICS, realizada en Kazán, Rusia, donde se discutió la posibilidad de crear una nueva moneda para las transacciones entre sus miembros, Trump pasó al ataque, afirmando que “La idea de que los países BRICS están tratando de alejarse del dólar mientras nosotros nos quedamos de brazos cruzados y observamos se acabó. Exigimos un compromiso de estos países de que no crearán una nueva moneda BRICS ni respaldarán ninguna otra moneda para reemplazar al poderoso dólar estadounidense o, de lo contrario, enfrentarán aranceles del 100% y deberían esperar decir adiós a las ventas en la maravillosa economía estadounidense”.(CNN, 01/12/2025)

Y al terminar la XVII reunión anual de los BRICS, realizada en Rio de Janeiro, Brasil, Trump volvió a atacar: “cualquier país que se alinee con las políticas antiestadounidenses de los BRICS pagará un arancel adicional del 10%. No habrá excepciones a esta política". (BBC, 07/07/2025).

Trump presiona para romper el bloque de los BRICS, para que India se separe de esa alianza. Hasta el momento, el fracaso de las sanciones de Estados Unidos y de la UE contra Rusia, se debe a que los BRICS proporcionan el entorno económico necesario para el intercambio económico de Rusia.

Actualmente, los BRICS representan alrededor del 40 % del PIB mundial, en términos de paridad de poder adquisitivo (PPA), mientras que los países del G7 se queda por debajo del 29 %. Los BRICS concentran más del 50 % del crecimiento del PIB mundial y agrupan a más del 45 % de la población del planeta.

Las amenazas contra los BRICS están destinadas a debilitar a Rusia y China dentro de la economía mundial. Estamos, pues, ante una renovada ofensiva del imperialismo norteamericano a nivel militar y económico, contra las dos nuevas potencias emergentes: Rusia y China.

La moneda sigue en el aire.

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