2 de febrero: Elecciones diferentes en El Salvador y Costa Rica
Al finalizar el año 2013 y ahora en el año 2014, se han producido varios procesos electorales en Centroamérica. El pasado 24 de noviembre se realizaron las elecciones en Honduras, que mostraron el éxito de la estrategia imperialista de impulsar la “reacción democrática”: el gobernante y derechista Partido Nacional logró imponer a Juan Orlando Hernández, aplicando una estrategia que permitió dividir el voto descontento entre los recién fundados Partido Anticorrupción (PAC) de Salvador Nasralla y el Partido Libertad y Refundación (LIBRE), que dirige el expresidente Manuel Zelaya, pero que agrupa a la mayoría de la izquierda de Honduras.
Ahora, este 2 de Febrero del 2014, por una extraña coincidencia tenemos elecciones ese mismo día en El Salvador y en Costa Rica. En el año 2009 la exguerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) ganó las elecciones, creando grandes expectativas democráticas.
Cuatro años después, el FMLN intenta mantenerse en el gobierno, enfrentando nuevamente a su histórico rival, el derechista Partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA). Esta nueva polarización plantea a los trabajadores una interrogante sobre por quien votar.
Como bien decimos en nuestra Declaración, “en estos cuatro años, el gobierno del FMLN ha aplicado planes de ajustes neoliberales, cuyos efectos son amortiguados por programas de asistencia social a los sectores más pobres (Paquete Escolar, Vaso de Leche), de la misma manera que lo hacían los diferentes gobiernos de ARENA. Los trabajadores, los empleados públicos, especialmente los sectores de educación y salud, han tenido que soportar limitaciones al salario, mientras el costo de la vida sube constantemente”.
En estos 4 años de gobierno del FMLN, no se ha democratizado la sociedad salvadoreña y la crisis económica ha golpeado duramente a las masas trabajadores, mientras una nueva burguesía surge dentro del FMLN, producto de la administración del Estado burgués y de los negocios del ALBA. Por eso existe decepción en una buena parte de la población, que había puesto sus esperanzas en el gobierno del FMLN.
Mientras en El Salvador las masas trabajadores vienen de hacer una experiencia práctica con el gobierno del FMLN, que se dice de izquierda, en Costa Rica, que durante décadas ha sido el baluarte de la “reacción democrática” en Centroamérica, observamos un fenómeno inverso, sumamente progresivo.
La repentina alta intención de votos a favor del Frente Amplio (FA) refleja un fenómeno de ruptura política con el régimen bipartidista en crisis, y especialmente con los partidos de la patronal. El FA no representa a sectores burgueses en su seno, como ahora sí lo representa la burguesía del ALBA dentro de la cúpula del FMLN.
Mientras en el conjunto de América Latina la extrema pobreza retrocede, producto de la bonanza agroexportadora, en Costa Rica tenemos el fenómeno inverso: es uno de los países donde más aumenta la pobreza, y el segundo con la tasa de desempleo más alta de América Latina.
Este abrupto cambio de las condiciones de vida, producto de la crisis capitalista y de la aplicación del CAFTA-DR, amenaza con hacer llegar el coletazo de los gobiernos de izquierda a Costa Rica.
Entonces tenemos situaciones diferentes en El salvador y Costa Rica. En el primero las masas vienen de decepcionarse con un gobierno de “izquierda” que impulsó medidas neoliberales. En el segundo, las masas están rompiendo con los partidos tradicionales. En el primero la locomotora va al barranco, y en el segundo va ascendiendo la colina.
Por ello, desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llamamos a los trabajadores de El Salvador a votar nulo en las próximas elecciones, como una muestra de rechazo a la gestión gubernamental del FMLN. Las diferencias entre el FMLN y ARENA en realidad son muy pocas, representan a sectores diversos de la burguesía, tienen ideologías diferentes, hasta confrontativas, pero aplican las mismas políticas capitalistas.
En cambio, en Costa Rica hemos llamado a fortalecer el fenómeno de ruptura con los partidos tradicionales, freneando la continuidad del Partido Liberación Nacional (PLN) en el gobierno, llamando a votar críticamente por los candidatos del Frente Amplio (FA).
Estas diferentes tácticas electorales tienen su sustento en el análisis de las realidades diferentes.