Por Tyscho
«Cuando el cuerpo de Rosa Luxemburg se hundió en el canal, una leyenda recorrió los barrios proletarios; no era cierto que hubiese sido asesinada, vivía, había podido salvarse y volvería a ocupar la cabeza del movimiento revolucionario cuando llegase el momento. La gente se negaba a creer que tanta voluntad, entusiasmo y energía hubiesen podido sucumbir a golpes de culata. Y en esta creencia está la verdad. La ley de la conservación de la energía no cuenta solamente para el mundo físico. Ninguna hoguera y ningún mandato dictatorial pueden destruir a la larga el pensamiento que una vez estuvo vivo en las cabezas de las masas.»
― Paul Frölich, "Rosa Luxemburg, vida y obra", ediciones IPS, p. 332
El anterior pasaje manifiesta la fibra molecular que la tradición de lucha ejerce sobre la masa de explotados y desarraigados de la tierra, de todos los tiempos, en todos los rincones de orbe. Las batallas libradas no son solo legado de las generaciones pasadas, sino fortuna viva de las generaciones presentes y futuras, lecciones esclarecedoras que recuerdan que los trabajadores no pueden darse el lujo de personar a sus enemigos de clase, que no pueden contemporizar con la inmutable rueda de la historia, tratando de conciliar posiciones con los enemigos y sus agentes.
Rosa Luxemburgo es ejemplo ineludible de la historia de los trabajadores, pretendida una y mil veces ser borrada, desdibujada y hasta desfigurada para cambiar su significado para con las y los luchadores de todos los tiempos. Para vaciar su fondo socialista y pintarla de los anquilosados colores desarmados ante los explotadores de ayer y de hoy, contra los que Rosa Luxemburgo y sus más fieros camaradas lucharon, los agentes de la infamia y del servilismo al capital, los reformistas y los traidores a la causa de la mayoría, a la causa proletaria que aun hoy, caminan en el bando de la retórica melosa de la revolución social, pero que tan pronto las condiciones abran otra vez el espacio para el asalto inminente a los cielos, recorrerán el pequeño trecho que les separa de sus amos, y cerraran filas en las barricadas de la reacción, sirviendo de esquiroles, dobles agentes al servicio del capital y de la defensa del status quo.
Rosa Luxemburgo una revolucionaria inclaudicable
De Rosa Luxemburgo correrá mucha tinta este año, se cumplen 100 años de su asesinato a manos de las bandas derechistas que serán los posteriores integrantes de los grupos de asalto del NSDAP (Nazi), a sabiendas del gobierno socialdemócrata traidores a la causa del socialismo y aliados, sino es más propio decir salvadores de la dictadura del capital sobre el trabajo.
Pero la leyenda de Rosa Luxemburgo se debe remontar no a su caída en combate ante las bandas organizadas por el enemigo de clase, sino a su Polonia natal. Joven flotante y despierta, la vida rural de su Zamość natal le queda corta prontamente, el mundo de finales del siglo XIX le queda corto en la Polonia oriental, debe migrar para poder cursar estudios universitarios, ya que en su natal Polonia, las mujeres no tienen el derecho de estudiar, es entonces que emprende su viaje a Zurich, Suiza, donde el liberalismo cantonal promueve que las mujeres se integren a las universidades; es pues una mujer soltera que migra sola por Europa para estudiar en la universidad algo inaudito para su tiempo, Rosa causa estupor a donde se dirija y esta será la norma de su vida, trastornar la regimentación social burguesa y transformarla a cada paso, en cada momento de su vida, andando siempre más allá.
Entre los años de 1889 y 1897 estudia la economía política a fondo, sus detractores siempre usaran el argumento que la joven Rosa nunca aprendió adecuadamente el método de interpretación económica; pero muy por el contrario a sus supuestos, Rosa se recibe con honores con su trabajo doctoral sobre el desarrollo industrial de su natal Polonia. La calidad de su estudio es tan sobresaliente que es de las pocas mujeres a las que se le publicara su trabajo, cosa que profundiza la adversidad de sus colegas hombres, ante el infalible genio y la descollante capacidad de Rosa Luxembugo.
De la mano de uno de los fundadores del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) August Bebel y uno de sus máximos dirigentes le invita a dirigir la escuela de economía del partido. Es esta la etapa de desarrollo teórico más importante de Rosa Luxemburgo, en este periodo delinea su crítica a la forma cerrada en que Karl Marx describió la acumulación capitalista y su desarrollo mundial. La crítica a Marx que empieza a ganarle opositores entre las filas más autorizadas del SPD da un giro vertiginoso a la estructuración ideológica dentro de la organización proletaria más grande del planeta, también pone en duda la autoridad teórica de Karl Kautsky y Eduard Bernstein, presentantes de las dos alas del SPD.
En esta época es cuando Rosa Luxemburgo tiene su producción teórica más importante a finales del siglo XIX y comienzos del XX, ya como líder de la escuela económica del SPD: “Libertad de crítica y de la ciencias (1899), La crisis socialista en Francia (1899), su esencial Reforma o revolución (1900), En defensa de la nacionalidad (1900), Sobre los mandatos polacos en el congreso socialista internacional de París (1900), Sobre el militarismo y la política colonial en el Congreso International París (1900), Cuestión de táctica (1902), Estancamiento y progreso del marxismo (1903), Masas y jefes (1904), Problemas organizativos de la Socialdemocracia (1904), El socialismo y las iglesias (1905), mi favorito sin dudarlo es Huelga de masas, partido y sindicatos (1906), Navidad en el asilo de noche (1907).
Luego como colaboradora del ala de oposición del SPD y posterior integrante en el parlamento alemán, germen de la ruptura de izquierda que será el Partido Espartaquista, posterior KPD (Comunista): El Estado-nación y el proletariado (1908), Utopías pacifistas (1911) y En relación a Marruecos y Marruecos (1911), así como Anarquistas, Socialdemócratas y Huelga General (1912), El voto femenino y la lucha de clases (1912), Las Idea del Día del Trabajo (1913), La nueva experiencia belga (1913), Huelga política de masas (1913) una crítica mordaz a los métodos contemporizadores del ala reformista colaboradora del SPD, la crítica al modelo de acumulación capitalista de Marx y el desarrollo mundial del sistema capitalista en La acumulación del capital (1913) y La proletaria (1914) uno de sus escritos vinculados a la lucha por la liberación de la mujer, que para Rosa no es otra cosa que la lucha de la mujeres trabajadora por la liberación de la humanidad.
La de Rosa será una lucha inclaudicable, una lucha teórica que se trasladar a las calles en las manifestaciones y los mítines contra la guerra, guerra que Rosa Luxemburgo puso al descubierto sus orígenes en su abundante entramado teorético, como una lucha entre imperialistas por la nueva repartición del mundo, de las materias primas, los mercados y las poblaciones como simples consumidores de mercancías. La lucha de Rosa Luxemburgo la llevo junto a Karl Liebknecht a enfrentarse a la mayoría de su propio partido en el parlamento alemán y contra el apoyo a los empréstitos de guerra que los socialdemócratas aburguesados e integrados en el parlamentarismo burgués veían como una lucha nacional necesaria cerrando filas junto a los junkers prusianos en su guerra contra el zarismo y sus aliados.
No faltaron dilapidadores que aprovechándose de su condición de mujeres la descalificaron fácilmente como incapaz de entender las fuerzas vivas de la historia. Pero Rosa educada en exilio de su tierra natal, dominada por una monarquía que sería barrida rápidamente por los junkers prusianos y por el ejército zarista, le recordaba a los trabajadores de todos los países que su nación, su patria son ellos mismos y que era necesario presentar resistencia ante el patriotismo socialdemócrata que junto con la mayoría de la II Internacional claudicaron a sus burguesías nacionales.
La derrota de la que debemos aprender
Rosa Luxemburgo formo parte de la izquierda zimmerwaldiana, aquella que decía Lenin, cabía en dos automóviles durante la fiebre patriotera que precedió a la larga noche de la primera guerra mundial. Ambos revolucionarios distanciados por sus tácticas, mas no por sus estrategias profundamente arraigadas en la movilización revolucionaria de las masas acudirían valientemente a su cita con la historia.
Por un lado los bolcheviques calificados de despiadados por la misma Rosa Luxemburgo, que critico los métodos del bolchevismo, mas no sus metas y fines ante la hora cero de la revolución socialista mundial. La polifacética autoridad de Rosa Luxemburgo la llevo a creer que las masas se organizarían por fuera del SDP cuando llegara el momento de la revolución en Alemania, un error táctico que pudo contribuir a su derrota y muerte. Más tarde, ella y Liebknecht comprendieron que sin el núcleo dirigente, vanguardia de los trabajadores la victoria del proletariado más avanzado y concentrado del planeta contaba con muchas adversidades a las que debía sortear, tales como los colaboracionistas de clase del SDP prontos a formar un gobierno de conciliación de clases para salvar la republica burguesa.
Ayudados por desmovilizados del ejército del Kaiser, derrotados y fanatizados por las bandas derechistas, formaran la columna dura de la reacción blanca en Alemania, no solo caerá el alzamiento obrero e Berlín y Múnich, que después con la heroica dirección de los militantes espartaquistas se recordara como la revolución espartaquista; la contemporización será la muerte de la revolución de diciembre de 1918 y enero de 1919. Lo repetía Karl Radek, enviado del Partido Bolchevique a las barricadas alemanas, en sus extensas cartas sobre la situación de la revolución alemana, tan necesaria para arraigar la revolución rusa y empujar la revolución mundial. La indecisión de los revolucionarios alemanes, junto al criminal papel colaboracionista de la dirigencia del SPD le cortara el aire al alzamiento espartaquista y cobrara en la noche del 15 de enero de 1919 la vida de sus máximos dirigentes, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht.
El legado sigue inmanente, no solo en el pueblo alemán, sino en los pueblos del mundo
Estamos a 100 años de la caída en combate de los máximos líderes de los trabajadores alemanes, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht. La burguesía alemana que con el tiempo abrazaría a su hijo bastardo, el fascismo como único salvador del orden burgués ante el auge del bolchevismo y de la revolución socialista. Esa misma burguesía que fusilo en masa cuando cayó la efímera república soviética de Baviera, pensó equivocadamente al dar la orden a los perros rabiosos del momento de eliminar y desaparecer los cuerpos de los máximos líderes del proletariado alemán, que quedaría sepultado el intento de derrocarles, pero esa tentativa fracaso.
En estos días Europa se estremecer ante el resurgimiento de la extrema derecha filofascista, que no es otra cosa que el miedo a la burguesía de detener el auge de la lucha por la libertad de los oprimidos. En Francia históricamente aletargada tantas veces por el patriotismo anti alemán, se puede ver carteles y retratos de Rosa Luxemburgo llevada, no como la líder martirizada de una revolución alemana, sino como la luchadora inclaudicable caída en combate en una de las tantas batallas que ha librado la humanidad por su liberación, como lo es hoy la lucha de los Chalecos Amarillos.
En Berlín la solidaridad del pueblo alemán con los chalecos amarillos franceses parece avecinar el germen de una nueva primavera de los pueblos, como aquella de 1848 cuando Marx se convenció del papel revolucionario de los trabajadores; en esas mismas manifestaciones de solidaridad con los oprimidos de Francia, ondean banderas y se alzan retratos de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, esto demuestra que los trabajadores y en general las clases oprimidas tienen memoria, y esta no se puede borrar a golpes, ni con sangrías de miles de muertos caídos bajo la violencia de la reacción de todos los tiempos; la tradición de lucha es inalterable, se puede menguar su recuerdo unos años, se puede intentar su olvido, pero es imposible cambiar la composición molecular de la memoria y los laberintos del recuerdo son parte de la tradición entera de la humanidad, de esa tradición Rosa Luxemburgo por su esencia ocupa uno de los espacios más altos en el olimpo de las y los luchadores por el socialismo y la libertad de la humanidad.