Por Orson Mojica
El pasado 14 de Julio se firmó en Viena, Austria, el histórico pacto nuclear entre Estados Unidos, la Unión Europea (UE) e Irán, poniendo fin a un largo conflicto que se inició en 1979 con el triunfo de la revolución iraní, que rompió el statu quo imperialista en Medio Oriente.
Estamos ante la nueva estrategia de Estados Unidos, un imperialismo con grandes problemas, de sumar amigos y restar enemigos a través de las negociaciones diplomáticas, como lo hizo en su momento el imperio romano. Esta política no es una novedad en Medio Oriente. Ya existen el precedente de los acuerdos de Camp David, firmados en 1978 por el presidente egipcio Anwar El Sadat y el presidente israelí Menajem Begin, bajo la presidencia de Jimmy Carter; los Acuerdos de Oslo en 1993, entre Arafat y Rabin, bajo el patrocinio de Bill Clinton, y ahora el acuerdo nuclear con Irán, bajo la presidencia de Barack Obama
El programa nuclear de Irán
El Programa Nuclear de Irán comenzó bajo el gobierno del Shah Mohammad Reza Pahlevi en la década de 1950, fue suspendido en 1979 y reanudado en secreto varios años después. Desde entonces el gobierno iraní defendió su derecho a desarrollar su programa nuclear con fines pacíficos, mientras Estados Unidos encendió la alerta mundial sobre la inminente creación de armas nucleares.
Había muchos intereses contradictorios en juego. Israel era, con el apoyo incondicional de Estados Unidos, la principal potencia militar en Medio Oriente. También estaban los recelos de Arabia Saudita, el bastión de la rama suní del islam, enemigos acérrimos de los chiitas que comenzaban a extender su influencia en Siria, Líbano e Irak.
En 2002 un disidente iraní denunció que el enriquecimiento de uranio era apoyado por Rusia y China, vecinos de Irán. Y la escalada de presiones fue en aumento. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), adscrito a la Organización de Naciones Unidas (ONU), presionó por mayores inspecciones de las plantas nucleares iraníes. Y los enemigos de Irán se sumaban al coro de denuncias y presiones, en momentos en que, en el año 2003, se desarrollaba la invasión norteamericana contra Irak, que tiene una larga frontera con Irán.
El gobierno de Mahmud Ahmadinejad
El gobierno de Mahmud Ahmadineyad (2005-2013) representó al ala más dura de los ayatollahs chiitas en el poder. Fue una repuesta dura ante el asfixiante cerco del imperialismo norteamericano y las crecientes presiones de sus antiguos aliados de la UE.
El discurso altisonante de Mahmud Ahmadinejad reflejaba la firme decisión de los ayatollahs de defender su régimen hasta las últimas consecuencias. Pero detrás de las agresivas palabras de Mahmud Ahmadineyad se fueron operando progresivos acercamientos entre Estados Unidos e Irán, sobre todo en la interminable guerra en Irak, donde las milicias chiitas, influenciadas por Irán, colaboraban con las tropas norteamericanas, contra sus enemigos sunnitas.
El embargo petrolero
Como una forma de presionar al gobierno de los ayatollahs, la UE aplicó sanciones económicas contra Irán desde 2007 pero fue a inicios de 2012 que decretó un embargo contra las exportaciones de petróleo iraní, golpeando duramente su economía. Paralelamente, Estados Unidos aprobó leyes con efecto extraterritorial, que castigaba a los bancos y empresas que mantuvieran transacciones con Irán.
El 20% del petróleo iraní era exportado a Europa, pero el embargo fue mitigado porque China comenzó a importar más crudo iraní, aliviando las presiones económicas, pero aun así la economía iraní comenzó a sufrir los efectos del embargo y bloqueo imperialista.
El yihadismo es sunnita, no chiita
El terrorismo islámico o yihadismo es una ideología religiosa que utiliza el nacionalismo burgués o pequeño burgués árabe, en su lucha contra el imperialismo de las potencias occidentales. La defensa de intereses materiales (el petróleo, por ejemplo) adquiere la forma de una guerra religiosa.
Pero hasta el momento los principales grupos yihadistas (Al Qaeda y el Estado Islámico, solo para citar los más importantes) profesan la ideología religiosa del sunnismo, no del chiismo. Al contrario, los chiitas muestra tolerancia hacia otras religiones, como Hizbollah en Líbano, que incluso mantiene alianza con milicias cristianas contra el terrorismo de los sunnitas.
Este aspecto, poco analizado, fue la fuente del acercamiento secreto y paulatino entre Estados Unidos e Irán, primero en Irak y después en Siria.
El principal apoyo financiero de algunos grupos yihadistas es nada menos que Arabia Saudita
El enemigo común: el Estado Islámico (EI)
Como era de esperarse, la colaboración entre las milicias chiitas y las tropas de ocupación norteamericana, generaron una radicalización de los suniitas, y la desconocida organización del Estado Islámico (EI) se convirtió en una poderosa fuerza militar, con el apoyo militar y financiero de Arabia Saudita y los emiratos árabes, que temen profundamente la estabilización y consolidación de un gobierno chiita, en las fronteras de Arabia Saudita.
Si bien es cierto Arabia Saudita ha sido un incondicional aliado de Estados Unidos, en los últimos años han crecido las contradicciones entre ambos gobiernos, precisamente por el vuelco de Estados Unidos hacia los gobiernos chiitas en Irán, Irak, Siria y Líbano.
De manera increíble, las divisiones de la Guardia Republicana iraní, en acuerdo con Estados Unidos, y las diversas milicias chiitas de Irak, Siria y Líbano, son las fuerzas de choque contra las tropas del EI. Y el eterno conflicto en Yemen, donde Arabia Saudita ha intervenido militarmente para apoyar al decadente gobierno, solo se puede solucionar si toman en cuenta a los chiitas, es decir, a Irán.
El ascenso del gobierno moderado de Rohaní
Las sanciones económicas contra Irán convirtieron a este país en un paria internacional. Al final del camino, las sanciones tuvieron éxito en la medida en que crearon condiciones para el advenimiento del gobierno moderado del actual presidente Hasan Rohaní, que sustituyó al gobierno radical de Mahmud Ahmadinejad.
El ascenso de Rohaní representa el triunfo del ala negociadora de los ayatollahs, que consideraban que ante las presiones imperialistas, las negociaciones era el único camino posible para sacar a Irán de la postración económica. El verdadero líder de esta fracción negociadora es el ayatolá Ali Akbar Hachemi Rafsanyani, ex presidente del país, ex presidente del Parlamento, ex presidente de la Asamblea de Expertos, uno de los fundadores de la República Islámica.
A raíz de las protestas contra el fraude electoral en 2009, un síntoma realmente preocupante, este círculo cercano a Rafsanyani se encargó de convencer al ayatollah Jameine, una especie de monarca religioso, de la urgente necesidad de realizar cambios al interior del régimen. El gobierno de Mahmud Ahmadinejad ya había jugado su papel de contención de las presiones, se debía pasar a otra fase de reformas y negociaciones. Los cambios a lo interno iban acompañados de graduales cambios en la política exterior.
De hecho, las conversaciones secretas entre Irán y Estados Unidos comenzaron en 2013, antes de la elección de Rohani. Antes de ser elegido presidente, Rohani fue negociador nuclear. Al momento de anunciar el acuerdo con las potencias imperialistas, declaró satisfecho: “El compromiso constructivo ha funcionado. Hoy las principales potencias mundiales han reconocido que Irán es una potencia nuclear (…) Hoy es el primer paso, la declaración, el día del acuerdo se producirá cuando la ONU confirme su finalización, dentro de dos meses, entonces la UE y EE UU levantarán las sanciones e Irán actuará en consecuencia. El éxito de la puesta en práctica del acuerdo puede desmantelar el muro de desconfianza ladrillo a ladrillo. Nunca hemos perseguido las armas nucleares; existe una fetua del líder supremo que lo prohíbe” (El País, 15/7/2015)
Acuerdos firmados de rodillas
Contrario a lo que se ha difundido, los acuerdos significan enormes concesiones para Irán. No es casual el regocijo imperialista. El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución que vincula el levantamiento de las sanciones al hecho que la AIEA verifique en los próximos meses que Irán cumple con las condiciones del acuerdo. En las próximas semanas, Irán debe reducir sus reservas de uranio enriquecido de unos 12.000 a 300 kilos y desmantelar dos tercios de sus centrifugadoras para enriquecer uranio.
Hasta ese momento, se levantarán la mayoría de sanciones de la ONU. Sin embargo, el embargo de armas a Teherán se mantendrá durante cinco años más y de tecnología para la fabricación y uso de misiles durante ocho años. Si Irán incumple, las sanciones se volverán a imponer automáticamente en los próximos 10 años.
Tanto en Estados Unidos como en Irán, existen sectores que se oponen a dichos acuerdos por considerarlo una claudicación de sus respectivos gobiernos. No obstante, la realidad muestra que las condiciones impuestas a Irán son absolutamente lesivas, porque todo está condicionado a su cumplimiento unilateral.
El nuevo rol de Irán
La paradoja de la revolución religiosa de los chiitas es que ha creado la sociedad más laica de la zona. La juventud iraní es laica y pragmática. Este es el fenómeno social y generacional que explica el surgimiento del reformismo del actual presidente Rohani. Por ello, los actuales gobernantes iraníes han decidió poner fin al discurso que prevaleció desde 1979, es decir, han girado a la derecha renunciando al antiimperialismo.
Sobre el nuevo rol de Irán en Medio Oriente, Federica Mogherini, representante diplomática de la UE, declaró en una entrevista que a raíz del acuerdo nuclear, Irán “Ahora podrá desempeñar un papel clave para resolver la larga serie de conflictos que están incendiando Oriente Medio. Pensemos en Siria, en la labor de persuasión que podría ejercer con Bachar el Assad. Pensemos en el peso que ha tenido en Irak. Apoyó un gobierno de unidad nacional que reunía a chiíes, suníes y kurdos. Hoy podría hacer aún más”. (El Pais, 18/7/2015)
Los primeros cambios ya se sienten en la zona de Medio Oriente. Las fuerzas chiitas, influenciadas por Irán se retiraron de Adén, permitiendo el control de la Fuerza Común Árabe, liderada por Arabia Saudita. De esta manera, el estrecho de Bab el-Mandeb vuelve a hallarse bajo control de la OTAN
Algunos diplomáticos occidentales comienzan a hablar de una conferencia de paz en Siria, obviamente con el apoyo de Irán.
Las preocupaciones de Rusia
Hasta el momento, Irán representaba una segura frontera para Rusia, pero el futuro es incierto. Es casi seguro que la UE trate de comprar gas a Irán para sortear la dependencia que tiene en relación al gas ruso, cuyo suministro se ha complicado por el conflicto en Ucrania.
Los acuerdos nucleares con Irán resuelven viejos conflictos pero crean nuevas contradicciones en Medio Oriente.