Europa

Por José René Tamariz

(I PARTE)

Entre el año 1989 y 1991 la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), segunda superpotencia de un mundo bipolar por décadas, producto de sus profundas contradicciones endógenas, venía derrumbándose en cámara lenta. Primero, se desmoronaron, sin necesidad de “revoluciones” o “contrarrevoluciones” los regímenes de los países del bloque “comunista” de Europa Oriental. Posteriormente, se realizaron una serie de reformas económicas neoliberales que condujeron a la ruina y catástrofe a esos países y, principalmente, de la URSS. Veamos algunos datos del caso de la URSS.

La Impredecible Caída de la URSS

Ni los más agudos analistas internacionales, ni los diferentes imperialismos, así como tampoco los partidos de izquierda previeron la caída -tal como se produjo- de la superpotencia de la URSS. Veamos la visión de los Estados Unidos sobre la URSS en la era Reagan, época en cayó esa superpotencia, al respecto, el historiador Hobsbawn sostiene que “… no hay la menor señal de que el gobierno de los Estados Unidos contemplara el hundimiento inminente de la URSS o de que estuviera preparado para ello llegado el momento. Si bien, desde luego, tenía la esperanza de poner en aprieto a la economía soviética, el gobierno norteamericano había sido informado (erróneamente) por sus propios servicios de inteligencia de que la URSS se encontraba en buena forma y era capaz de mantener la carrera de armamentos. A principios de los ochenta, todavía se creía (también erróneamente) que la URSS estaba librando una firme ofensiva global…”. (Ídem).

Por otra parte, estudiosos de la historia de diversos imperios mundiales como Paul Kennedy, después de analizar algunos problemas económicos y otros de la URSS, año 1987, sostenía que “Esto no significa que la URSS esté al borde del colapso, como tampoco debe considerarse como un país de fuerza sobrenatural…”. (Ídem). Y, más adelante, planteaba que “… Los que se alegran de las actuales dificultades de la Unión Soviética, y esperan el derrumbamiento de su imperio, deberían de recordar que, normalmente, estas transformaciones se producen con grandes costos y no siempre de manera previsible”. (Ídem).

Sin embargo, paradójicamente, los chinos y su gobierno, se percataron con el viaje que hizo Gorbachov a Pekín en el año 1989 que la URSS iba a su desmoronamiento. El ministro de relaciones exteriores de China “… Qian Qichen pronosticó la desintegración de la Unión Soviética y explicó la sorpresa de Pekín cuando Gorbachov, en su visita de mayo, en el momento álgido de las manifestaciones de Tiananmen, pidió ayuda económica a China…”. (Ídem). Brent Scowcroft, consejero de seguridad de Gerald Ford (1975-1977) y George Bush (1989-1993), contó la versión China al señalar que ellos sostenían que “Los soviéticos no controlaban muy bien la economía y Gorbachov a menudo tampoco tenía muy claro lo que pedía. Qian había previsto que el hundimiento económico y los problemas de las nacionalidades acabarían en disturbios. “No había visto que Gorbachov tomara ninguna medida”, dijo. “Gorbachov acudió a China en busca de bienes de consumo básicos”, nos comentó. […] “Nosotros podíamos proporcionarles bienes de consumo y ellos nos pagarían con materias primas. Además, querían préstamos. Nos sorprendió bastante que nos plantearan esa cuestión. Acordamos proporcionarles una cantidad de dinero”. (Ídem).

Las políticas de la burocracia soviética, encabezada por Mijaíl Gorbachov (1988-1991), denominadas “perestroika” y “glasnost”, lejos de contribuir y solucionar los graves problemas de la URSS, profundizaron la crisis económica, política y social en que se encontraba la segunda superpotencia, precipitando su caída. De acuerdo con el historiador Hobsbawm “… Lo que condujo a la Unión Soviética con creciente velocidad hacia el abismo fue la combinación de glasnost, que significaba la desintegración de la autoridad, con una perestroika que conllevó la destrucción de los viejos mecanismos que hacían funcionar la economía, sin proporcionar ninguna alternativa, y provocó, en consecuencia, el creciente deterioro del nivel de vida de los ciudadanos. El país se movió hacia una política electoral pluralista en el mismo instante en que se hundía en la anarquía económica. Por primera vez desde el inicio de la planificación, Rusia no tenía en 1989, un plan quinquenal (Di Leo, 1992. P.100, nota). Fue una combinación explosiva, porque minó los endebles fundamentos de la unidad económica y política de la Unión Soviética”. (Ídem).  Es importante señalar que Gorbachov, actuaba como un aprendiz de brujo con sus políticas que aceleraron el derrumbe de la URSS.

Los chinos que tenían más recorrido y mayor experiencias con sus políticas de apertura capitalista criticaban las reformas de Gorbachov. Según Kissinger “… En Pekín se trataba a Gorbachov como a alguien irrelevante por no decir como a un hombre que vivía en el error. Se rechazaba su programa de modernización porque se consideraba mal planteado, pues anteponía la reforma política a la reforma económica. Desde el punto de vista chino, con el tiempo haría falta una reforma política, pero tenía que precederla la reforma económica. Li Rui-huan explicó por qué no podía funcionar en la Unión Soviética: cuando prácticamente escasean todos los bienes de consumo, la reforma de los precios lleva a la inflación y al pánico…”. (Ídem).

Implosión de la URSS

Contrariamente a lo que les ha pasado a los diversos grandes imperios que caen por sucesivas guerras con otras potencias, la URSS no cayó por una derrota militar, sino que su caída se debió a una gran implosión interna, producida por un conjunto de factores y contradicciones internas. En ese sentido, el caso de la caída de la superpotencia URSS es una excepción, no la regla histórica. El historiador Paul Kennedy respecto a la caída de los diferentes imperios plantea que “… Históricamente, ninguno de los grandes imperios multinacionales que han sido estudiados en este libro -el otomano, el español, en napoleónico, el británico- se ha retirado nunca a su propia base étnica hasta que ha sido derrotado en una guerra entre grandes potencias o (como el caso de Gran Bretaña después de 1945) ha quedado tan debilitado por la guerra que una retirada imperial era políticamente inevitable…”. (Kennedy, Paul: Auge y caída de las grandes potencias.  Penguin Random House Grupo Editorial. España, 2023).

El principal factor de implosión de la URSS fue la existencia de la burocracia soviética, su gestión burocrática en todos los ámbitos de la economía y la sociedad, así como una serie de contradicciones internas y conflictos inter burocráticos. La burocracia era la correa de transmisión del sistema capitalista dentro de la URSS. Al final de la década de los años 80 esas contradicciones internas se agudizaron con la escasez de bienes de consumo, falta de financiamiento y otros problemas, así como contradicciones inter burocráticas que se manifestaron en dos bandos principales, el sector abiertamente pro capitalista, restauracionista, y, el sector que pretendía mantener y seguir usufructuando los privilegios burocráticos.

Este artículo no tiene como objetivo analizar todos los factores y contradicciones internas que condujeron a la implosión de la URSS, sino solamente su principal factor: la existencia de la casta burocrática, parasitaria y podrida que gobernó esa superpotencia desde la época de Stalin hasta su caída como imperio. Henry Kissinger, halcón imperialista, sobre la burocracia soviética planteaba que “…La élite comunista se había convertido en una clase de mandarines privilegiados; en teoría se encargaba de la ortodoxia nacional y se concentraba en la conservación de sus derechos”.  (Kissinger, Henry: China.  Penguin Random House Grupo Editorial. España, 2022).

No obstante, es importante destacar que la gestión burocrática de la economía por parte de esa élite condujo a un desequilibrio, casi permanente, de la industria pesada y liviana lo cual provocaba una escasez de bienes de consumo básicos y de otros productos; un desequilibrio permanente y profundo entre la industria y la agricultura. Al respecto, Paul Kennedy señalaba que “La zona más crítica de debilidad de la economía, durante toda la historia de la Unión Soviética ha sido la agricultura, lo cual es tanto más sorprendente si recordamos que, hace un siglo, Rusia era uno de los más grandes exportadores de cereales del mundo. Sin embargo, desde primeros de los años sesenta, ha necesitado importar anualmente decenas de millones de toneladas de trigo y maíz…”. (Ídem).

El Desastre y Ruina Económica y Social Post URSS

En el año 1991, la URSS fue disuelta oficialmente. Posteriormente, se vino el colapso económico con la “terapia de choque” recomendada por el FMI y los Estados Unidos que se concretaron en la liberalización del comercio exterior, los precios y de la moneda, así como la privatización masiva de las empresas del Estado. Esa liberalización de los precios de los productos condujo a un proceso hiperinflacionario, hundiendo en la miseria y ruina a millones de trabajadores.

Según datos del Banco Mundial, en el año 1988 la pobreza apenas era del 1.5%, mientras que para el año 1993 ese flagelo rondaba entre el 39% y 49%; los ingresos medios mensuales pasaron de $72 a $32 y siguieron cayendo a un 15% más en el año 1998; la población disminuyó en 750.000 personas; la esperanza de vida de los hombres bajó de los 64 años en 1990 a 57 años en 1994 y la de las mujeres pasó de 74 a 71 años y, así sucesivamente, todos los indicadores de salud, económicos y sociales disminuyeron drásticamente, lanzando a la pauperización creciente de la población de lo que fue la segunda superpotencia mundial.

En realidad, el experimento socio-económico de los burócratas soviéticos de transformar a la URSS en un país capitalista fue el peor experimento político, social y humano con características dantescas realizado en el siglo XX. Según el historiador Eric Hobsbawm al final del milenio “… Rusia había quedado reducida a las dimensiones que tenía a mediados del siglo XVII. Nunca, desde Pedro el Grande, había sido tan insignificante…”. (Hobsbawn, Eric: Historia del Siglo XX. México, 2022).

La Restauración del Capitalismo en la ex URSS

Después de la revolución de 1917, bajo la presión de la contrarrevolución interna y externa y otros factores internos, el partido bolchevique a finales de 1918 se vio obligado a nacionalizar los bancos, el gran comercio, la industria, la propiedad extranjera y el monopolio del comercio exterior, dando origen a una nueva estructura económica-social en Rusia. Surgió una economía post capitalista, de transición al socialismo. Obviamente, en el largo período de existencia de la URSS se produjeron diversos procesos económicos, sociales y políticos que condujeron a la degeneración burocrática de la URSS y, por ende, a terribles crímenes políticos, tanto selectivos como masivos. No es intención de este artículo realizar el análisis de esos procesos. Por tanto, nos centramos en el proceso de restauración capitalista, posterior a la caída de la URSS.

La URSS se convirtió en segunda superpotencia mundial tras la segunda guerra mundial y su victoria sobre la Alemania hitleriana. Si se revisan los datos históricos del PIB de las décadas de los años 60, 70 y 80 se pueden observar con base en la serie estadísticas que ocupaba la segunda posición, después de los Estados Unidos.

Año

País

Producto Interno Bruto (PIB)

1960

EEUU

3.0 billones de dólares

URSS

2.7 billones de dólares

1970

EEUU

3.99 billones de dólares

URSS

2.64 billones de dólares

1980

EEUU

4.21 billones de dólares

URSS

3.46 billones de dólares

1990

EEUU

5.75 billones de dólares

URSS

2.55 billones de dólares

2000

EEUU

10.25 billones de dólares

RUSIA

301.145 millones de dólares

2010

EEUU

15.05 billones de dólares

RUSIA

1.63 billones de dólares

2020

EEUU

21.35 billones de dólares

RUSIA

1.49 billones de dólares

2024

EEUU

29.18 billones de dólares

RUSIA

2.18 billones de dólares

Nota: algunos datos son sacados de la inteligencia artificial y de páginas como “statista”, datosmacro.com. Por ende, son aproximaciones del PIB de esos países.

Según, la página digital INOMICS “… El PIB de Rusia cayó un 50% entre 1992 y 1998…”. Como se puede observar del anterior cuadro estadístico con el colapso económico de los años 90, la ex URRS, convertida en Rusia, tuvo una caída brutal de su PIB llegando apenas a 301 mil millones de dólares en el año 2000. Para ese año, Rusia ocupaba el puesto número 22 dentro de las economías del mundo.

La privatización masiva de la propiedad estatal de la ex URSS condujo a un súper enriquecimiento de unos pocos antiguos burócratas y otros mafiosos ligados a la vieja élite, dando origen a los “oligarcas rusos”, así como una gran desigualdad económica y social en Rusia. Ese proceso de privatización masiva condujo a una transferencia gigantesca de riqueza desde el sector público al privado de los capitalistas rusos. Según el economista Thomas Piketty “Las estimaciones a nuestro alcance, sumamente imperfectas, indican que la riqueza privada en Rusia y en los países de antigua Europa del Este se situaba a finales de la década de 2000 y principios de la de 2010 en torno a cuatro años de ingreso nacional, siendo la riqueza pública neta muy baja, al igual que en los países ricos. Las estimaciones disponibles para el período de 1970-1980 antes de la caída del muro y del desplome de los regímenes comunistas, son aún más imperfectas. Sin embargo, todo indica que la distribución era rigurosamente contraria: los capitales privados equivalían a muy poca cosa… y el capital público representaba la totalidad del capital industrial y la mayor parte del capital nacional, es decir, en total entre tres y cuatro años de ingreso nacional, en una primera aproximación…”. (Piketty, Thomas: El Capital en el Siglo XXI. Editorial Paidós Siglo. Buenos Aires, Argentina, 2018). 

Más adelante, Piketty sostiene que “… el considerable incremento de los capitales privados rusos y de Europa del Este entre finales de los años ochenta y la década de 1990-2000… Se trata de una transferencia simple y llana de la propiedad del capital del poder público hacia los individuos privados. El movimiento de privatización del patrimonio nacional observados en los países desarrollados desde la década de 1970-1980 puede ser considerado una forma muy atenuada de este proceso extremo”. (Ídem). El robo masivo y gigantesco de la propiedad del capital público y su transferencia a los grandes oligarcas rusos y otros capitalistas, significó un enriquecimiento sin precedentes histórico moderno a manos de unos pocos en el proceso de privatización a escala mundial. A su vez, eso representó y conllevó a un empobrecimiento masivo y salvaje de los trabajadores y el pueblo ruso y de los países de Europa del Este del cual aún no se recuperan.

Las Hipótesis de Trotsky Sobre la Caída de la URSS y la Restauración Capitalista

León Trotsky, fue uno de los principales dirigentes, junto con Lenin y otros, de la revolución rusa de 1917 que dio origen al primer país post capitalista en el mundo. Trotsky, dirigió, junto a otros dirigentes bolcheviques, la insurrección de octubre mediante la cual se toma el poder en la vieja Rusia; posteriormente, fue el creador del Ejército Rojo y dirige, junto con otros comandantes militares, la lucha militar en contra de la contrarrevolución interna y de catorce ejércitos extranjeros; luego, ejerce otros cargos. Después de la muerte de Lenin y tras una larga lucha fraccional por profundas diferencias políticas con el sector del partido encabezado por Stalin, su fracción denominada “oposición de izquierda” es derrotada, siendo expulsado de la URSS en 1929.

En su libro “La Revolución Traicionada” escrito en el año 1936 plantea la posibilidad de la caída de la URSS y de la restauración del capitalismo. Respecto a esa probabilidad, Trotsky sostenía que “La caída del régimen soviético provocaría infaliblemente la de la economía planificada y, por tanto, la liquidación de la propiedad estatalizada… La caída de la dictadura burocrática actual, sin que fuera reemplazada por un nuevo poder socialista, anunciaría, también, el regreso al sistema capitalista con una baja catastrófica de la economía y de la cultura”. (Trotsky, León: La Revolución traicionada. Fundación Federico Engels. Madrid, septiembre 2001. Página 187).

Aunque en ese párrafo Trotsky señala que la “caída del régimen soviético provocaría infaliblemente la de la economía planificada”, en la realidad ocurrió a la inversa: la perestroika de Gorbachov condujo primero a la eliminación de la economía planificada y, posteriormente, se produce la caída de la URSS. Luego, la caída del “régimen soviético” conduce a la “liquidación de la propiedad estatalizada” y, por ende, se produce “el regreso al sistema capitalista con una baja catastrófica de la economía y de la cultura”. Esto resultó ser totalmente cierto. La restauración capitalista en la ex URSS, tal como se señaló en párrafos anteriores, provocó una gigantesca catástrofe económica con terribles consecuencias en todos los ámbitos de la vida de la población.

Trotsky, plantea dos hipótesis sobre la eventual caída de la burocracia soviética: la primera, a manos de un partido revolucionario, la segunda por un partido burgués y la tercera, la creación por parte de la burocracia de una nueva clase poseedora que daría origen a la restauración capitalista. Sin embargo, ninguna de las tres hipótesis se realizó. Veamos lo que planteaba Trotsky.

Referente a la primera, segunda y tercera hipótesis Trotsky señalaba lo siguiente “Para comprender mejor el carácter social de la URSS de hoy, formulemos dos hipótesis para el futuro. Supongamos que la burocracia soviética es arrojada del poder por un partido revolucionario que tenga todas las cualidades del viejo partido bolchevique; y que, además, esté enriquecido con la experiencia mundial de los últimos tiempos…”. (Ídem).

Más adelante, plantea que “Si, por el contrario, un partido burgués derribara a la casta soviética dirigente, encontraría no pocos servidores entre los burócratas actuales, los técnicos, los directores, los secretarios del partido y los dirigentes en general. Una depuración de los servicios del Estado también se impondría en este caso; pero la restauración burguesa tendría que deshacerse de menos gente que un partido revolucionario. El objetivo principal del nuevo poder sería restablecer la propiedad privada de los medios de producción…”. (Ídem).

Sobre la tercera hipótesis señala que “Sin embargo, admitamos que ni el partido revolucionario ni el contrarrevolucionario se adueña del poder. La burocracia continúa a la cabeza del Estado. La evolución de las relaciones sociales no cesa La victoria de la burocracia…crearía una nueva clase poseedora…  La tercera hipótesis nos conduce así, a las dos primeras, que citamos para mayor claridad y simplicidad”. (Ídem).

Sin embargo, la caída de la burocracia soviética ocurrió de otra manera. No fue ni arrojada del poder por un partido revolucionario ni por un partido burgués ni tampoco la burocracia soviética se convirtió en una nueva clase poseedora que restauró el capitalismo. Tanto la URSS como la burocracia soviética implosionaron producto de profundas contradicciones económicas, sociales y políticas internas planteadas en anteriores párrafos. La caída de ambas URSS y burocracia soviética condujeron, de forma inevitable, a la restauración del sistema capitalista y, por ende, al surgimiento de los nuevos capitalistas rusos, ya sean en la versión de “oligarcas rusos” como de otro tipo. Es importante destacar, que un sector de la extinta burocracia soviética se convirtieron en esos oligarcas, así como en otros capitalistas, ahora vinculados al nuevo poder ejercido por Vladimir Putin.

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