HONDURAS. - Anular las elecciones fraudulentas y convocar a nuevas elecciones
A tres semanas de la realización de las elecciones del pasado 26 de noviembre, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Honduras todavía no proclamado al ganador. La rabia, la ira y la incertidumbre de han apoderado de Honduras. El manoseo del proceso electoral, cuando Salvador Nasralla se perfilaba como seguro ganador de los comicios, y la subsiguiente manipulación de urnas, actas y datos, por parte del Partido Nacional, ha provocado una oleada de protestas populares sin precedentes, con más de 22 muertos, decenas de heridos, y centenares de capturados.
La primera explosión social se produjo a finales de noviembre y durante los primeros días de diciembre. Fue una protesta espontanea, superior a las protestas ocurridas en la lucha contra el golpe de Estado del 2009. Las masas populares, iracundas, superaron y desbordaron la conducción política de Mel Zelaya, la cúpula del partido LIBRE y del candidato Nasralla. Una verdadera semi insurrección popular que fue sofocada con represión y con el toque de queda. Sin una orientación clara, las masas debieron retroceder, pero con su acción espontanea estaban señalando claramente el camino. La única manera de derrotar el fraude electoral, es con un gran paro nacional.
Contrario a lo que afirman algunos compañeros, emborrachados por semejante demostración del poder de las masas populares, el fraude todavía no ha sido derrotado. Si bien es cierto que las movilizaciones populares han obligado a retrasar la proclamación del candidato triunfador, en las oficinas del TSE los magistrados continúan conspirando sobre el mecanismo más creíble para dar por consumado el fraude electoral.
Las críticas de los observadores internacionales de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Unión Europea (UE), en relación a las actuaciones del TSE, tienen la misión especial de corregir los abusos evidentes, para concluir en sus respectivos informes que los problemas fueron superados, y que se trató de un proceso electoral democrático, con algunas fallas, pero democrático, a fin de cuentas. En pocas palabras, son asesores del TSE para maquillar y hacer más creíble el fraude electoral.
Lo anterior se comprueba con el extenso comunicado que el pasado 6 de diciembre, emitió la secretaria general de la OEA, el que en su parte final afirmaba lo siguiente: “(…) Si las irregularidades existentes fueran de tal entidad que hicieran imposible que este proceso brinde certeza y seguridad en el recuento, la Misión se reserva el derecho de realizar las recomendaciones adicionales que considere pertinentes sobre cualquier aspecto del mismo, sin descartar inclusive la posibilidad de recomendar un nuevo llamado a elecciones con garantías de que corrijan todas las debilidades identificadas que dieron lugar a las irregularidades graves que se detectasen”.
Por ello el TSE no se ha atrevido a proclamar oficialmente, aunque ya lo ha dicho abiertamente, que el actual presidente JOH ganó las elecciones, logrando la reelección. En ese comunicado lo que se dice es que, si el TSE no corrige los brutales errores, entonces no descartan pronunciarse a favor de un nuevo proceso electoral.
El problema es que Mel Zelaya, Salvador Nasralla y la cúpula de LIBRE, cayeron en el laberinto de los recursos legales e impugnaciones, mecanismo legal que se puede utilizar, pero que es secundario en relación al estallido de masas de inicios de diciembre, que nos mostraba claramente cuál era el camino para derrotar el fraude electoral.
Presionado por una realidad cada vez más adversa, producto de los errores cometidos, Mel Zelaya y la cúpula de LIBRE convocaron a un “paro nacional” para el 15 de diciembre, el cual si bien es cierto han sido jornadas de luchas exitosas, todavía no logra atraer a la mayoría de la población a la lucha contra el fraude. La política es el arte de aprovechar las oportunidades, y Mel Zelaya dio la espalda a la semi insurrección de comienzos de diciembre.
La juventud y los sectores populares han estado luchando, pero los trabajadores como fuerza organizada, están dormidos. Llamamos a los empleados públicos, a los trabajadores industriales, a las maquilas, etc, a realizar una huelga general de los trabajadores que paralice la producción y el comercio, Y que venga a fortalecer las jornadas de lucha para lograr el gran paro nacional, lo único que puede revertir el fraude electoral.
La única salida democrática para Honduras, es la anulación de las elecciones del 26 de noviembre y la convocatoria a nuevas elecciones, para lo cual se debe reformar el sistema electoral con representación igualitaria de todos los partidos políticos.