Medio Oriente

Por Orson Mojica

La política del sionismo, desde la creación del Estado de Israel en 1948, ha sido avanzar en la conquista militar de más territorios, expulsando o masacrando a la población aborigen. Lo estamos presenciando en Gaza, Cisjordania y ahora con la invasión de El Líbano, como antesala de una probable guerra contra Irán.

Las recurrentes invasiones sionistas a El Líbano

En 1970 los guerrilleros de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) fueron expulsados de su base en Jordania por el ejército del rey Hussein, obligándola a trasladar sus tropas hacia El Líbano, donde residían aproximadamente unos 350,000 palestinos que fueron expulsados de sus tierras en 1948.

El 6 de junio de 1982, Israel invadió El Líbano con 30,000 soldados, con el objetivo de aplastar a las guerrillas musulmanas y palestinas que, en una creciente guerra civil iniciada en 1975, luchaban conjuntamente contra el gobierno proimperialista y pro sionista de Amin Gemayel, que representaba los intereses de la burguesía cristiana maronita, heredera del colonialismo francés.

La invasión sionista logró expulsar a los guerrilleros palestinos, tras apoyar militarmente a la Falange, agrupación paramilitar de los cristianos maronitas, quienes ejecutaron la masacre de la población civil en los campos de refugiados de Sabra y Shatila.

Pero la invasión no fue un agradable paseo para el ejercito sionista. Poco a poco, las fracciones musulmanas rivales se unieron para expulsar al invasor. El 23 de octubre de 1983 un comando suicida de musulmanes chiitas hizo explotar un cuartel de tropas norteamericanas y francesas, matando cerca de 300 soldados

Ante el crecimiento de la resistencia armada en El Líbano, Israel inició un retiro escalonado de sus tropas. En febrero de 1984 se produjo una insurrección en Beirut, liderada por la guerrilla del Partido Socialista Progresista y el movimiento AMAL (Esperanza), obligando a las tropas de Estados Unidos y Francia a salir apresuradamente de El Líbano.

La insurrección de febrero de 1984 y las protestas al interior de Israel, más la resistencia armada de las milicias chiitas apoyadas por Irán, que dieron origen ese mismo año a Hezbolá (Partido de Dios), obligaron a la retirada gradual de las tropas sionistas. Hezbolá terminó desplazando a AMAL, y se convirtió en la fuerza política y militar dominante entre los chiitas, que representan más del 50% de la población de El Líbano. En 1985 el ejercito sionista se replegó a una zona de seguridad, limítrofe entre Israel y El Líbano.

En 1990 se firmó el Acuerdo de Taif, ciudad de Arabia Saudita, que puso fin a la hegemonía de la burguesía cristiana maronita, reorganizando el sistema político con participación de sunitas y chiitas, poniendo fin a una larga guerra civil que permitió el retiro de tropas de Siria e Israel, aunque el ejercito sionista no abandonó la zona de seguridad, ocupando siempre una franja de territorio del sur de El Líbano.

Entre 1990 y 2000, Israel lanzó otras dos operaciones militares en el sur de Líbano: la “Operación Responsabilidad” en 1993 y la “Operación Uvas de la Ira” en 1996, para debilitar a Hezbollah. La resistencia militar de los chiitas obligó al ejército sionista a cedes sus posiciones a los cascos azules de la ONU. Hezbolá gobernaba en todo el sur de El Líbano.

Netanyahu pretendía redefinir un “nuevo Medio Oriente”

En su intervención en la sede de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el septiembre de 2023, Netanyahu pronunció un discurso triunfalista, en el que afirmó que “(…) los palestinos son sólo el 2% del mundo árabe. (…) Entonces, cuando los palestinos vean que la mayor parte del mundo árabe se ha reconciliado con el Estado judío, será más probable que ellos también abandonen la fantasía de destruir a Israel y adopten finalmente un camino de paz genuina con él. (…) en 2020 (…) Logramos cuatro tratados de paz trabajando con Estados Unidos. Israel forjó cuatro acuerdos de paz en cuatro meses con cuatro estados árabes: los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Sudán y Marruecos (…) No hay duda de que los Acuerdos de Abraham presagiaron el amanecer de una nueva era de paz.

Pero creo que estamos en la cúspide de un avance aún más dramático: una paz histórica con Arabia Saudita. (…) Fomentará una reconciliación más amplia entre el judaísmo y el Islam, entre Jerusalén y La Meca, entre los descendientes de Isaac y los descendientes de Ismael.

(…) En la Conferencia del G20, el Presidente Biden, el Primer Ministro Modi y los líderes europeos y árabes anunciaron planes para un corredor visionario que se extenderá a lo largo de la Península Arábiga e Israel. Conectará la India con Europa mediante conexiones marítimas, ferroviarias, gasoductos energéticos y cables de fibra óptica. (…) La paz entre Israel y Arabia Saudita creará verdaderamente un nuevo Medio Oriente (…)”

El optimismo de Netanyahu no era descabellado: los Acuerdos de Abraham, suscritos entre en 2020, bajo el auspicio de Donal Trump, entre Israel y EAU, no solo le ayudó a Netanyahu a sortear una prolongada crisis política interna al interior de Israel, sino que amplió la distención con otros gobiernos árabes. Solo faltaba el hermano mayor: Arabia Saudita. Con un posible acuerdo, Israel pretendía aislar completamente a Irán, quien en 2023 había restablecido relaciones diplomáticas con Arabia Saudita.

7 de octubre de 2023: la ofensiva de HAMAS

Obviamente, la resistencia palestina sería la más perjudicada. Cuando la lucha palestina parecía quedar en el olvido, la guerrilla de HAMAS, apoyada militarmente por Iran, rompió la tranquilidad realizando exitosos ataques militares dentro de Israel, llevándose más 200 rehenes y replegándose a la zona de Gaza, donde gobernaba.

Este ataque militar hizo saltar por los aires el posible reconocimiento de Arabia Saudita a Israel, y el ambicioso proyecto de construir un oleoducto y gasoducto a través de Israel, un corredor comercial con destino a Europa, y mitigar la escasez de energía ocasionada por las sanciones a Rusia.

La repuesta de Israel y de Estados Unidos no se hizo esperar. Israel inició una nueva invasión militar a Gaza, esta vez planificada meticulosamente. Primero atacaron la parte norte, con bombardeos que debilitaban la defensa de HAMAS y facilitaban el asalto de la infantería. Una vez neutralizada la resistencia de HAMAS en el norte, procedieron a atacar la parte sur, arrasando por completo la zona de Gaza. Paralelamente, iniciaron acciones punitivas en Cisjordania, asesinado selectivamente al liderazgo de HAMAS en esa zona.

Un año después, el mundo contempla impotente el genocidio que el ejercito sionista ejecuta en Gaza. Sudáfrica demandó a Israel en la Corte Internacional de Justicia, algunos países se sumaron a la demanda, pero estas acciones jurídicas no detuvieron la maquinaria de guerra de Israel, alimentada por Estados Unidos. Estados Unidos vetó varias resoluciones de condena a Israel, y tiempo después la ONU emitió finalmente una resolución llamando al cese al fuego, pero la labor sucia ya había sido cumplida. Netanyahu respondió declarando persona non grata a Antonio Guterres y prohibiendo su ingreso de a Israel.

Lo anterior demuestra fehacientemente que “el orden internacional basado en reglas”, es una quimera. El imperialismo norteamericano y el sionismo nunca han respetado reglas, imponen sus criterios por la vía militar.

La táctica de cortar cabezas

Además de los bombardeos inclementes sobre los edificios de Gaza, con aviones F-35 proporcionados por Estados Unidos, Israel se ha especializado en una táctica, efectiva desde el punto de vista militar, y que consiste en asesinar selectivamente a los principales lideres del otro campo militar.

La milicia de Hezbola realizó algunos ataques con misiles para distraer al ejército sionista, obligarlo a trasladar tropas a la frontera norte con El Líbano, y aliviar la presión militar contra HAMAS en Gaza.

Israel respondió, a inicios de abril del 2024, con un bombardeo sobre el consulado de Irán en Beirut, matando a varias personas, entre ellos al general de brigada Mohamed Reza Zahedi, uno de los comandantes de más alto rango de la Guardia Revolucionaria, tropas elites de Irán. En enero de 2020, por ordenes directas de Trump, un dron asesinó en Bagdad, Irak, al general de división, Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds. El asesinato de Reza Zahedi fue un segundo gran golpe a la jerarquía militar iraní.

Ojo por ojo, misil por misil

El bombardeo al consulado iraní en Beirut, fue una clara provocación. Desde su creación en 1948, el Estado de Israel se sostiene por, el apoyo incondicional de Estados Unidos, y a través de guerras y agresiones contra sus vecinos árabes. El pendenciero Netanyahu, como un belicoso pandillero del barrio, ataca y reta a los iranies, sabiendo que goza de la protección del gendarme mundial.

Debido a los nexos entre Irán y las guerrillas de HAMAS y Hezbolá, el ejército sionista está golpeando primero a las agrupaciones que combaten militarmente a Israel, creando condiciones para un posterior ataque de gran envergadura contra Irán. El enfrentamiento directo es cuestión de tiempo.

Por ello, conscientes de los peligros que se avecinan, Irán respondió, a mediados de abril, realizando el primer ataque con misiles contra objetivos militares en Israel. Se produjo un duelo de cohetería, con golpes y contragolpes, que pusieron la región de medio oriente al borde de una guerra generalizada.

Muchos cohetes iranies fueron destruido por la llamada “cúpula de Hierro”, sistema antimisil del ejercito sionista, pero también los portaviones norteamericanos en el mar mediterráneo ayudaron a derribar algunos misiles, otros definitivamente dieron en el blanco. El ataque de HAMAS en octubre de 2023 había demostrado que un ataque masivo de misiles inutiliza por completo el sistema antimisil de defensa.

El asesinato de Ismail Haniya en Teherán

A finales de julio del 2024, el líder de HAMAS, Ismail Haniya, fue asesinado por medio de una poderosa bomba instalada en una casa de protocolo en Teherán, lo que constituyó una victoria para los servicios secretos israelíes, que habían logrado penetrar el circulo gobernante en Irán.

Era otra provocación contra el gobierno de Irán, una verdadera humillación, ya que los servicios de seguridad iranies debían garantizar la vida de una persona tan importante. Israel, en su propaganda, defiende su democracia confesional, en la que solo los judíos tienen plenos derechos, contra la dictadura teocrática islámica en Irán. Con ese engañoso discurso democrático, los servicios secretos israelitas reclutan adeptos en el mundo árabe y persa.

El asesinato de Hassan Nasralla en Beirut

Habiendo logrado imponer su control militar en Gaza, el ejército sionista inició una serie de movimientos y ataques previos contra las posiciones de Hesbolá en el sur de El Líbano, preparando condiciones para una inminente invasión terrestre.

Israel inició ataques aéreos sobre estaciones de radar y fortificaciones. El 17 de septiembre, los servicios secretos de Israel hicieron explotar los beeper un primitivo sistema de comunicación entre personas, pero efectivo para evitar la guerra electrónica. Los bombardeos selectivos tenían el objetivo de matar a algunos comandantes de Hezbolá, para romper la cadena de mandos.

Mientras crecia el intercambio de disparos y misiles entre el ejercito sionista y Hezbolá, Estados Unidos y algunos gobiernos de Europa, conscientes del peligro de una guerra regional, y basados en las pasadas experiencias en El Líbano, negociaron un alto al fuego.

Finalmente, el 27 de septiembre la aviación israelí dejo caer 72 toneladas de bombas sobre la oficina de Hezbolá, logrando matar al histórico y carismático líder Hassan Nasralla.  Todos estos movimientos eran una clara señar que venia la invasión terrestre, la que se inició el 1 de octubre.

¿Cómo pudo Israel anotarse esta victoria en un momento tan decisivo? ¿Por qué Nasralla estaba en la oficina de Hezbolá, un claro objetivo militar en medio de los bombardeos israelitas?

La explicación la encontramos en una reciente declaración del ministro de Exteriores libanés, quien aseguró que Estados Unidos y Francia trasladaron que Netanyahu también había aceptado la petición de tregua de 21 días

"Estuvimos completamente de acuerdo. Líbano aceptó un alto el fuego, pero consultando con Hezbolá. El presidente (del Parlamento libanés), Nabih Berri, consultó con Hezbolá e informamos a los estadounidenses y franceses de lo sucedido. Y nos dijeron que el señor Netanyahu también estaba de acuerdo con la declaración que emitieron los presidentes Joe Biden y Emmanuel Macron (…) Nos dijeron que el señor Netanyahu estaba de acuerdo con esto y entonces, también obtuvimos el acuerdo de Hezbolá al respecto y ya saben lo que ocurrió desde entonces". (Europa Prees, 03/10/2024)

Por esta razón, Nasralla estaba en su oficina, pero los sionistas no desaprovecharon la oportunidad, y procedieron a eliminarlo.

La ley del Talión: el segundo ataque iraní:

El panorama estaba clarísimo, Israel invade militarmente El Líbano, probablemente con el objetivo de imponer un gobierno títere, como fueron los cristianos maronitas hasta 1990, y con ello se acerca peligrosamente a Siria, Turquía e Irán.

No en vano, Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, ha declarado “El liderazgo israelí, actuando con el delirio de la tierra prometida y con un fanatismo puramente religioso, fijará sus ojos en nuestra patria después de Palestina y Líbano (…) el proyecto sionista del “Gran Israel” incluye a Turquía (…) El gobierno de Netanyahu alberga una ambición delirante, incluyendo Anatolia, y persigue una utopía, y revela estas intenciones en varias ocasiones. Desde el 7 de octubre, cada desarrollo aumenta un poco más la dimensión de esta amenaza”.

El 1 de octubre, el mismo día de la invasión del ejercito sionista en el sur de El Líbano, Irán desató un nuevo ataque de misiles, en repuesta al asesinato de Nasralla y de otros altos militares iranies en El Líbano. A pesar de la protección de los acorazados norteamericanos en el mar mediterráneo, muchos misiles impactaron en cuarteles y bases áreas de Israel.

Evidentemente, los sionistas preparan el contraataque, como lo hicieron en repuesta al primer ataque de Irán.

El ex primer ministro de Israel, Naftali Bennett, desde su cuenta en X, llamó a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), a atacar el complejo nuclear de Irán y su infraestructura energética.

"Israel tiene ahora su mayor oportunidad en 50 años para cambiar la cara de Oriente Medio. El liderazgo de Irán, que solía ser bueno en el ajedrez, cometió un terrible error esta tarde [del martes]. Debemos actuar ahora para destruir el programa nuclear de Irán, sus instalaciones energéticas centrales y para paralizar fatalmente este régimen terrorista".

Acosado por la prensa, sobre si Estados Unidos apoyaré un ataque israelita contra Irán, el presidente Joe Biden dijo: "La respuesta es que no". "Discutiremos con los israelíes lo que van a hacer, pero los siete de nosotros [los países del G7] estamos de acuerdo en que tienen derecho a responder, pero deben hacerlo proporcionalmente". (RT 00271072024).

¿Hacia una guerra regional?

La invasión militar sionista en El Líbano persigue el objetivo inmediato de degradar la capacidad militar de Hezbolá, y potenciar a sus antiguos aliados para ejercer presión y control sobre el gobierno libanés, que seguramente sufrirá una recomposición. Hezbolá se había convertido en la fuerza política y militar mas importante de ese país. Con ese movimiento, que no sabemos todavía si lograr sus objetivos, también pretende debilitar al primer anillo de fuerzas militares que sirven de protección contra cualquier invasión terrestre contra Siria e Irán.

Aunque el ejercito sionista es amamantado por Estados Unidos, ha demostrado un feroz grado de autonomía al momento de lanzar ataques mortales contra sus enemigos árabes y persas, que obligan a Estados Unidos a salir en su defensa.

Hasta el momento, el ejercito sionista libra una guerra en varios frentes; pero ha tenido el especial cuidado de no dispersar fuerzas, y atacar objetivo por objetivo: primero el norte de Gaza, después el sur de Gaza, después Cisjordania, después Hezbola en El Líbano, y colateralmente atacar a los hutíes yemeníes. Irán es el gran enemigo a vencer, por ello primero está desbrozando el camino.

La necesaria unidad en la lucha antiimperialista

En un inusual discurso público, en honor al asesinado Nasralla, el ayatola Ali Jameini, advirtió que el objetivo de Israel es “convertir al régimen en una herramienta para apoderarse de todos los recursos de la región y utilizarlos en los grandes conflictos mundiales (…) Su estrategia es transformar al régimen (sionista) en una puerta de exportación de energía desde la región hacia Occidente y de importación de bienes y tecnología desde Occidente hacia la región. Esto garantiza la existencia del régimen usurpador y la dependencia total de la región en él” (hispantv.com 04/10/2024)

Como líder religioso persa y chiita, hizo un llamado a la unidad de la nación musulmana: “El enemigo de la nación musulmana es el mismo para todos, desde Afganistán hasta Irak y Líbano”, llamando a "todos los pueblos musulmanes" a defenderse de este "enemigo común" y a "abrochar el cinturón de defensa desde Afganistán hasta Yemen, desde Irán hasta Gaza y Líbano". (Ara, 04/10/2024)

El asunto no debe plantearse como una guerra de religiones, entre musulmanes y judíos, sino en una lucha unitaria de todos los pueblos de Medio Oriente, sean árabes, persas u otomanos, a luchar unidos contra el principal enclave imperialista en la región, no para instaurar otro gobierno confesional o teocrático, sino un Estado laico en donde convivan pacíficamente todas las religiones, sin opresión ni persecución.

En una clara alusión al frustrado acuerdo entre Israel y Arabia Saudita, el ayatola Jameini dijo que “Israel tiene la política de sembrar la semilla de la división en un país para imponerse, y cuando lo consiga, cuando tenga el control de un país, pasará al siguiente país, y después al siguiente".

Las burguesías y monarquías árabes son los principales responsables, por omisión, de que Israel se imponga como potencia regional en Medio Oriente.

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