La situación del movimiento sindical en todos los países que conforman la nación centroamericana, es realmente calamitosa. El desmantelamiento de las industrias, producto de la ofensiva neoliberal, ha traído un debilitamiento numérico de la clase obrera industrial, que se manifiesta en la debilidad de los sindicatos y centrales obreras. Este proceso de debilitamiento de la clase trabajadora ha permitido que las burocracias se enquisten en los sindicatos y centrales obreras.

Los empleados públicos, el sector que más ha luchado en los últimos años, también se ha visto afectado y sus luchas han disminuido. Es un panorama aterrador, pero la crisis capitalista ahí está, arrastrando a decenas de miles de trabajadores a la marginalización social. Otro sector, ante la falta de perspectivas, prefiere arriesgarse y emigran hacia los Estados Unidos, buscando una salida económica para sus familias.

La crisis del capitalismo también ha traído un paulatino cercenamiento de las libertades democráticas en toda la región y el establecimiento de nuevas dictaduras, como las de Nicaragua, El Salvador y Honduras. En El Salvador hay Estado de Excepción que limita el derecho de organización y movilización. El cambio de gobierno en Honduras, ha permitido cambiar el régimen político opresivo que había establecido el extraditado expresidente Juan Orlando Hernández (JOH). En Nicaragua, hay un Estado de Sitio no declarado. Es urgente defender las libertades democráticas para poder luchar.

Bajo estas duras condiciones, se celebrará el 1 de mayo en Centroamérica. Aun bajo las condiciones existentes, el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llama a la unidad sindical, de los trabajadores del campo y la ciudad, a luchar en unidad de acción por una agenda, que recoja las reivindicaciones más sentidas:

1.- Luchemos por aumentos de salarios que cubran la canasta básica o costo de la vida. Debido a la inflación mundial, el salario mínimo promedio centroamericana debe rondar los $ 700 dólares.

2.- Para combatir el desempleo se debe exigir en cada uno de nuestros países, la implementación de un Plan Nacional de Obras Públicas, que permitan garantizar el empleo digno para los desempleados.

3.- Defensa y mejoramiento de la seguridad social. Luchemos por pensiones o jubilaciones que cubran el salario que ganaban los trabajadores antes de retirarse, y en aquellos casos en que ganaban menos, deben recibir el salario mínimo promedio regional. Los montos de las pensiones deben ajustarse al costo de la vida.

En los casos en que los trabajadores no hayan logrado cubrir las cotizaciones necesarias para tener derecho a una pensión digna, el Estado debe otorgar una renta básica que cubra sus gastos en la vejez.

4.- Defensa y ampliación de las Convenciones o Contratos Colectivos de Trabajo.

5.- Por la más amplia unidad de acción sindical y popular para luchar contra los planes de ajuste neoliberales acordados con el FMI y ejecutados por los gobiernos de turno.

6.- Rechacemos las políticas de flexibilización laboral y tercerización (“outsourcing”) que produce empleos precarios, sin goce de prestaciones ni estabilidad laboral.

7.- Defendamos la libertad de sindicalización y derecho a huelga de todos los trabajadores (empleados públicos y municipales, sector privado), así como también garantizar el derecho al trabajo y la estabilidad laboral.

8.- Renacionalización de empresas y servicios públicos, privatizados o entregados en concesión. El Estado debe mantener el monopolio de los servicios públicos, bajo administración y control de los trabajadores para garantizar el acceso de la población.

9.- No al pago de la deuda externa, todos los recursos del Estado deben estar destinado a financiar los programas sociales y garantizar la salud publicas

10 Por la coordinación de las centrales obreras y campesinas, sindicatos y organizaciones populares de Centroamérica, para luchar unidos contra los efectos de la crisis capitalista y la pandemia.