HONDURAS.- Las lecciones de la revuelta estudiantil en la UNAH
La revuelta estudiantil en la Universidad Autónoma de Honduras (UNAH) es una reacción y consecuencia directa de los planes de ajuste económico implementados por el gobierno de Juan Orlando Hernández (JOH), que expolian a los trabajadores y la clase media. Julieta Castellanos quería que los estudiantes más pobres pagaran las consecuencias de sus propias desgracias, pero al final el Consejo Universitario de la UNAH, asustados por la movilización estudiantil, han tenido que retroceder suspendiendo la aplicación de las Normas Académicas hasta 2018, anotándose los estudiantes una importante victoria parcial.
Julieta Castellanos intentó aplacar la resistencia estudiantil a la Cuarta Reforma, criminalizado la lucha y persiguiendo a sus dirigentes, pero no logró amedrentar a la dirigencia del Movimiento Estudiantil Universitario (MEU), quienes no bajaron la guardia y se mantuvieron firmes en la lucha. Los desalojos en Ciudad Universitaria en Tegucigalpa y el Valle de Sula, realizados por la Policía, son un claro ejemplo del estilo autocrático de Julieta Castellanos, quien gobierna con mano dura sin tomar en cuenta a los diferentes sectores de la comunidad universitaria.
Además de la movilización, esta revuelta estudiantil ha producido un fenómeno organizativo: el fortalecimiento del Movimiento Estudiantil Universitario (MEU) como organización democrática y amplia de lucha, que agrupa a diferentes movimientos estudiantiles y a estudiantes que no participan en organizaciones, pero quieren luchar. Ha sido notoria la contradicción entre los viejos frentes estudiantiles, algunos de ellos burocratizados, y la regeneración del movimiento estudiantil que representa por el momento el MEU.
Dentro del activismo universitario se discute si ha llegado el momento de retroceder un poco, en vista de la victoria parcial obtenida con la suspensión de las Normas Académicas, o si se debe continuar la lucha hasta el final. Estas dudas y discusiones son naturales en todo proceso de lucha, cualquier paso a tomar debe ser democráticamente discutido por quienes están en la lucha.
Todo indica que ha llegado el momento de hacer un balance de esta grandiosa lucha que no solo ha cambiado a la UNAH sino que, casi seguramente, ayudará también a cambiar la situación de retroceso y reacción que predomina en Honduras. Se ha obtenido una victoria parcial, pero la lucha por la democratización de la UNAH debe continuar.
Muchas de las exigencias estudiantiles están pendientes: 1. El cese de la represión y la persecución penal contra los dirigentes estudiantiles, no más ordenes de captura, cese a la militarización de la UNAH. 2. La derogación de las normas académicas de la UNAH. Cualquier futura Norma Académica debe ser consultada previamente al movimiento estudiantil. 3. Mayor participación democrática de los diferentes sectores de la comunidad universitaria (estudiantes, profesores y trabajadores), todos deben ser tomados en cuenta en los espacios de gobierno de la UNAH.
La lucha estudiantil fue reforzada con la solidaridad expresada por la Asociación de Docentes de la Universidad Autónoma de Hondura (ADUNAH) y por el Sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma de Honduras (SITRAUNAH) quienes se mostraron parcialmente a favor de las exigencias estudiantiles, dando lugar a que el pasado miércoles 15 de junio MEU, ADUNAH y SITRAUNAH crearan la Plataforma de Coordinación Universitaria, como organismo de coordinación de los diferentes sectores, en la búsqueda por instalar una mesa de dialogo con las testarudas autoridades de la UNAH. Esta coordinación debe mantenerse para lograr los objetivos.
Se impone, pues, la realización de un balance para continuar la lucha por la democratización de la UNAH, por la defensa de la educación pública gratuita y de calidad.