Por Maximiliano Cavalera
Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes (Karl Marx, Federico Engels, El Manifiesto Comunista)
El mes de marzo se cumple un aniversario más de la muerte del filósofo y revolucionario “alemán” Karl Marx. ¿Pero podríamos encasillar a Marx solo como filósofo o como alemán? Su vida como pensador tiene una enorme importancia que va más allá de una sola nacionalidad y una rama de la ciencia. Es decir, Marx sintetizaría en su obra tanto teórica como práctica, el internacionalismo en función de la causa de los trabajadores. No podría ser más claro al enunciar su onceava tesis sobre Feuerbach: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modo el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo” (Karl Marx, Tesis sobre Feuerbach). Es decir, la ciencia no solo debe ser una herramienta para la contemplación o análisis de los fenómenos, todo lo contrario, la ciencia y la filosofía deben estar en función de transformar la cruda realidad en la que está sumergida la humanidad. En este aniversario de la muerte de Karl Marx, le brindamos un breve homenaje al pensador que le dio la más grande herramienta de lucha a los trabajadores, su pensamiento como herramienta de trasformación y emancipación de los explotados.
Su Juventud
Karl Marx nació en Alemania en una ciudad llamada Tréveris en el mes de mayo del año 1818. Fue engendrado por un abogado llamado Heinrich Marx. Su madre fue Henrietta Pressburg. Inicia sus estudios en la universidad Renana de Bonn. Fue en esta universidad que conoció a la que sería su esposa y madre de sus hijos Jenny Von Westphalen: "la más hermosa de Treveris", mujer de grandes cualidades, de mejor posición social y cuatro años mayor que su pretendiente. Esa relación, formalizada desde el inicio de la vida universitaria, amenazaba, según los temores del viejo Enrique Marx, con ir a parar en matrimonio y distraer todavía mas a Carlos de sus estudios.” (Carlos Marx - Miseria de la biografía, Rodolfo Peña).
El paso de Marx por Bonn fue efímero y algo jovial; a medida que pasa el tiempo su padre muestra enormes preocupaciones por el comportamiento del joven Marx: "No quiero y no puedo ocultarte mis flaquezas. Mi corazón se exalta a veces cuando pienso en ti y en tu futuro. Y a pesar de ello no puedo desprenderme de ideas tristes, llenas de presentimientos y temores, cuando, de pronto, pienso: ¿corresponderá tu corazón a tu cabeza, a tus talentos? ¿Tendrá cabida para los sentimientos terrenales, pero dulces, que en este valle de lágrimas son tan consoladores para el hombre sensible? Y ya que al parecer tu corazón está animado y dominado por un genio que no ha sido dado a todos los humanos, ¿será ese genio de naturaleza divina o fáustica?" (Ídem).
En Berlín inicia sus estudios de filosofía terminándolos en 1841. Al siguiente año, junto a Bruno Bauer publica la Gaceta Renana, dicha publicación lo llevaría al exilio en Francia. Fue ahí que conoce a su amigo entrañable y principal colaborador Federico Engels. En el exilio publica los Anales Franco Alemanes y la crítica de la filosofía del Derecho; junto a Engels publicó "La Sagrada Familia”. Según Lenin: “Los artículos de Marx en los Anales nos muestran ya al revolucionario que proclama la "crítica despiadada de todo lo existente", y, en especial, la crítica de las armas", apelando a las masas y al proletariado.” (Lenín, Biografía de Carlos Marx).
El movimiento obrero
Marx no descansa en sus actividades políticas. Por ende, fue perseguido por el gobierno prusiano que no descansó hasta lograr su exilio de Francia. Al salir de Francia se dirige Bélgica a la cuidad de Bruselas, en donde se dedica a escribir La Miseria de la Filosofía que publica en 1847. Es por estas fechas que se comienza a ligar al movimiento obrero: “Al mismo tiempo encontró ocasión de fundar en Bruselas una Asociación de obreros alemanes, con lo que entró en el terreno de la agitación práctica. Esta adquirió todavía mayor importancia para él al ingresar en 1847, en unión de sus amigos políticos, en la Liga de los Comunistas, liga secreta, que llevaba ya largos años de existencia. Toda la estructura de esta organización se transformó radicalmente; la que hasta entonces había sido una sociedad más o menos conspirativa, se convirtió en una simple organización de propaganda comunista -secreta tan sólo porque las circunstancias lo exigían-, y fue la primera organización del Partido Socialdemócrata Alemán.” (Carlos Marx, Federico Engels).
Es en el segundo congreso de la Liga de los Comunistas que se le encarga a Engels y a Marx la redacción del Manifiesto Comunista. Dicha obra contiene los elementos fundamentales del pensamiento socialista, es ahí donde Marx y Engels le comienzan a dar forma científica al socialismo. Debemos indicar que antes de Marx y Engels el socialismo era llamado utópico, precisamente porque se trataba de intentos de crear una sociedad igualitaria sin tomar en cuenta que se tenía que destruir el Estado burgués. Eran muchos los casos en que personas indignadas con la barbarie de la explotación capitalista se iban a islas a construir una sociedad igualitaria con el enorme problema de que el capitalismo seguía existiendo y explotando a millones de trabajadores.
En 1848 triunfa la revolución en Francia; la onda expansiva llega a Alemania, donde se traslada Marx. En Colonia publica un periódico llamado "Nueva Gaceta Renana". Esta publicación es: “el único periódico que defendió, dentro del movimiento democrático de la época, la posición del proletariado, cosa que hizo ya, en efecto, al apoyar sin reservas a los insurrectos de junio de 1848 en París” (Ídem). En consecuencia, la prohibición no se haría esperar, la derrota de la revolución en Alemania le plantea nuevamente el exilio político y regresa a París para ser expulsado a Inglaterra, en donde pasó el resto de su vida.
El Capital
Según Engels, después de la condena de los miembros de los miembros de la Liga de los Comunistas en Colonia, Marx se consagra a estudiar los manuscritos que albergaba el afamado Museo Británico. El producto de estos estudios serían valiosísimos para la historia de la humanidad; en 1859 se publica la “Contribución a la Crítica de la Economía Política”, 8 años más tarde, en 1867 se publicaría una de las obras más importantes, por fin, el primer tomo de El Capital salió al público: “Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo.” (Discurso de Federico Engels ante la tumba de Karl Marx).
La Asociación Internacional de los Trabajadores
Consciente de que el capitalismo es mundial, los trabajadores del mundo tienen que organizarse a nivel mundial para destruir el capitalismo. Esta premisa es fundamental para el marxismo, que comprende la complejidad de la lucha de clases por el mundo, en donde un triunfo político de los trabajadores en la India tendría consecuencias en la misma Inglaterra. El 28 de septiembre se funda en Londres la I internacional, llamada la Asociación Internacional de los Trabajadores. Este primer intento fracasaría y la I internacional se disolvería en 1872 por las diferencias entre marxistas y anarquistas. La derrota de la Comuna de París realzaría esta división entre las dos principales corrientes de la I internacional.
El legado
El legado de Marx perdura hasta nuestros días; él brindó a los trabajadores la luz del conocimiento para su emancipación. Hoy más que nunca, cuando la humanidad está sometida a la explotación, su legado nos ilumina el camino de la libertad de los explotados. Quién mejor que Engels para expresar lo que significó Karl Marx para el mundo: “Por eso, Marx era el hombre más odiado y más calumniado de su tiempo. Los gobiernos, lo mismo los absolutistas que los republicanos, le expulsaban. Los burgueses, lo mismo los conservadores que los ultrademócratas, competían en lanzar difamaciones contra él. Marx apartaba todo esto a un lado como si fueran telas de araña, no hacía caso de ello; sólo contestaba cuando la necesidad imperiosa lo exigía. Y ha muerto venerado, querido, llorado por millones de obreros de la causa revolucionaria, como él, diseminados por toda Europa y América, desde las minas de Siberia hasta California. Y puedo atreverme a decir que si pudo tener muchos adversarios, apenas tuvo un solo enemigo personal. Su nombre vivirá a través de los siglos, y con él su obra.” (Ídem).