¿A dónde va El Salvador?
No es una casualidad que el gobierno de los Estados Unidos haya escogido el flanco más débil, los países del llamado Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) como proyecto piloto para impulsar el llamado Plan de Prosperidad, que además del fortalecimiento de las instituciones de la democracia burguesa, conlleva una lucha despiadada contra las maras, pandillas y carteles del narcotráfico, también el fortalecimiento de los aparatos militares y un componente de lucha contra la corrupción.
De los tres países del Triángulo Norte, El Salvador es el país que refleja un mayor deterioro económico, una masiva emigración hacia Estados Unidos, altísimos índices de violencia y criminalidad. El desarrollo de las maras y pandillas como grupos criminales tiene su origen en la decadente situación económica de El Salvador.
Desde los Acuerdos de Paz en 1992, ningún gobierno de ARENA, tampoco los dos gobiernos del FMLN, han podido frenar esta tendencia hacia degradación social. Por eso la lucha contra las maras entró en un laberinto.
Los datos son escalofriantes. La economía tiene más de una década de crecer un promedio del 2% anual. Este crecimiento raquítico se reduce a un mes si tomamos en cuenta que para el año 2016 el déficit fiscal es de 851,7 millones de dólares para este año 2016. Para el año 2015, la deuda publica abarcaba el 2015, el 61.4% del Producto Interno Bruto (PIB).
No obstante, recientes informes del Fondo Monetario Internacional (FMI) han revelado que los últimos gobiernos (Antonio Saca, Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén) han maquillado las cifras, y que realmente el PIB es un 14.4% menor a la cifra oficial y que la deuda pública no es del 62% del PIB, sino del 72%.
La crisis económica y su repercusión en las finanzas del Estado es tan grave, que los economistas pronostican serios problemas para el gobierno del FMLN en el último trimestre del año 2016. El gobierno del FMLN enfrenta problemas de todo tipo: no puede pagar a los proveedores, no puede cumplir sus obligaciones con los fondos de la seguridad social, no tiene dinero para terminar el año, ya no tiene fuentes de financiamiento disponibles.
A la gravedad de la crisis económica habría que agregar el permanente conflicto inter burgués entre la burguesía que se escuda en el FMLN y los sectores tradiciones de la burguesía y la oligarquía, que tienen su expresión política en ARENA. Si bien es cierto desde 1992, especialmente en los últimos años, se ha ido conformando un inestable y convulso sistema bipartidista, el achicamiento del pastel del presupuesto del Estado impide a ambos partidos llegar a acuerdos sustanciales de gobernabilidad.
Los dos gobiernos del FMLN se han topado con una muralla jurídica, construida con sentencias de la Sala Constitucional, que permanentemente les tuerce el brazo a los gobiernos del FMLN, impidiéndole nuevos endeudamientos con bonos, imponiendo reformas electorales, deshaciendo planes, etc.
El gobierno del FMLN se limita a quejarse en público, a organizar mítines de protesta, a amenazar a la Sala Constitucional con destituirles, pero en realidad no puede hacerlo porque nunca logró tener la mayoría absoluta dentro de la Asamblea Legislativa.
Ha comenzado el declive del gobierno del FMLN. Los programas de asistencia social, que vienen desde la época de los gobiernos de ARENA, se han vuelto insostenibles. Como bien afirma Pedro Argumedo, economista de la reaccionaria FUSADES, ya comenzó el ajuste, pero de manera desorganizada. Los capitalistas celebran esa noticia, pero quieren negociar el ajuste, para que no les afecte.
El gobierno del FMLN, acorralado, ya está recortando gastos y beneficios sociales, afectando conquistas históricas de los trabajadores, como el escalafón del sector salud, golpeando a su propia base social. Mientras se inicia el declive del FMLN, ARENA se prepara para reconquistar el poder, explotando las desastrosas administraciones del FMLN.
El gobierno de Estados Unidos ve desde palco alto la situación, pero están alistando la factura. El gran argumento es ahora la lucha contra la corrupción. El expresidente Mauricio Funes destapó la caja de pandora, acusando al difunto ex presidente Francisco Flores de haberse robado la donación de Taiwan. El rebote de este conflicto ya se hizo sentir con las acusaciones de corrupción contra Mauricio Funes y su posterior asilo en Nicaragua. La soga comienza a cerrarse.
Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llamamos a los trabajadores salvadoreños a cerrar filas por la defensa de las conquistas sociales, y a crear una nueva alternativa revolucionaria ante el declive del FMLN y la ofensiva de ARENA para reconquistar el gobierno.