Por Oliverio Mejía
El cuatro de febrero de 1992 un contingente militar se levantó en armas contra el gobierno electo del odiado Carlos Andrés Pérez, del partido Acción Democrática, hecho que marcó el ascenso político del chavismo como corriente de izquierda en el panorama venezolano, y que en años posteriores se volverá hegemónica dentro del Estado burgués en el siglo XXI y con respaldo de masas.
Antecedentes
A partir de 1958, tras el derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, se estableció en el pais un bipartidismo conformado por los partidos Acción Democrática (AD) socialdemócrata y el socialcristiano Comité de Organización Político Electoral Independiente (COPEI), a partir de lo que se llamo el Pacto de Punto Fijo, al cual se agregó el liberal Unión Republicana Democrática (URD). Estos partidos eran expresiones de la burguesía venezolana y factores dominantes los dos primeros en el régimen político, hasta mediados de la década del noventa del siglo pasado.
El régimen político se caracterizó por el dominio de AD y COPEI principalmente, y la URD como adlátere de estos, excluyendo a expresiones de izquierda, sobre todo al Partido Comunista Venezolano (PCV), siendo este la mayor organización, la cual tuvo cierta presencia a nivel sindical, por lo menos en sus inicios.
El modelo económico social por su parte, se caracterizó por ser de carácter populista y clientelar, lo cual fue posible gracias a la bonanza petrolera -en la década de los setenta AD nacionalizó la industria petrolera- y distribuyó en la población parte de la riqueza producida por la explotación petrolera. Otra característica del modelo fue también el reconocer los intereses de las fracciones burguesas, de las élites políticas, establecer mecanismos clientelares en sectores populares y el surgimiento de una aristocracia obrera vinculada al Estado con la Confederación de Trabajadores de Venezuela.
Sin embargo, tal modelo no resolvió la desigualdad -además de ser altamente dependiente del imperialismo estadunidense-, acelerando las luchas populares, lo cual hizo reaccionar al régimen con la represión al ascenso obrero, pero sin que hubiera quiebres constitucionales como en otras partes de la región.
Esto hizo que del PCV, rompiendo con las orientaciones de Moscú, se lanzara a la formación de guerrillas con las denominadas Fuerzas Armadas de Liberación de Venezuela; sin embargo, debates internos al interior de la izquierda desmontaron la lucha guerrillera ante el cerco militar y el poco apoyo de las masas, creando escisiones al interior de PCV, con la aparición del Partido de la Revolución Venezolana (PRV), que mencionaremos posteriormente, y otros grupos como el maoísta Bandera Roja (BR). En la década de los setenta, tras la quiebre del estalinismo aparecerán del seno comunista el Movimiento Al Socialismo (MAS), influenciado por el eurocomunismo y en los ochenta La Causa Radical (LCR).
La crisis provocada por el aumento de las tasas de interés en los países centrales a inicios de los ochenta afectó fuertemente a Venezuela; esto se vio acompañando de una caída de los precios del petróleo, llevando a un sobre endeudamiento de la economía y a la devaluación del Bolívar. A pesar de que el gobierno de Jaime Lusinchi logró una restructuración de la deuda, a finales de la década el problema se agudizaba.
En 1988 llega al gobierno por segunda vez Carlos Andrés Pérez, quien ante la reducción de los ingresos estatales debido a que los precios de la principal fuente de divisas se redujeron, generando una suerte de desequilibrios monetarios, prometió no aplicar políticas económicas liberalizadoras; negoció con el Fondo Monetario Internacional (FMI) el acceso a fuentes de financiamiento externo; de tal manera que aplicó una serie de medidas neoliberales, en lo que se conoció como el Gran Viraje. Así, redujo los subsidios al combustible, aumentó las tarifas al transporte público, se privatizó empresas estatales procedentes del modelo populista, privatizando parcialmente la estatal de petróleos PDVSA, se realizó además una reforma fiscal regresiva con la creación del IVA, entre otras cosas más.
Esto provocó un aumento de los combustibles en un 100 por ciento y de las tarifas de los servicios públicos en un 30 %. Todo esto generó una reducción de los ingresos per cápita de un 25 %, reduciendo los salarios de toda la clase trabajadora y mandando a la informalidad a buena parte de ésta, situación que nunca fue revertida por el chavismo.
El 27 de febrero de 1989 la población de los barrios empobrecidos de Caracas, ante la situación económica, explotó en furia en lo que se conoció como el Caracazo. Primero por medio de protestas contra las figuras del poder político en el centro de la ciudad, y pese a su espontaneidad, existían algunas formas organizadas con los Tupamaros, el Socialista y Revolución (Trotskistas) y la LCR, BR, el PCV, impugnando al gobierno de turno.
La respuesta de la Guardia Nacional (GN) y las fuerzas policiales fue una feroz represión, que llevó a degenerar en una escalada de saqueos nunca antes vista. En los días siguientes, la GN y la policía política, la DISIP, realizaron una serie arrestos y desapariciones de pobladores de los barrios, lo que organismos de derechos humanos nacionales e internacionales calificaron como una amplia violación a los derechos humanos de parte del gobierno.
Esta rebelión calificada, como la primera contra el esquema neoliberal impuesto por el FMI, llevó a una crisis en el gobierno de Pérez, que provocó la oposición de varios sectores sociales, generándose el caldo de cultivo para la sublevación militar de 4 de febrero de 1992 y la subsiguiente del noviembre de ese mismo año.
El surgimiento de la figura de Chávez
Una corriente interna al interior en las Fuerzas Armadas Venezolanas se fue incubando desde inicios de la década de los ochenta, denominada Movimiento Bolivariano Revolucionario Dos Mil (MBR-2000). Esta corriente empezó a contactar a antiguos guerrilleros del PRV que, como vimos anteriormente, continuó con la lucha guerrillera unos años más, hasta que tuvo que dejar las armas; sin embargo, cambiaron su estrategia al establecer vínculos con militares de alta; esta corriente, a su vez, fue asumiendo una perspectiva nacionalista revolucionaria y son ellos los que se levantan, siendo militares activos, en estos dos golpes de Estado.
Desde el Fuerte Tiuna en Caracas, iniciaron un cerco al palacio presidencial de Miraflores, esperando que se levantara en armas la base aérea de La Carlota, situada al este de la ciudad, lo cual no sucedió. Sin embargo, varias bases militares en las ciudades de Valencia, Maracaibo y Maracay (donde se encuentra la principal base área) se pusieron de lado de los rebeldes.
El operativo contaba con que los jefes del alto mando militar se pusieran del lado del alzamiento golpista y entregarle el poder al ex presidente Rafael Caldera. Sin embargo, lo primero no sucedió, y allí es donde aparece la figura del teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías, quien dirige un operativo contra Miraflores esperando que la guardia presidencial se sublevara. A su vez, en varios barrios del oeste de Caracas la población salió a festejar y a sumarse a la asonada, pero esto o no fue aprovechada o no bastaba, lo cual, ante los enfrentamientos en torno al palacio presidencial, el oficial de más alto rango a cargo, es decir Chávez, tuvo que rendirse, ante la ausencia de la sublevación de los guardias de palacio.
En total se calcula que el alzamiento militar provocó 18 soldados muertos y 80 heridos. En los días subsiguientes, nuevamente la DISIP se dedicó a encarcelar y llevar a tribunales militares a los alzados como Chávez y otros; así como a desaparecer civiles que simpatizaron con la intentona golpista. Todo esto precipitó el colapso del gobierno de Pérez.
En noviembre, otra intentona fue dirigida por el coronel Francisco Arias Cárdenas, comandante de la fuerza área, que se sublevó, sumándose buena parte de la aviación militar, aunque no de las otras armas, realizándose un enfrentamiento aéreo entre sublevados con aviones franceses Mirage y leales al gobierno con F16 estadunidenses.
Esta vez el apoyo popular fue nulo, quizás porque pesaba la desilusión del resultado del primer golpe, y porque las organizaciones populares y de izquierda no convocaron a una huelga de masas en los momentos en que estaba fresca la sublevación militar del 4 de febrero, asumiendo así la dirección del proceso.
El gobierno de Carlos Andrés Pérez, fue acosado por una serie de investigaciones por hechos de corrupción y señalado de responsabilidades en la represión al Caracazo y en los intentos de golpe de Estado; la Asamblea Nacional lo destituyó el 20 de mayo de 1993, asumiendo provisionalmente primero Octavio Lapage y a las semanas siguientes, Ramiro José Velázquez.
Las ilusiones democráticas
Una vez fuera del gobierno Pérez, se genera una reestructuración del régimen político, aunque ya con una fractura irreparable del denominado puntofijismo, eclosionando con ello los partidos políticos tradicionales de 1958 y anticipando el ascenso de la llamada revolución bolivariana con Chávez a la cabeza, pero recomponiendo las ilusiones electoralistas de la población.
En diciembre de 1993 se llevarían a cabo elecciones generales que fueron ganadas por Rafael Caldera, quien ya había sido presidente anteriormente por el partido COPEI y que ahora se presenta con su partido Convergencia, en alianza con una serie de partidos de izquierda, desde el MAS, el PCV y otros, a excepción de LCR que cuestiona esa alianza.
Caldera, como parte de sus promesas, libera a Chávez y otros lideres golpistas, en un evento que fue acompañado por la movilización de la población, lo que anunciaba el prestigio de este ante las masas, situación que anunciaba la creación de un bloque de fuerzas de izquierda dominando por sectores pequeño burgueses procedentes del campo militar, que se pusieron a la cabeza de una rebelión popular cuyo inicio fue 1989.
Caldera promete eliminar las medidas neoliberales, lo cual no cumple, aplicando la llamada Agenda Venezuela, que provoca el quiebre del sistema financiero y la afectación de los ahorros de la población, debilitando su base política; pero la izquierda espera para las elecciones de 1998, usando de pretexto que las ilusiones por un cambio electoral pesaban.
En diciembre de 1998 se realizan elecciones generales que son ganadas por Hugo Chávez con la alianza Gran Polo Patriótico, el MBR-2000 se convierte en el Movimiento V República logrando la mayoría en el parlamento, formando parte, además, el PCV, LCR, MAS, y otros partidos menores. La derecha no logra convertirse en una fuerza importante, teniendo una sangría de los principales partidos como AD y COPEI en una serie de partidos ultra conservadores, especialmente del segundo.
En 1999 se llevaron a cabo elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente, donde el chavismo logró 121 de los 128 escaños y la participación sube al 70 %, la más alta en la historia reciente y que se mantendrá así en las siguientes elecciones hasta mediados de la década siguiente, cuando la desilusión por el proyecto de la revolución bolivariana empezará a hacer mella. Dentro de la coalición oficialista empiezan las diferencias sobre el curso del chavismo, dando pie a que partidos como LCR y el MAS rompan, aunque hacia posiciones conservadoras.
Por su parte, Chávez prometió recomponer el Estado de bienestar, pero quebrando con el rentismo y la dependencia petrolera. Sin embargo, la mejora en los precios del petróleo y el mayor control de los ingresos petroleros a partir del 2000, hacen volver a las épocas del distribucionismo populista, que ni siquiera el golpe de estado derechista de 2003, donde se promete avanzar al socialismo, lo logra.
Los partidos burgueses quedan muy golpeados a partir de 1999, sin respaldo popular, e intentarán salidas golpistas y saboteadoras, pese al referéndum de 2007, que pierde el chavismo y será hasta 2015 que logran nuevamente la mayoría en la Asamblea Nacional, ante el rumbo cada vez mas autoritario de Chávez y de recomposición del capitalismo con Nicolás Maduro.