LEON TROTSKY
Hizo su testamento
y se entrega a la muerte
con la misma pasión que ardió su vida.
Por un instante la retiene
Y por fin la consigue,
El preso encadenado en Coyoacán
por la adhesión de todas las iras del mundo.
A este gigante
de corazón de león
le cupo en suerte ser artista
en los más importantes
sucesos de su tiempo.
Y dio la talla.
Era el número uno
por su pasión e inteligencia.
No en vano sopesaron a la hora de su muerte
A estado su cerebro como así el corazón
y superó con creces
la media de los Hombres.
El preso encadenado en Coyoacán
por la adhesión de todas las iras del mundo,
hace que el ritmo de su vida sea:
un verso humano.
Y conducido se derrama
Sobre sí mismo,
sobre la humanidad y hacia la historia
donde se queda,
a modo de arquetipo de la constante llama.
Y no era un Dios.
Francisco Fenoy