Causas y efectos del desmoronamiento de la revolución cubana
El bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba no es un tema nuevo, es algo que viene ocurriendo sistemáticamente desde hace 63 años, cuando Estados Unidos y sus agentes dentro de la Organización de Estados Americanos (OEA) decidieron castigar a la revolución cubana, imponiendo un brutal bloqueo desde 1961, aislándola del resto del continente.
La generosa colaboración de la antigua URSS evitó el colapso económico de Cuba, y mas bien fue un periodo de grandes conquistas sociales en materia de salud y educación. El derrumbe de la URSS en 1991 obligó al castrismo a iniciar el llamado “periodo especial” con enormes sufrimientos y penalidades para las masas cubanas.
Fue el periodo en que los antiguos “países socialistas” como la Rusia, el este de Europa, China y Vietnam abandonaron el postulado de economías centralizadas por el Estado, y e iniciaron un acelerado proceso de restauración del capitalismo
Por más de 31 años continuos, la asamblea general de la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha demandado el levantamiento del embargo contra Cuba. De la misma manera que Estados Unidos se burla e incumple los mandatos de la ONU en relación al problema palestino y al genocidio actual en Gaza, lo hace con especial venganza contra Cuba, solo por el hecho de haber sido la primera revolución socialista triunfante a solo 90 millas de Estados Unidos.
Después de 1991 el castrismo, con el propio Fidel Castro a la cabeza, inició un lento proceso de restauración del capitalismo, teniendo al turismo como punta de lanza de ese proceso. Por más moderación que el castrismo mostró en ese periodo, el castigo del bloqueo no fue levantado.
La administración de Barack Obama comprendió la moderación del castrismo, y por ello decidió reanudar las relaciones diplomáticas con Cuba, alentando con ello las tendencias capitalistas dentro de la isla. En una entrevista en 2016, Obama declaró que "Nuestra decisión de poner fin a medio siglo de políticas fallidas de Estados Unidos, restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba e iniciar una nueva era de diálogo con el pueblo cubano ha tenido ya un efecto transformador" (El País, 16/07/2016)
Pero aunque el castrismo ha querido acelerar las reformas económicas hacia el capitalismo, el imperialismo norteamericano se lo impide, creando una situación de estancamiento y decadencia económica.
La administración de Donald Trump no rompió las relaciones diplomáticas, pero las rebajo al nivel mínimo, aprobando nuevas leyes que recrudecieron el bloqueo contra Cuba. Trump sueña que sus aliados, la burguesía cubana en el exilio, que ya forma parte de la economía imperialista de Estados Unidos, recupere los ingenios y propiedades que les fueron confiscados bajo la revolución.
Seis décadas de inclemente bloqueo económico y financiero dejan una profunda estela de decadencia en Cuba. Sin lugar a dudas, el castrismo es responsable de muchas decisiones erróneas como, por ejemplo, la utopía de creer que el socialismo podía triunfar en una isla, aislada del mundo y rodeada de enemigos, pero objetivamente el mayor daño causado es el inclemente bloqueo imperialista. Ambos factores, el bloqueo imperialista (objetivo) y los errores del castrismo (subjetivo) se combinan mortalmente para iniciar un proceso de decadencia con síntomas de barbarie en la isla.
En la medida que aumenta el hambre y la miseria, se ha producido una nueva oleada migratoria de cubanos que huyen desesperados, buscando trabajo y comida. Según datos de la ONU, en los últimos tres años cerca de un millón de cubanos han emigrado hacia Estados Unidos y en menor medida a España, lo que representa cerca del 20% de su población económicamente activa (PEA). La población de Cuba se reduce a ritmos alarmantes por la migración y baja natalidad, se calcula que ha descendido hasta 10 millones de cubanos que viven en la isla.
En ese contexto, de decadencia y síntomas de barbarie, se produjeron recientemente varios apagones generales de electricidad. A pesar del subsidio petrolero del chavismo hacia Cuba, las viejas centrales termoeléctricas, sin adecuados mantenimientos, ya no dan abasto. Un claro síntoma de barbarie es no solo el hambre y las penurias materiales, sino la falta de electricidad en una sociedad moderna.
Cuba, como nación y Estado, ya no como revolución, se encuentra rodando hacia el fondo del abismo. Lo peor es que con esas condiciones económicas, la población termine repudiando el experimento de la revolución. En el último periodo hemos visto protestas sociales cada vez más amplias, sobre temas básicos como abastecimiento y electricidad, las que han sido duramente reprimidas.
Todo indica que las tendencias capitalistas se fortalecerán en medio de la barbarie imperante. El ingreso de Cuba como nuevo socio de los BRICS es apenas una bocanada de oxígeno dentro de la situación de cuidados intensivos de la economía cubana. Los revolucionarios debemos reflexionar profundamente sobre la dramática situación en Cuba, sus causas y sus efectos, y redoblar nuestra campaña contra el criminal bloqueo imperialista.