HONDURAS.- Por un paro nacional estudiantil!
La crisis del capitalismo no da tregua, lo que obliga a diferentes sectores sociales a lanzarse a la lucha. Desde inicios del mes de Mayo se está produciendo una revuelta estudiantil en Honduras. Primero fueron los estudiantes de secundaria que se opusieron a las ordenes dictatoriales del ministro Marlon Escoto, que quería ahorrar gastos en el programa de alfabetización, enviando a los estudiantes a cumplir tareas obligatorias, so pretexto de no aprobar el curso. Los estudiantes se rebelaron y en una lucha espontanea lograron doblarle el brazo al ministro Escoto.
No había terminado este acontecimiento cuando los estudiantes de la Universidad Nacional de Honduras (UNAH) retomaron la lucha del año 2015, por la derogación de las Normas Académicas, que excluyen a miles de estudiantes pobres de la educación pública superior.
Detrás de esta revuelta estudiantil están las duras condiciones de vida que imperan en Honduras, sobre todo después del golpe de Estado del año 2009. La clase media urbana, que con mucho sacrificio manda a sus hijos a las escuelas y la UNAH, de repente se encuentra ante la imposibilidad real de que sus hijos no puedan estudiar. Los estudiantes universitarios y de secundaria se han transformado, por el momento, en la vanguardia de la lucha democrática por la defensa de la educación pública. Los estudiantes no están solos, detrás está la mayoría de la sociedad hondureña empobrecida que mira con simpatías la lucha de los cipotes.
La lucha contra el régimen autocrático que Julieta Castellanos ha impuesto al interior de la UNAH, no ha sido fácil. En dos ocasiones, la rectora ha ordenado el desalojo de los estudiantes, que se toman los edificios y suspenden clases en señal de protesta. La repuesta ha sido la misma: persecuciones a los dirigentes, apertura de procesos penales, para intimidar a los estudiantes.
Tanto en el año 2015, como recientemente, los estudiantes han tenido que replegarse un poco, ante el desalojo policial, para continuar luchando. Pero este año 2016 la lucha ha adquirido una connotación nacional, y ha contado con más participación activa de los estudiantes. No son 150 estudiantes los que luchan, como afirmó la demente rectora Castellanos, sino miles de miles que han salido en marchas, y que han arreciado la lucha sin temor a las represalias.
A regañadientes, la rectora Castellanos ha tenido que convocar a una mesa de negociación, que puede ser una trampa si se baja la guardia. La conducción del Movimiento Estudiantil Universitario (MEU) debe comprender la dialéctica que existe entre movilización y negociación. Para sostener una negociación exitosa, que permita obtener todas las reivindicaciones que originaron la lucha, se debe tensionar todas las fuerzas (mítines, marchas, piquetes, tomas, huelga nacional, etc) y demostrarle a la rectora Castellanos el poder de la movilización estudiantil.
En la UNAH solo un gigante está luchando: los estudiantes. Los otros dos gigantes, el SITRAUNAH y la ADEUNAH, continúan adormecidos por los golpes asestados en años anteriores por Julieta Castellanos. Cuando los tres gigantes luchen unidos, no habrá fuerza alguna que pueda detener la democratización de la UNAH.
Porque lo que está en juego es el derecho democrático al autogobierno de la UNAH, que las administraciones de Julieta Castellanos han desvirtuado. A pesar de las bravuconadas de Julieta, nada volverá a ser igual en la UNAH.
Es hora que la comunidad universitaria levante la reivindicación más sentida: que se vaya Julieta Castellanos, que renuncie, que entregue el gobierno de la UNAH a los tres gigantes: estudiantes, trabajadores y docentes.
Para garantizar una negociación exitosa, debemos tensionar todas las fuerzas convocando a un paro nacional estudiantil (de todos los colegios, institutos y universidades privadas), involucrando a los padres de familia y todos los sectores sociales que puedan sumarse a esta importante lucha democrática, apoyando las reivindicaciones enarboladas por el MEU.
La lucha de los estudiantes de la UNAH no ha contado con la solidaridad de las federaciones de estudiantes del resto de Centroamérica. En Guatemala, la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), controlada por una reaccionaria mafia estudiantil, no mira más allá de sus mezquinos intereses. La Asociación General de Estudiantes Salvadoreños (AGEUS) está casi borrada de la escena política. La Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN), controlada por el sandinismo, ni siquiera se ha pronunciado. La Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica (FEUCR) controlada por gobernante PAC, tampoco ha realizado la más mínima muestra de solidaridad.
Por ello, la lucha de los estudiantes de la UNAH cobra una enorme importancia política, no solo tendrá hondas repercusiones en Honduras, sino también irradiará positivamente al resto de Centroamérica.