EL SALVADOR.- El giro tardío en el primer Congreso del FMLN
Acaba de finalizar, en el Centro de Ferias y Convenciones (CIFCO), en San Salvador, El Salvador, el primer Congreso del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Es el primer congreso desde que fuera fundado en Octubre de 1980. La guerrilla del FMLN fue producto de la fusión de varias organizaciones guerrilleras, como las FPL, el PRTC, el ERP, las FARN y el PCS. Después de un largo y complejo proceso político, que llevo incluso a la muerte de Salvador Cayetano Carpio, uno de sus máximos dirigentes, el FMLN termino siendo copado y controlado por el PCS, lo que permitió consolidar un programa y una ideología reformista.
Con los Acuerdos de Paz de 1992, el FMLN se convirtió finalmente en un partido político, debiendo enfrentar una ofensiva constante de parte del partido ARENA. En este forcejeo, desde la oposición y en clara desventaja, las bases del FMLN cerraron filas en la defensa de su organización. Durante muchos años, habiendo terminado la guerra, el FMLN no realizó un solo Congreso de importancia, donde las bases decidieran la orientación política de esa organización.
Los vientos favorables para el surgimiento de gobiernos reformistas de izquierda en América Latina, le dieron al FMLN la ansiada oportunidad de conquistar el gobierno en el año 2009. Pero en el gobierno, la conducción del FMLN demostró mucha timidez y un desmesurado afán de mantener el statu quo con el otrora enemigo ARENA. El FMLN se negó a impulsar la revolución democrática que tanto había pregonado. Una serie de concesiones y componendas se impusieron bajo el gobierno de Mauricio Funes. Con los fondos del convenio petrolero con Venezuela, el FMLM impulso programas de asistencia social, que le permitieron la reelección e imponer con un margen reducido de votos la presidencia de Salvador Sánchez Cerén.
Pero las cosas están cambiando aceleradamente en América Latina y por supuesto en Centroamérica. Venezuela vive una angustiante crisis económica producto de la baja de los precios del petróleo. Los gobiernos del ALBA se debilitan aceleradamente. La crisis económica aprieta por todos lados.
En El Salvador, el partido ARENA ha logrado mantener su cuota de poder y desde el control de la Sala Constitucional, tiene de rodillas al gobierno del FMLN. Mientras tanto, el FMLN se desgasta atrapado en la administración del Estado burgués, que no tiene fondos ni para impulsar los anteriores programas de asistencia social.
El peligro de una espantosa derrota electoral es cada vez más una realidad cercana. En este contexto, fue que el FMLN llevo a cabo su primer Congreso. Lo primero que salta a la vista, es que los ancianos dirigentes del FMLN son quienes controlan el aparato del partido. No existe relevo generacional, los jóvenes radicales del FMLN son apartados de las tareas de conducción.
Lo segundo es que los documentos principales fueron discutidos en secreto. El FMLN ha heredado el método guerrillero, centralista, y los ha traslado al partido político, acallando las voces críticas. Pero si leemos entre líneas los informes de la prensa, podemos darnos cuenta de lo que realmente ocurre. Desde el gobierno de Funes, el FMLN ha peleado a la defensiva, como el burro amarrado contra el tigre suelto. Previendo una situación más complicada, con el cierre del ciclo de gobiernos reformista de izquierda en América Latina, el FMLN ha aprobado una estrategia que le permita imponer su hegemonía política sobre las instituciones controladas todavía por ARENA. Este giro tardío no garantiza que cumpla sus planes. La única manera de imponer la hegemonía revolucionaria es atreves de la movilización de masas, convocando a una Asamblea Nacional Constituyente, algo que ni siquiera menciona. El tiempo se le apaga al FMLN. Este Congreso conspirativo no arroja nada nuevo, solo meras intenciones de derrotar la resistencia de ARENA, que no descansa en preparar las condiciones para recuperar el poder.
La hegemonía revolucionaria se impone con políticas revolucionarias que movilicen a las masas, y que abran las puertas a la revolución democrática. La cúpula del FMLN ha sido nuevamente víctima de su propio reformismo.